Además de los daños producidos en la propia ciudad, también las carreteras se han llenado de agua. Tal es el caso de la N-330, con balsas de agua y coches parados durante horas.

Por otro lado, las bibliotecas y la Universidad de Zaragoza también se han inundado. El agua ha traspasado puertas y ventanas.

En el momento de mayor intensidad, se ha podido registrar hasta granizo.

En cuanto al corte del tranvía, se ha formado una balsa de agua en uno de los tramos que realiza y por el cual el servicio ha tenido que ser cancelado durante horas.