Toma nota: cómo identificar si tu hijo tiene adicción a la tecnología

identificar si tu hijo tiene adicción a la tecnología
Fomentar actividades alternativas es clave para prevenir esta adicciónFreepik
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MadridLa tecnología se ha convertido en una herramienta indispensable en nuestro día a día. Tanto para educar hasta para entretenernos está presente continuamente. No obstante, el uso excesivo de dispositivos electrónicos por parte de niños y adolescentes ha hecho que se genere una creciente preocupación entre padres, educadores y profesionales de la salud. La adicción a la tecnología es un fenómeno cada vez más notable que puede llegar a afectar al desarrollo emocional, social y académico de los menores.

Qué es la adicción a la tecnología

La adicción a la tecnología se refiere al uso compulsivo y descontrolado de dispositivos electrónicos como pueden ser teléfonos móviles, tablets, ordenadores o videoconsolas. Esta conducta puede interferir de manera negativa en las actividades diarias, relaciones personales y responsabilidades académicas de los menores.

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Señales de alerta

Conseguir identificar si un hijo está desarrollando una adicción a la tecnología puede ser algo bastante complicado. Sin embargo, existen ciertas señales que pueden indicar que se está convirtiendo en un problema el uso de la tecnología.

  • Aislamiento social: se prefiere interactuar con dispositivos en vez de participar en actividades sociales o familiares.
  • Irritabilidad o ansiedad: se producen cambios de humor cuando se limita o interrumpe el uso de dispositivos.
  • Desinterés por otras actividades: ya no disfruta de los hobbies o actividades que antes le gustaban.
  • Alteraciones del sueño: hay una dificultad para conciliar el sueño o somnolencia durante el día por el uso nocturno de dispositivos.
  • Disminución del rendimiento académico: se comienza a tener calificaciones más bajas y se detecta una falta de concentración en las tareas escolares.
  • Mentiras sobre el tiempo de uso: el menor comienza a ocultar o minimizar el tiempo que pasa frente a las pantallas para no recibir represalias.
  • Necesidad constante de estar conectado: comienza a sentir ansiedad por revisar constantemente el teléfono o por estar conectado a internet.
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Qué impacto tiene esta adicción en la salud mental y física

El uso excesivo de la tecnología, especialmente cuando se trata de edades tempranas, puede tener consecuencias importantes en la salud mental de los menores. Distintos estudios han relacionado un consumo elevado de pantallas con un incremento en los niveles de ansiedad, depresión y síntomas de aislamiento social.

Cuando van creciendo y se produce una sobreexposición a redes sociales, puede generar una comparación constante con otros, lo que en algunos casos puede derivar a una baja autoestima, sensación de fracaso o inseguridad respecto a la imagen corporal.

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En el plano físico, uno de los efectos más comunes es la alteración del sueño. Muchos adolescentes utilizan el móvil o la tablet justo antes de dormir. Esto no solo retrasa la hora de descanso, sino que la luz azul que emiten las pantallas puede interferir en la producción de melatonina, la hormona responsable del sueño. Como consecuencia puede provocar insomnio, despertares nocturnos y un descanso insuficiente, lo que va a afectar al rendimiento escolar y el estado de ánimo durante el día.

El sedentarismo es otra de las consecuencias directas de esta adicción. Pasar horas sentado frente a una pantalla hace que la actividad física se reduzca drásticamente, aumentando el riesgo de sobrepeso, problemas posturales y enfermedades metabólicas. A esto se suman los efectos sobre la visión: la fatiga ocular digital, caracterizada por sequedad, picor o visión borrosa, es cada vez más frecuente entre niños y adolescentes.

Qué se recomienda a los padres

El papel de los padres es fundamental para poder prevenir el desarrollo de una adicción tecnológica en sus hijos. Una de las primeras estrategias consiste en establecer límites claros en cuanto al uso de dispositivos electrónicos. La Asociación Española de Pediatría recomienda no más de una hora diaria para los niños de una edad comprendida entre los 2 y los 5 años, y un uso controlado y equilibrado para mayores de esa edad. Para poder controlar este tiempo se recomienda que se delimiten horarios específicos para videojuegos, redes sociales o consumo de contenido para poder crear una rutina saludable para ellos.

Además, es esencial ofrecer alternativas atractivas que no impliquen tecnología. Practicar deportes, fomentar la lectura, inscribirse en actividades extraescolares o simplemente jugar juntos en familia son algunas de las acciones que no solo van a equilibrar el tiempo frente a pantallas, sino que fortalecen los vínculos afectivos. Cuando los niños se sienten realmente conectados emocionalmente con sus padres, es más sencillo que respeten los límites que se establecen.

Evidentemente, el ejemplo de los adultos es crucial. No se puede exigir a un adolescente que desconecte del móvil si ve que sus padres lo usan constantemente. Debido a esto, se recomienda que se creen espacios en el hogar libres de tecnología como pueden ser los dormitorios o incluso establecer un “apagón digital” a cierta hora del día para poder fortalecer el vínculo familiar.

Supervisar el contenido que consumen es fundamental. Esto no quiere decir que se tenga que vigilar constantemente ni tampoco ser invasivos con su privacidad. Se deben conocer qué aplicaciones utilizan, con quién interactúan y qué tipo de información reciben. Esta supervisión se puede realizar de manera participativa, interesándose realmente por sus gustos digitales, algo que va a ayudar a que haya una comunicación mucho más fluida.

Por último, se debe hablar sobre la tecnología y sus riesgos desde una edad temprana. Cuando los niños comprenden el porqué de los límites, se les explica cómo las redes pueden afectarles distorsionando la realidad o cómo el juego excesivo puede hacer que su bienestar se vea afectado, es más sencillo que puedan desarrollar una actitud crítica y responsable frente a la tecnología.