Qué hacer si tu hijo tiene miedo a participar en clase: consejos para potenciar su seguridad
El miedo a participar en clase es más común de lo que puede parecer, pudiendo condicionar el aprendizaje y la autoestima de muchos niños si no se sabe gestionar bien
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MadridEs habitual que algunos niños no quieran participar en clase, pero no por falta de conocimiento, sino por timidez, miedo o ansiedad social. Este miedo se puede manifestar en situaciones cotidianas como hablar delante de compañeros, responder preguntas o unirse a actividades grupales. Esto no tiene que ser confundido con desinterés: detrás de este comportamiento suele haber un profundo deseo de contribuir, pero acompañado de inseguridad.
La evaluación educativa actual reconoce que la participación en clase no solo refleja conocimientos, sino también habilidades socioemocionales como la confianza, la inteligencia emocional y la asertividad. Identificar y apoyar a los niños con este miedo a participar no solo va a mejorar su experiencia académica, sino también su bienestar y desarrollo personal.
Comprender el miedo a participar
El miedo a participar en clase puede ser una forma de ansiedad social. Es propia de niños con baja tolerancia al juicio externo, temor al error o vergüenza por hablar en público. Cuando este miedo impide el desarrollo personal, provoca síntomas físicos o limita la interacción, es momento de intervenir.
Esto es común en etapas de transición, como cuando hay un cambio de ciclo o de colegio, aunque también puede continuar en cursos superiores sin un motivo externo confirmado. Cuando se detecta a tiempo se evita que se convierta en un patrón limitante.
Validar sus emociones
La validación emocional es el fundamento para acompañar con eficacia a un niño con miedo. Reconocer sus emociones sin minimizar ni ridiculizar, refuerza la confianza necesaria para abrirse y expresarse.
Psicólogos del Child Mind Institute recuerdan que muchas veces se intenta evitar el sufrimiento, pero esto puede provocar que el niño no aprenda a autorregularse. Por lo que, el acompañamiento de incluir la experiencia del miedo, no su supresión.
Estrategias para motivar la participación en casa
El hogar es un espacio crucial para fomentar la seguridad en uno mismo, y los padres pueden tener un papel muy activo para ayudar a sus hijos a vencer el miedo a participar. Una de las estrategias más recomendadas por psicólogos infantiles es establecer pequeños retos dependiendo de su nivel de confianza. Puede ser que lea un fragmento de un libro en voz alta o que explique con sus palabras cómo resolvió un problema de matemáticas. Este tipo de prácticas hacen que ellos vean que es normal expresarse en voz alta y le dan la oportunidad de experimentar el éxito en un entorno seguro y libre de juicios.
Además, se recomienda reforzar de manera positiva cualquier intento, por pequeño que sea. No se trata solamente de premiar los logros, sino de reconocer el valor del esfuerzo y la valentía de enfrentarse a una situación incómoda. Aunque se caiga en la sobreprotección, hay que evitarla. Como padres y madres puede surgir el deseo de “salvar” al niño de momentos difíciles, pero impedirle vivir ciertas experiencias también le priva de poder aprender a superarlas. Se debe guiar, acompañar y apoyar interviniendo lo mínimo posible.
Apoyo desde la escuela
El aula debe ser un espacio de seguridad, no de amenaza. El papel del profesorado es fundamental para garantizar que todos los estudiantes, especialmente los más reservados, encuentren su forma de participar. Una estrategia fundamental es fomentar un clima de respeto y escucha activa, donde no se penalicen los errores y se valore cada aportación, por sencilla que sea.
También es importante ofrecer alternativas a la participación oral espontánea. Muchos centros están implementando dinámicas como el aprendizaje cooperativo, el trabajo en pequeños grupos o los “turnos pactados”, que permiten intervenir sin exponerse tanto. De todos modos, la participación en clase no debe entenderse solo como hablar en público, sino también como colaborar, escuchar, preguntar o ayudar a otros. Ampliando esta idea de participación, se hace que muchos más alumnos puedan sentirse como parte activa de la clase.
Ejercicios para socializar y ganar habilidades
Fomentar habilidades sociales en entornos cotidianos es fundamental para reducir la ansiedad que sienten algunos niños al participar en clase. Actividades como puede ser el juego cooperativo, los deportes de equipo o los talleres creativos permiten trabajar la comunicación, el respeto al turno de palabra y la escucha activa sin que los niños sientan que están siendo evaluados. Estos entornos más lúdicos generan experiencias positivas de interacción que luego pueden transferirse al contexto escolar.
Otra técnica es el modelado, es decir, enseñar cómo se hace una intervención o cómo se expresa una idea. Padres y docentes pueden hacer pequeñas demostraciones, por ejemplo, de cómo saludar al comenzar una exposición o cómo responder a una pregunta. Ver a adultos o compañeros hacer estas acciones de forma natural y segura ayuda al niño a interiorizar la estructura del comportamiento esperado y reduce la incertidumbre que tanto le inquieta.
Otros recursos son los juegos con marionetas, el teatro de sombras o las dramatizaciones, éstas permiten al niño experimentar roles diferentes en un entorno simbólico. Al principio se pueden utilizar como un ensayo sin exponerse personalmente, y con el tiempo, esta práctica puede ir dando paso a una participación real más natural.