Un estudio sugiere que la selva amazónica ya contribuye al cambio climático en vez de ralentizarlo

  • La Amazonia ya no puede compensar el calentamiento de la atmósfera

  • La deforestación en la Amazonia fue en 2020 la más alta en 12 años

  • Las áreas intactas de la selva almacenan hasta 200 gigatoneladas de carbono

Más de 30 científicos han llevado a cabo un estudio que sugiere que la Amazonia está empeorando el cambio climático. El aumento de las temperaturas, la sequía, los incendios y la deforestación han mermado la capacidad de la selva tropical más grande del mundo para absorber dióxido de carbono de la atmósfera, y por el contrario emite ahora grandes cantidades de gases de efecto invernadero, dicen los investigadores.

La investigación, apoyada por la National Geographic Society y publicada en Frontiers in Forests and Global Change, es la más completa sobre la influencia de la cuenca del Amazonas en el clima global hasta la fecha. La Amazonia ya no puede compensar el calentamiento de la atmósfera por la quema de combustibles fósiles, dicen sus autores.

Siempre se ha hablado de la selva amazónica como un sumidero de dióxido de carbono, el gas más abundante de los que calientan el planeta, pero esto no es así en la actualidad en toda su extensión.

“Las hojas verdes absorben CO2 del cielo, convirtiéndolo a través de la fotosíntesis en carbohidratos que terminan en troncos leñosos y ramas a medida que crecen los árboles. En árboles y suelos ricos en carbono, el Amazonas almacena el equivalente a cuatro o cinco años de emisiones de carbono provocadas por el hombre, hasta 200 gigatoneladas de carbono”, publica el ‘National Geographic’.

La tala, la construcción de embalses, la minería y la agricultura en los últimos años han hecho las cifras de deforestación sean cada vez más altas, alcanzando un máximo de 12 años en 2020.

Emisiones de metano

Además, recuerda este estudio, las lluvias ahora caen en ráfagas masivas con mayor frecuencia que antes, provocando inundaciones que contribuyen a la misión de otro gas: el metano. Los microbios del suelo producen este gas, más potente para el efecto invernadero que el CO2, y los árboles “actúan como chimeneas, canalizando ese metano a la atmósfera”, explica.

“Los otros dos agentes importantes del cambio climático son el óxido nitroso (N2O) y el metano (CH4). Estos gases no duran tanto en la atmósfera como el CO2, pero son mucho más potentes que los gases de efecto invernadero: atrapan 300 veces más calor por molécula que el CO2, en el caso del N2O”, informa un artículo de ‘Science Alert’.

“A nivel mundial, las emisiones tanto de metano como de óxido nitroso han aumentado sustancialmente en las últimas décadas. Y ahora, con este análisis y el gráfico a continuación, podemos apreciar cómo estos gases menos estudiados inclinan la balanza en el Amazonas, específicamente”, continúa.

Es necesario, coincide otro estudio publicado en ’Nature’, reducir las emisiones brutas de la deforestación tropical como estrategia de mitigación del cambio climático, al tiempo que se destaca la contribución sustancial, pero a menudo subestimada, de los bosques primarios y secundarios más antiguos intactos a la eliminación de dióxido de carbono.