Diez años del 15M: historia de ¿un éxito o un fracaso?

  • Cuatro expertos analizan para Informativos Telecinco el impacto del 15M en la sociedad y política española

  • Los grandes problemas por los que la juventud salió a la calle siguen ahí

  • ¿Habrá un nuevo 15M? ¿Volverá el bipartidismo? ¿El fin de Iglesias es el fracaso del 15M?

15 de mayo de 2011. "Dormíamos, despertamos" fue el lema de la acampada iniciada el 15 de mayo de 2011 en la Puerta del Sol de Madrid. Todo bajo el cántico de 'no nos representan'. Diez años después, sigue habiendo motivos para levantarse, tal vez más. El parón económico generado por el coronavirus ha golpeado con dureza a la juventud española, que todavía no se había recuperado por completo de la anterior crisis económica. La llaman la generación perdida. Los más críticos, estafada. Porque cumplieron el contrato social y vivirán peor que sus padres. Con contratos más bajos, más precarios y con una inestabilidad en sus vidas que no cesará. Ya han vivido la crisis de 2008 y ahora viven la de 2021.

El 15M fue un grito de auxilio, pero las cosas no han mejorado. Por eso, son muchos los que ven en ello una revolución frustrada. Y los datos demuestran que diez años después las cosas no están mejor que esa tarde de 2011.

Año 2021 versus 2011. Si nos miramos al espejo somos más mayores, pero no mejores. Los datos recogidos en el Observatorio de Emancipación Juvenil reflejan los peores niveles de emancipación desde el año 2001: solo el 17% de las personas jóvenes españolas viven emancipadas. El primer hijo se tiene ahora un año más tarde que en 2011, a los 31,1 años.

El desempleo en el conjunto de la Unión Europea (UE) cerró el año 2011 en el 9,9%. Según los datos de Eurostat España era entonces el país con peores cifras de empleo con una tasa de paro del 22,9% y un desempleo juvenil que afectaba a uno de cada dos personas. Actualmente solo 3 de cada 10 jóvenes tiene un empleo y al menos un tercio de las personas jóvenes con empleo se encuentran en situación de ERTE. La temporalidad también ha subido. Uno de cada cinco jóvenes de los que sí tienen trabajo está en riesgo de pobreza y exclusión social, y más del 55% tiene contratos temporales, según el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España.

Según los datos actualizados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 55% de los menores de 30 años vive hoy con sus padres. La cifra supone el mayor porcentaje desde el año 2013. Un trabajador menor de 30 años tenía que dedicar de media al pago del alquiler en el primer semestre de 2020 más del 85% de su salario, frente a algo más del 50% que destinaba a comienzos de 2011. Solo el Salario Mínimo Interprofesional ha subido de 748 a 950 euros.

Cómo lo recuerdan los que lo vivieron in situ

Juan, Silvia, Enrique, Marta y Olivia son cinco de esos miles de jóvenes que hace una década se organizaron a través de Internet para crear un movimiento asociativo que canalizó el descontento social ante la ciclogénesis económica y política del momento. "Si le preguntaras a cada una de las personas que estuvieron qué fue el 15M, hay tantas opiniones como participantes", asegura a Efe Juan, quien con 33 años estuvo en la primera manifestación de Democracia Real Ya, se mantuvo durante los 28 días de la acampada en la Puerta del Sol y fue miembro de la Comisión Legal del 15M.

Tanto Silvia (1990) como Olivia (1989) y Marta (1984) coinciden en que el "caldo de cultivo" del 15M fue el movimiento estudiantil contra el Plan Bolonia y la creación de la Plataforma Jóvenes Sin Futuro con su lema "Sin casa, sin curro, sin pensión. Juventud sin miedo. Recuperando nuestro futuro. Esto es solo el principio". "Es una pena pero diez años después estas reclamaciones siguen estando encima de la mesa porque los jóvenes seguimos en la precariedad", lamenta Silvia. Se emociona al recordar los días de la acampada que vivió con "la ilusión de estar haciendo algo muy importante por una generación" -incluso llegó a realizar sus trabajos universitarios en Ciencias Políticas tras noches durmiendo al raso-, pero asume que con el tiempo "se ha demostrado que el engranaje del sistema es muy difícil de cambiar y los ciudadanos son solo hormiguitas que pueden cambiar lo que tienen cerca". "Los movimientos organizativos no son pura improvisación. Yo sigo en mi barrio en diferentes asociaciones y estoy intentado cambiar mi realidad con las ideas que adquirí del 15M", cuenta.

