Hacer una domiciliación bancaria evita retrasos, recargos y cortes de suministros

  • Domiciliar tus recibos es rápido y sencillo, y te ayuda a evitar problemas

  • Se trata de una autorización que recibe tu banco para pagar determinadas facturas con cargo a tu cuenta

Puede que alguna vez te hayas preguntado cómo hacer una domiciliación bancaria y cuáles son las ventajas de hacerlo frente a otras formas de cumplir con tus obligaciones en materia de gastos y suministros. La domiciliación barcaria consiste en una autorización que recibe el banco de tu parte para que, de forma periódica, pague las facturas que recibas por parte de determinadas empresas (por ejemplo, suministro de agua, luz, gas, Internet…) Se trata de una vía cómoda para olvidarte de cualquier acción relacionada con estos pagos: simplemente, cada mes se te cobrará la cantidad correspondiente a cada factura y podrás cancelar esa autorización cuando quieras.

¿Cuáles son las ventajas de la domiciliación bancaria?

Sin duda, la principal ventaja de optar por la domiciliación bancaria es la comodidad. Ahorrarás tiempo de gestión y evitarás retrasos, impagos y posibles recargos debidos a despistes a la hora de abonar tus facturas, ya que éstas se pagarán automáticamente (siempre y cuando existan fondos para atenderlas, claro está, aunque algunas entidades ofrecen productos tipo “Siempre cubierto” que te permiten seguir pagando de forma automática aunque tu cuenta entre en negativo, a veces y bajo ciertas circunstancias, con intereses).

Con ello evitarás impagos, posibles recargos, cortes de suministro… que puedan derivarse de una mala gestión de tus facturas. Es la opción que menos fallo humano admite.

¿Y las desventajas de la domiciliación bancaria?

Existen, con todo, algunas desventajas, como el hecho de que, si no estás pendiente de cada recibo, puedas perder un poco el control sobre las cantidades que se te cobran y por qué conceptos. Incluso que alguna compañía siga cobrándote por error después de darte de baja.

Además, a veces el proceso de cancelar una domiciliación puede ser igual de tedioso que pagar las facturas mes a mes. Pagarlas por tu cuenta requiere tiempo, sí, pero también te da cierta libertad e independencia con respecto a la empresa suministradora del servicio. Compartirás menos información sensible con las empresas con las que estés vinculado.

¿Cuáles son los pasos para hacer una domiciliación bancaria?

Para pedir una domiciliación bancaria, simplemente debes solicitarlo a tu banco, a través de una orden de domiciliación bien presencialmente, bien por teléfono, bien a través de su web o app. Es un proceso gratuito (a la entidad le conviene mantener esa vinculación contigo) y, de hecho, muchas veces tener domiciliados cierto número de recibos con tu banco te permite acceder a ciertas ventajas o a ciertos tipos de productos más favorables para ti.

Para que sea válida, deberá incluir una serie de datos básicos:

  • Especificar en el encabezado que se trata de una orden de domiciliación de adeudo directo SEPA
  • Incluir referencia a la orden de domiciliación (el número que identifica el documento de la orden de domiciliación, y que combina 35 caracteres , incluyendo tanto números como letras)
  • Incluir los datos del acreedor (identificador del acreedor, que es un código asignado por el banco; nombre y dirección)
  • Incluir los datos del deudor (nombre, dirección)
  • Incluir el código de la entidad, el IBAN de la cuenta del deudor, el tipo de pago (recurrente o único), fecha, lugar y firma.

En cuanto a lo que puedes domiciliar, lo más habitual suelen ser los recibos de suministros, pero también el pago de impuestos (especialmente en el caso de profesionales autónomos y empresas), entre otras cosas.