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Un grupo de científicos de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, NASA, ha llevado a cabo un experimento de detección de rayos cósmicos con sorprendentes resultados: se han encontrado partículas que podrían ser de fuera de nuestro universo.
Pero el descubrimiento no queda ahí, sino que los expertos aseguran que podría existir la evidencia de un universo paralelo, al lado del nuestro, con unas reglas de la física totalmente distintas.
Así lo explica el físico experimental de partículas en la Universidad de Hawa, Peter Gorham, autor del estudio publicado en la Universidad de Cornell y recogido por Republic World. En él explica la importancia de la Antena Transitoria Impulsiva Antártica de la NASA, conocida como ANITA, que transporta antenas electrónicas sobre la Antártida, lugar elegido por su poco ruido para que no condicione el experimento.
Es habitual que del espacio exterior provengan constantemente partículas de alta energía, algunas de ellas un millón de veces más poderosa que cualquiera que podamos generar en nuestro universo. Los neutritos de baja energía pasan a través de la Tierra sin ningún problema, pero los objetos de mayor energía no pueden hacerlo por la materia sólida del planeta.
Por ello, si están llegando partículas de alta energía, solo pueden hacer sido detectadas bajando del espacio exterior. Pero al detectar una partícula más pesada implica que esas partículas están viajando hacia atrás en el tiempo.
El extraño fenómeno todavía se está estudiando y hay diferentes opiniones científicas sobre él. Una de las explicaciones posibles que ha concluido la NASA tras este experimento es que, en el momento del Big Bang se crearon dos universos paralelos que funcionan a la inversa.
En ese mundo espejo, por tanto, las leyes de la física serían al revés de cómo las conocemos: lo positivo sería negativo, la izquierda sería la derecha y el tiempo correría hacia atrás. Un hallazgo sorprendente que todavía tiene que profundizarse.
Desescalando las restricciones por la pandemia del COVID19, la NASA ha reanudado las actividades de prueba en la primera etapa de su cohete de alcance lunar SLS, de 65 metros, con el regreso de trabajadores limitados para realizar trabajos en el Centro Espacial Stennis de la agencia.
Durante el conocido como 'Green Run', se realiza la primera prueba integrada de arriba a abajo de todos los sistemas de etapas centrales de vuelo antes de su primer vuelo Artemisa I. Todas las pruebas se realizarán en el banco de pruebas B-2 en los próximos meses y culminarán con un encendido de ocho minutos de duración completa de la etapa central con sus cuatro motores RS-25, como durante un lanzamiento real.
"Este es un paso importante hacia la reanudación del trabajo crítico para apoyar el programa Artemisa de la NASA que aterrizará la primera mujer y el próximo hombre en el polo sur de la Luna para 2024", dijo el director del Centro Stennis, Rick Gilbrech.
"Aunque Stennis permanece en la Fase 4 del Marco de Respuesta a la COVID-19 de la NASA, evaluamos las condiciones estatales y locales y trabajamos con el liderazgo de la agencia para desarrollar un plan para aumentar de manera segura y metódica el trabajo crítico hacia el lanzamiento de la próxima gran era de la exploración espacial."
Stennis pasó a la Fase 4 el 20 de Marzo, con solo personal necesario para realizar actividades esenciales para la misión relacionadas con la seguridad del centro. El Centro de Vuelo Espacial Marshall en Huntsville, Alabama, y la Instalación de Montaje Michoud en Nueva Orleans, que están construyendo el SLS, también se encuentran en la Fase 4.