España podría tener el 5% de la producción mundial de litio si explotara sus yacimientos

  • El último gramo de litio que salió de minas españolas se remonta al año 2010. Desde entonces se importa todo el mineral necesario

Casualidad (o no), el mapa geológico más antiguo de España representa la riqueza minera de Extremadura. Elaborado por un cartógrafo francés en el año 1834 sitúa los principales indicios mineros en esta comunidad. Entre ellos estaba el litio, que hace 185 años no serviría para gran cosa. Hoy sin embargo este ‘oro blanco’ se ha convertido en un material clave para el desarrollo de las baterías de los coches eléctricos del futuro y también para el almacenamiento de energía renovable.

“Extremadura es uno de los centros más importantes de exploración minera en este momento”, aseguraba hace tres años un informe del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). La afirmación sigue vigente a día de hoy. Además del litio del gran yacimiento de Valdeflores (Cáceres), también se puede encontrar este mineral en otras zonas del país. “A lo largo de toda la frontera con Portugal hay litio”, explica Roberto Martínez, jefe de área de recursos minerales del IGME. “Hay en Salamanca, Zamora, la zona interior de Galicia y también en Almería y Granada en forma de salmueras”.

El inventario de litio en Europa es bastante pobre: prácticamente solo hay en la península ibérica. “Ya nos tocó la primitiva hace millones de años. España es rica en sustancias minerales donde tenemos un potencial muy grande”, asegura Juan José Cerezuela, presidente de honor de Confedem, la patronal de la industria minera. “El litio es una sustancia crítica y estratégica, según la Unión Europea. España podría tener una posición estratégica muy relevante”.

En Asia, las empresas tecnológicas tejen alianzas estratégicas con compañías productoras para asegurarse el suministro de la materia prima y poder abastecer a sus industrias. En España se habla de la posibilidad de utilizar la fuera de la industria automovilística para no solo convertirnos en meros productores de litio, sino en fabricantes también de las baterías del futuro. La Unión Europea considera “estratégico” su desarrollo y nuestro país está tratando de meter cabeza. China hoy por hoy, produce el 80% de las baterías.

El último litio español

El último gramo de litio que salió de una mina española se remonta al año 2010. “Nuestra producción ha sido siempre muy pequeña y estaba ligada a la explotación de otros minerales como el plomo”, explica Martínez del Instituto Geológico y Minero.

Desde hace nueve años nuestra dependencia es total: importamos todo el litio que necesitamos y que se termina aplicando en la industria de la cerámica, el vidrio y en la fabricación de baterías, fundamentalmente. “La demanda de litio ha crecido pero tampoco una barbaridad: se ha multiplicado por dos en los últimos años. En este caso hablamos más de expectativas que de consumo”, argumenta Martínez. “Las perspectivas se centran en el potencial de desarrollo del vehículo eléctrico. Eso supondría fabricar muchos millones de baterías en poco tiempo. Pero son expectativas porque la implantación del coche eléctrico es todavía muy baja”.

Ahora mismo, entre los grandes productores mundiales de litio figuran países como Australia o Chile. Si España explotara todos sus yacimientos de este mineral podría conseguir una cuota mundial de entre el “3% y el 5%”, según los cálculos del IGME. Portugal, que ha abierto dos explotaciones nuevas recientemente, tendría un porcentaje similar. Seríamos los únicos dos países europeos en esta lista.

España 'supermineralizada'

Además del mineral de moda, España es también rica en wolframio, vanadio, cobalto, níquel, cobre, potasa, tántalo… Muchos son también considerados materias primas críticas para el futuro. El vanadio, por ejemplo, permite almacenar grandes cantidades de energía. El wolframio se utiliza en los teléfonos móviles y se considera tan estratégico como el oro. “Creo que tenemos muchas oportunidades en este tipo de materias primas. Se podrían generar miles de millones de riqueza para la economía y puestos de trabajo de calidad. En la industria el empleo es estable porque hay que formarlo”, sostiene Cerezuela. Este ingeniero de minas jubilado, Director General de Minas en los años ochenta, cree que la minería ayudaría a rellenar esa España vaciada, ya que los yacimientos se encuentran bajo su suelo. En el caso de la mina de litio de Cáceres, atascada en procesos burocráticos y con el rechazo de una parte de la población, la explotación podría suponer cerca de 1.000 empleos en la comarca, según Cerezuela.

“Es posible que existan dudas sobre la viabilidad o sostenibilidad medioambiental de yacimientos concretos”, admite Martínez del IGME. “Pero si queremos hacer una transición energética, la electrificación de los sistemas de transporte es clave y ahí el litio es fundamental. Negarse por principios a extraerlo de la tierra me parece incongruente”.