Cambio de hora

El impacto en nuestros bolsillos de la eliminación del cambio de hora: tendría consecuencias en el consumo doméstico

Cambio de hora
Los cambios de horario pueden repercutir directamente en el rendimiento y el absentismo laboral.. Pixabay
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El Gobierno de España ha anunciado su intención de proponer a la Unión Europea la eliminación definitiva del ajuste horario a partir de 2026. Sin embargo, esta posibilidad pone sobre la mesa un asunto que afecta tanto al bienestar como al bolsillo de los ciudadanos.

Las cifras respaldan el cambio de rumbo. Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el ahorro derivado del cambio horario no supera el 0,1% del consumo energético anual, una cantidad insignificante si se compara con el gasto global de más de 250.000 gigavatios hora (GWh) que registra España cada año.

Por el contrario, los efectos negativos sobre la salud, la productividad y el rendimiento económico generan pérdidas que se estiman en miles de millones de euros anuales.

Un claro impacto económico directo sobre la productividad

Uno de los principales efectos del cambio horario está relacionado con la pérdida de productividad laboral.

El desajuste del ritmo circadiano —el reloj biológico interno que regula el sueño y la actividad— afecta al rendimiento durante varios días. Un informe conjunto de la London School of Economics y la European Time Use Initiative concluye que, tras cada cambio de hora, la productividad de los trabajadores europeos disminuye entre un 2% y un 4% durante al menos dos semanas.

Esa reducción temporal supone un coste medio de entre 700 y 800 euros por empleado al año en los países de la Unión Europea.

Si se aplica ese cálculo a la población laboral española, el impacto podría superar los 6.500 millones de euros anuales, equivalente a un 0,5% del PIB, según estimaciones de la Barcelona Time Use Initiative.

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha advertido de que estos efectos se amplifican en España por la estructura de sus jornadas laborales, tradicionalmente más extensas y con horarios de entrada y salida más tardíos que en el resto de Europa.

Además, datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) indican que los trabajadores españoles duermen una media de 7 horas y 6 minutos, frente a las 8 horas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta privación de sueño repercute directamente en el rendimiento y en el absentismo laboral.

Influencia en el consumo energético y en los hogares

La eliminación del cambio de hora también tendría implicaciones en la factura eléctrica y en el consumo doméstico.

En la actualidad, los hogares ya no dependen tanto de la iluminación como de otros factores energéticos. Con la expansión de las bombillas LED y de los electrodomésticos eficientes, el gasto en luz artificial representa apenas un 5% del consumo doméstico total, mientras que la climatización —calefacción y aire acondicionado— supera el 40%, según el IDAE.

Un informe de la Comisión Europea de Energía de 2022 señalaba que en los países del sur de Europa, como España o Italia, el cambio horario puede incluso aumentar el uso del aire acondicionado en verano hasta un 3%, al desplazar las horas de actividad hacia momentos más calurosos del día.

Este incremento de la demanda eléctrica genera picos de consumo que acaban repercutiendo en el precio final de la energía.

Por tanto, mantener un horario fijo y coherente con la luz solar permitiría estabilizar la curva de consumo energético y facilitar la planificación de la red eléctrica.

De acuerdo con los cálculos del IDAE, la diferencia entre conservar el horario de verano o el de invierno apenas supondría un ahorro inferior al 0,2% del consumo anual total, es decir, unos 150 GWh, una cifra insignificante frente a los beneficios que reportaría la estabilidad horaria en términos de salud y eficiencia laboral.

Efectos macroeconómicos en el PIB y en el bienestar

Más allá del ámbito doméstico, la medida podría tener un impacto positivo en la economía nacional. Un estudio de la Barcelona Time Use Initiative destaca que sincronizar los horarios laborales y escolares con el ciclo natural de luz incrementaría la productividad en torno a un 12%, además de reducir los niveles de estrés y absentismo.

Esa mejora en el rendimiento general podría elevar el PIB en hasta medio punto porcentual anual, lo que se traduciría en miles de millones de euros adicionales en actividad económica.

El propio Banco de España ha advertido en varios informes sobre la necesidad de mejorar la organización del tiempo laboral para elevar la competitividad del país. Una estructura horaria más racional —sin interrupciones bruscas por cambios de hora— favorecería la conciliación, aumentaría la calidad del descanso y reduciría los problemas de salud asociados a la falta de sueño, que cuestan al sistema sanitario cerca de 2.000 millones de euros al año, según datos del Ministerio de Sanidad.

En términos económicos, un trabajador mejor descansado rinde más y comete menos errores, lo que reduce los costes empresariales asociados a la baja productividad y los accidentes laborales.