Cuánto hay de normal en que no haya nevado hasta ahora en enero

Marcos Fernández 19/01/2019 11:20

Por regla general, entre diciembre y enero suele instalarse el anticiclón y bloquear la entrada de borrascas a la Península. De ahí que también sea tan típico de estas fechas "las amplitudes térmicas que tenemos en algunas capitales" y "las nieblas tan densas con cencelladas", apunta nuestra meteoróloga, Rosalía Fernández.

Enero es un mes anticiclónico

Hace pocas semanas hablábamos de que, al contrario de lo que se piensa, el invierno no es la estación de las borrascas. El otoño y la primavera son los terrenos abonados a la inestabilidad e, incluso, el verano es más propenso a situaciones de inestabilidad.

Y, de momento, este enero está cumpliendo las pautas punto por punto. También lo señalaba esta semana en un apunte de su blog, Ángel Rivera. Y es que podemos dividir enero en dos tandas claramente diferenciadas.

La primera es la que estamos padeciendo (para los amantes de los inviernos duros y nivosos) hasta inicios de la segunda quincena del mes. Hasta los santos de Antón y Sebastián, de los días 17 y 20, enero se caracteriza por el dominio de las altas presiones que dejan grandes fríos, sobre todo, nocturnos. Es aquí cuando se producen las heladas más llamativas alcanzando mínimas de diez grados bajo cero.

*Imagen: Mapa con frentes previsto para el sábado, 12 de enero. / AEMET

Estas marcas que nos parecen tan asombrosas no deberían sorprendernos. Fernández recuerda que "en situaciones de inversiones térmicas" ocurre que las mínimas se desploman hasta valores muy bajos mientras que en áreas de alta montaña "nos movemos en mínimas en positivo". De hecho, no pasa un año sin que esta situación ocurra. De ahí que cada invierno tengamos las "estampas típicas de cencelladas en puntos de Valladolid, Zamora, Huesca o Lleida", así como otras zonas ubicadas en valles y cercanas a ríos.

¿Con nieve?

Si tiramos de histórico, enero debería darnos una alegría conforme se acerque el fin de mes. Tras la entrada fría de este jueves, "que apenas durará unas 48 horas, se impondrán de nuevo los cielos despejados, las nieblas y la calma", recuerda Fernández. Esto será así hasta finales de la próxima semana.

Es entonces cuando enero tendrá que ser fiel a la tradición y "retire el anticiclón de nuestras cabezas y dar paso a la entrada por el norte y oeste de precipitaciones". Estas pautas son las que suelen repetirse cada enero aunque si bien es cierto hay que remontarse al año 2007, por ejemplo, para encontrar un arranque tan nefasto de temporada de esquí y escasez de nevadas.

Si los modelos se cumplen, y también las estadísticas del histórico de los meses de enero previos, este debería ser el escenario para alegría de esquiadores y amantes del invierno. De hecho, a partir del 19 o 20 si parece que la nieve empieza a asomarse sin temor por nuestras montañas.

Invierno con retraso, enero desplazado

Poco se habla de que el invierno cada vez entra más tarde o de que las estaciones se desplazan. En los últimos años, es un hecho constatado, tanto como que el verano se estira al inicio y al final (salvo en el extraño 2018 que acabamos de dejar atrás).

Es importante destacar este punto porque puede ser una de las causas por las cuales la nieve que tanto ansiamos y pedimos a enero no esté llegando. De ser así, el tradicional enero no habrá hecho sino desplazarse unas semanas y comerse parte de febrero (como ya ocurrió en 2018) para dejarnos nevadas por muchos puntos de la Península.