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¡Ay si los hoyos hablaran! La historia de la Hacienda del Álamo Golf & Spa Resort de Fuente del Álamo (Murcia) es la historia de un complejo inmobiliario junto a un campo de golf modélico que la crisis se llevó por delante. Catalunya Banc lo traspasó en sus horas más bajas (vamos, cuando la rescataron) a la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb), también conocido como el "banco malo".
Siete años y una inyección de 18 millones de euros después, resurge de sus cenizas. Hace un año se cedió su gestión a la cadena estadounidense Sheraton. La Hacienda será la sede de la trigésimo segunda edición del Campeonato PGA de España de golf entre el 12 y el 14 de diciembre.
El golf es un escaparate de promoción para el complejo de la Hacienda del Álamo y para la Sareb. Este campo de golf es uno de los mejores de España:
Aunque pueda extrañar, entre los activos que el banco malo recibió hace siete años de las entidades bancarias rescatadas, encontramos el rastro del lujo. El complejo hotelero cuenta con:
En la misma Hacienda, la Sareb pone a la venta unos 150 inmuebles entre los 95.000 y los 167.000 euros sin impuestos. Quién sabe si algún deportista pujará por uno de ellos después del evento.
En el año 2012 la casa de subastas estadounidense Kennedy Wilson ofreció descuentos de hasta el 70 por ciento en 50 inmuebles de lujo en la Hacienda del Álamo. Se podía optar a la compra desde apenas 33.000 euros por inmuebles que, antes de la crisis, superaban los 370.000 euros. A precio de saldo, supuso el desembarco de estas entidades especializadas que siguieron la estela de los llamados fondos buitre.
El de Álamo no es el único campo de golf que acabó en la cartera del banco malo. Esta especie de coche escoba del ladrillo de los bancos es propietaria de más campos; en total seis, de los que cuatro están listos para hacer el recorrido de 18 hoyos.
Cuando pinchó la burbuja el valor de estos terrenos, de los inmuebles y las fincas lastraban los balances de los bancos. Así que se reagruparon en la Sareb, que tiene un 45,9% de capital público. Según el diseño con el que se creó, todos las propiedades deberán liquidarse antes de que termine 2027. El año pasado su pérdidas ascendieron a 878 millones de euros, un 55 % más que el ejercicio anterior