El cierre de los bazares chinos: una consecuencia de la inflación y la presión fiscal

Un hombre pasa al lado de una tienda cerrada, a 27 de octubre de 2022, en Madrid (España). Foto de archivo
Un hombre pasa al lado de una tienda cerrada, a 27 de octubre de 2022, en Madrid (España). Foto de archivo. Carlos Luján / Europa Press
Compartir

Detrás de los bulos que circulan por las redes sociales, los bazares chinos no están cerrando porque se avecina una gran crisis económica, una pandemia o una guerra.

La realidad es mucho más sencilla y tangible: el cierre de muchos de estos establecimientos en España responde a una combinación de factores económicos concretos como la inflación, el aumento del salario mínimo, la subida de los alquileres y, sobre todo, una mayor presión fiscal.

PUEDE INTERESARTE

Durante años, los bazares chinos han sido un pilar del pequeño comercio en cientos de barrios de toda España. Su modelo de negocio basado en productos económicos y una gestión familiar intensiva había logrado resistir varias crisis. Sin embargo, la situación actual está obligando a muchos de estos emprendedores a bajar la persiana.

Una tormenta perfecta para los pequeños negocios

La inflación en España ha impactado de lleno en los pequeños negocios. En el caso de los bazares chinos, cuyos márgenes de beneficio son ya de por sí ajustados, el alza de precios de los productos que importan desde Asia ha supuesto un duro golpe.

PUEDE INTERESARTE

La inflación no solo encarece la mercadería, sino que también repercute en la energía, el transporte y otros suministros necesarios para el funcionamiento diario.

Este escenario ha generado una pérdida de competitividad. Muchos clientes han reducido sus compras, priorizando productos de primera necesidad, lo que ha hecho que estos comercios vean caer sus ingresos sin poder trasladar completamente el aumento de precios al consumidor.

PUEDE INTERESARTE

La presión fiscal como carga insostenible

Otro de los factores más determinantes es la presión fiscal. Los autónomos chinos, al igual que otros pequeños empresarios, han visto cómo se han endurecido los controles y las obligaciones tributarias. Esto incluye declaraciones más estrictas, inspecciones más frecuentes y una menor flexibilidad administrativa.

La inflación y los impuestos fuerzan el cierre de muchos bazares chinos en España, pero no lo hacen de manera aislada. La combinación de ambos elementos está erosionando poco a poco la viabilidad de estos negocios, que ya no pueden mantenerse con los mismos recursos y estrategias de hace apenas una década.

Tradicionalmente, los bazares chinos eran negocios familiares donde varias generaciones participaban. Sin embargo, hoy en día los hijos de esos primeros emprendedores no tienen intención de continuar con el negocio. Muchos se han formado en universidades españolas y prefieren empleos con horarios más regulares y menos exigentes.

Esta falta de relevo generacional también está acelerando los cierres. Sin mano de obra familiar dispuesta a continuar, muchos dueños prefieren cerrar antes que contratar empleados externos, lo que implicaría aún más costes y complejidad administrativa.

Cambios en los hábitos de consumo

Los consumidores también han cambiado. Aunque los bazares siguen ofreciendo una amplia variedad de productos, el auge del comercio electrónico y la digitalización ha reducido considerablemente la afluencia de clientes a las tiendas físicas. Plataformas como Temu, Shein o Amazon permiten adquirir productos similares con envío a domicilio y, en ocasiones, a precios más bajos.

Este cambio ha afectado especialmente a los comercios que no han invertido en tecnología o adaptación digital. Muchos bazares siguen funcionando con modelos analógicos y con una oferta que ya no resulta tan atractiva para las nuevas generaciones.

La lucha diaria de los autónomos extranjeros

Además, el laberinto burocrático y la escasa ayuda por parte de las administraciones tampoco ayudan. En muchas ocasiones, estos pequeños empresarios se enfrentan a trámites complejos, escasa información en su idioma y pocas facilidades para resolver problemas legales o fiscales.

La percepción de abandono institucional es común entre muchos de ellos. A pesar de llevar años contribuyendo a la economía local, sienten que su esfuerzo no se valora ni se protege frente a las dificultades actuales.

Un modelo de negocio que necesita reinventarse

Aunque muchos bazares chinos están cerrando, otros están intentando adaptarse. Algunos han comenzado a especializarse en productos más específicos, como tecnología, hogar o papelería. Otros han introducido sistemas de pago electrónico, redes sociales y catálogos digitales para captar nuevos clientes pero son aún muy pocos.

Sin embargo, la transición no es fácil ni está al alcance de todos. La inflación y los impuestos fuerzan el cierre de muchos bazares chinos en España, pero también la falta de innovación, la rigidez legal y el aislamiento empresarial contribuyen a que la transformación se produzca con dificultad.

El paisaje urbano de muchas ciudades españolas está cambiando, y con él, también desaparece una parte importante del tejido comercial que ha marcado la vida cotidiana de muchos barrios.

Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail. 

Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.