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Una galerna arrasó ayer Vizcaya. El viento se aceleró de golpe a 100 km/hora y pilló a varios ciclistas en la calle, que tuvieron que parar y agacharse agarrados a las vallas y bancos. La ráfaga fría recorrió desde las costas hasta Bilbao e hizo caer el termómetro de más de 30ºC a menos de 20ºC en cuestión de minutos. Te contamos a qué se ha debido y cómo se ha vivido.
No solo en el País Vasco. La estación meteorológica en el Aeropuerto de Asturias registró a su vez una caída de la temperatura y un aumento drástico de la humedad y la presión, y también allí el viento cambió de dirección y velocidad como por arte de magia.
La galerna es un fenómeno relativamente frecuente en las costas del Cantábrico, sobre todo en esta época del año tan variable en lo meteorológico. Pero a pesar de serlo, siempre resulta sorprendente por su virulencia y porque es fugaz. Unos minutos (a veces una hora) en que parece que el cielo se viene encima y, de repente, vuelta a la calma atmosférica.
Esto que más de uno seguramente asociaría ayer a Jumanji en medio de una pandemia que todavía resulta surrealista a momentos, se debe al 'encontronazo' de dos masas de aire. La superficie estaba caldeada. Hacía calor y en general buen tiempo para los paseos, y de pronto un frente frío asociado a la borrasca que se acercó al noroeste de la Península Ibérica cambió el viento. De soplar del suroeste pasó a hacerlo del oeste/noroeste, es decir, entraba desde el mar con humedad.
Resultado: árboles tirados en la Gran Vía de Bilbao y caos en otras zonas más próximas a la playa en la provincia de Vizcaya.
Por impredecible que pueda parecer, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) sí lo avisó el lunes. De hecho, estuvo activo desde las 15:00 horas el aviso amarillo por posibles galernas tanto en Asturias como en Cantabria y el País Vasco, y se advirtió de que las rachas podrían acelerarse a fuerza 7. Para el resto de la semana, a pesar de las lluvias que puedan darse puntualmente en estas zonas propias de la primavera, no se esperan más galernas.