Acceso a la Universidad 2025

Cómo gestionar el tiempo durante los exámenes de la nueva PAU

Controlar los nervios durante el examen es fundamental. EP (ARCHIVO)
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MadridCon la llegada de la nueva Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) en 2025, el enfoque de los exámenes ha cambiado bastante. El nuevo modelo, más competencial, exige que los estudiantes no solo memoricen datos, también tienen que demostrar su capacidad de análisis, síntesis y argumentación. Además, de una elección inteligente de las asignaturas optativas. Este nuevo paradigma obliga a preparar no solo el contenido, sino también la forma de enfrentarse al examen. Saber cómo gestionar bien el tiempo se convierte en una habilidad tan importante como dominar el temario.

Cada prueba tiene una duración de 90 minutos, y éstos pueden parecer suficientes, pero si no se administran bien, pueden llegar a ser una trampa para quienes se extienden demasiado en una pregunta y, después, se quedan sin tiempo para el resto. En este artículo, compartiremos cómo organizar el tiempo durante la PAU 2025 para evitar el bloqueo y mejorar los resultados.

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Conocer la estructura y duración de los exámenes

Lo primero para una gestión óptima del tiempo es entender el formato del examen. En la PAU 2025, cada prueba tiene una duración de 90 minutos. Las preguntas se han diseñado con un enfoque competencial, esto implica que no solo hay cuestiones tipo test o ejercicios numéricos, sino también redacciones, análisis de textos, resolución de problemas aplicados y argumentaciones.

Además, en las comunidades autónomas con lengua cooficial, como Cataluña, Galicia o País Vasco, se suma una quinta prueba obligatoria. Entre examen y examen, se establecerá un descanso mínimo de 30 minutos para facilitar la recuperación mental y física de los estudiantes.

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Planificar el tiempo durante el examen

Una vez que se sabe cuánto tiempo se tiene, el siguiente paso es distribuirlo con lógica. No todas las preguntas van a ser igual de complejas, pero sí que suelen tener una ponderación similar. Por ejemplo, si un examen tiene tres bloques de preguntas que valen lo mismo, lo ideal sería dedicar unos 25-30 minutos a cada uno, dejando al final de 5 a 10 minutos para poder repasar el examen.

La planificación no debe ser rígida, pero sí orientativa. Muchos expertos recomiendan leer todo el examen nada más empezar y decidir en qué orden se va a ir respondiendo. Comenzar por la pregunta que más se domina ayuda a ganar confianza, entrar en ritmo y asegurar una buena parte de la nota desde el principio. Las más complicadas pueden dejarse para más adelante, cuando ya se haya conseguido parte del trabajo.

Es fundamental no perder de vista el reloj. Llevar un reloj de pulsera, además del tiempo que se indique en el aula, puede ayudar a controlar mejor cada fase. Si una pregunta está llevando más tiempo del que se tenía previsto, se debe valorar si continuar o pasar a la siguiente para no perder ni un minuto.

Utilizar técnicas de gestión del tiempo

Además de planificar el examen, es esencial entrenar la gestión del tiempo durante la preparación previa. Una de las herramientas que más se recomiendan por pedagogos y psicólogos educativos es el Método Pomodoro. Esta técnica consiste en estudiar por bloques de 25 minutos, haciendo descansos de 5 minutos entre ellos. Una vez que se han completado cuatro bloques, se haría un descanso largo de 15 o 30 minutos.

Este método ayuda a evitar la fatiga mental, mantener la concentración y establecer hábitos de estudio sostenibles. Además, favorece la memorización a largo plazo y la motivación, ya que el estudio se divide en metas pequeñas que son asumibles.

Otra herramienta muy útil para poder controlar el tiempo es realizar simulacros de examen tanto en casa como en clase. Cronometrarse y simular las condiciones del aula real ayuda a entrenar el ritmo que se va a necesitar el día de la prueba. No es lo mismo saber resolver un ejercicio en un ambiente tranquilo, que hacerlo bajo presión y con tiempo limitado.

Preparar todo con antelación

La noche de antes del examen no es el momento para improvisar. La correcta gestión del tiempo comienza fuera del aula. Es fundamental preparar con antelación todo aquello que se necesite: DNI, bolígrafos de repuesto, calculadora si es una asignatura técnica, y revisar bien dónde está la sede y el horario de la convocatoria.

También es importante preparar el cuerpo y la mente. Dormir al menos 7-8 horas es esencial para poder rendir, y escoger una cena ligera va a facilitar el descanso. El día del examen, se recomienda tomar un desayuno equilibrado, que incluya hidratos de carbono de absorción lenta, proteínas y algo de fruta. Esto ayudará a mantener la energía y la concentración.

Se debe evitar estudiar a última hora, es mejor repasar de forma ligera, pero sin intentar abarcar demasiado. Llegar al aula con sensación de control y descanso puede marcar la diferencia entre un examen que se resuelve con claridad a otro lleno de bloqueos.

Mantener hábitos saludables ante y durante el examen

Durante los días anteriores al examen, es aconsejable mantener una rutina: horarios regulares, evitar pantallas justo antes de dormir, paseos al aire libre, y limitar el consumo de cafeína o bebidas energéticas. Estos hábitos ayudarán a regular el sistema nervioso y a llegar más centrado al día del examen.

También es importante aprender a manejar la ansiedad con técnicas de respiración, visualizaciones positivas o incluso, con ejercicios breves de mindfulness.