Las semifinales, que se desarrollarán a partir del mediodía del viernes, parece que tampoco se librarán de los chubascos. El día arrancará con tormentas aseguradas que, según vayan pasando las primeras horas de la mañana, irán perdiendo fuerza hasta convertirse en lloviznas sin importancia. Para cuando den inicio ambos duelos (en los que se decidirán los dos finalistas para la victoria), la probabilidad de precipitaciones será mínima, con nubes medias y altas que se mantienen.
Tras unos días bastante inestables, el fin de semana (y el Roland Garros 2017) pondrá punto y final con cielos bastante más despejados. Nada asegura que no caigan algunas gotas, aunque de forma leve, sobre la pista de tierra batida más famosa de Europa. Así que, aunque sea de forma anecdótica, mucho ojo: la victoria de este año podrá acabar pasada por agua.
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