Nacer en los últimos meses del año tiene efectos en los niños: "Son más vulnerables a una mala salud mental"
La Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología ha analizado las correlaciones entre la denominada “edad relativa” y la salud mental
La ansiedad, los trastornos de alimentación y las adicciones, problemas "más comunes" en niños y adolescentes
Un nuevo estudio llevado a cabo por la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU) ha analizado cómo afecta la “edad relativa”, –es decir, la diferencia de edad que puede llegar a haber en un grupo de personas nacidas en el mismo año–, en la salud mental; una iniciativa que ha arrojado distintas conclusiones tras varios años recopilando datos de una amplia muestra sobre más de un millón de niños y adolescentes.
Concretamente, el estudio, publicado en la revista 'BMJ Peadiatrics Open', ha sido llevado a cabo sobre 1.109.411 ciudadanos de Noruega de entre 4 y 17 años, todos nacidos entre 1991 y 2012.
Con la información de los registros sanitarios del país, el estudio se marcó el objetivo de identificar los llamados “efectos relativos de la edad”, evaluando concretamente si los niños y adolescentes nacidos a finales de año reciben un diagnóstico de trastornos de salud mental con mayor frecuencia que sus compañeros nacidos a principios de año.
Para ello, se establecieron cuatro periodos de tres meses, observando los resultados de los nacidos entre enero, febrero y marzo; abril, mayo y junio; julio, agosto y septiembre; y octubre, noviembre y diciembre.
Los nacidos en los últimos meses del año, ¿con más diagnósticos en trastornos de salud mental?
"Nuestros hallazgos muestran que los miembros más jóvenes de una clase escolar tienden a ser diagnosticados con una enfermedad mental con mayor frecuencia que los mayores”, apunta Christine Strand Bachmann, investigadora de doctorado en el Departamento de Salud Pública y Enfermería de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU).
Según defienden, en el estudio hallaron la misma tendencia en otros trastornos neuropsiquiátricos, como retrasos en el desarrollo en áreas como el lenguaje, las habilidades académicas y las habilidades motoras.
Por otro lado, analizando los datos concluyeron que las niñas prematuras más pequeñas tenían un riesgo significativamente mayor de ser diagnosticadas con trastornos emocionales, como ansiedad, depresión y trastornos de adaptación, en comparación con las niñas prematuras mayores del mismo grupo de año.
"Sabemos que los niños y adolescentes nacidos prematuramente ya son más vulnerables a una mala salud mental y social en comparación con los niños y jóvenes nacidos a término”. “Para los prematuros, los riesgos asociados a nacer a finales de año se suman a esta vulnerabilidad”, señala Strand, que añade que, según creen, “estos hallazgos, que muestran un aumento en el número de diagnósticos psicológicos en los alumnos más pequeños, pueden estar relacionados en parte con la forma en que organizamos nuestro sistema educativo”.
“El sistema escolar no puede atender adecuadamente a niños con un comportamiento normal, pero más inmaduro", subraya, sugiriendo al respecto que las posibles soluciones podrían pasar por la flexibilidad en las fechas de inicio de clases o apoyo adicional.