Para Olivia, el 15M logró trasladar al debate público una "indignación oculta" sobre temas que apenas se abordaban hasta entonces, pero lamenta que estos "eslóganes claros" no se transformaran en consensos políticos y las "élites" sigan "sin apostar por la justicia social". "El 15M fue un momento para poner temas encima de la mesa y abordar diferentes problemas que sacudían la sociedad. Eso fue el 15M, y luego derivó en asociaciones o en partidos políticos, pero en la acampada de Sol lo revelador fue el diálogo, no la acción", agrega Marta. Diez años después, Juan, Silvia, Enrique, Marta y Olivia coinciden en la unión generacional que fomentó el 15M y en la creación de una conciencia que demostró que hay otras formas de hacer política, más allá de las instituciones.

¿Fue entonces un fracaso o un éxito el 15M?. No hay una respuesta clara. Pablo Simón, profesor de ciencia política en el Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad Carlos III de Madrid, José Pablo Ferrándiz, Cofundador e Investigador Principal de Metroscopia, Carlos Rico Motos, Profesor adjunto de la Universidad Pontificia Comillas y Andreu Casero Ripollés, experto en comunicación política y catedrático del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Jaume I de Castellón, analizan esta realidad para Informativos Telecinco. Y sí, hay luces y sombras.

Los éxitos del 15M

Pablo Simón considera que entre los elementos positivos del 15M está haber inculcado en la población una menor tolerancia a la corrupción que ha obligado a los partidos a incluir propuestas de transparencia, de pérdidas de aforamiento. No solo eso. El aumento del interés político de los jóvenes se ha duplicado desde 2011 pasando del 20 al 40%. Y eso se ha mantenido. Andreu Casero está de acuerdo, "antes del 15M se hablaba de desafección política como concepto fetiche, desde el 15M no ha vuelto a aparecer en el debate social y político. Ahora tenemos otros problemas, como la polarización".

Simón también reconoce que muchos de los movimientos que ahora tienen fuerza como el 8M o Me Too le deben mucho a la espontaneidad del 15M. Y valora también el hecho de que el movimiento no estuviera controlado por nadie, por más que a lo largo de los años ese sentimiento pudiera ser capitaneado por Podemos. José Pablo Ferrándiz está de acuerdo en que el 15M se basaba en una desconfianza generalizada sin que ningún partido pudiera decirse que estaba detrás.

El 15M ha dejado una huella clara; la fragmentación política, y otra no menos importante: el uso de internet para la movilización y el discurso político algo con lo que coincide Casero. "Ha incorporado formas innovadoras de comunicación política, particularmente en la gestión de las redes sociales y el entorno digital. El 15M renovó, introduciendo nuevas tácticas y estrategias, la gestión de la comunicación generando sinergias entre los medios convencionales (televisión y prensa) y las plataformas digitales (YouTube, Twitter, WhatsApp, etc.).

Andreu Casero cree que globalmente y en perspectiva el 15M puede considerarse un éxito. "Han cambiado muchas cosas en la política española. No sólo han aparecido nuevos partidos (Podemos, Más Madrid, BComú... sino, y más importante, temas que no estaban en el debate político, –como el derecho a la vivienda o la defensa de los colectivos sociales más débiles–, que se han incorporado al mismo. Eso es un éxito".

En esta línea, Carlos Rico considera que la apuesta por el pluralismo político es una de los grandes éxitos del 15M, así como el éxito a la hora de usar internet como herramienta política.

"El 15M convirtió a España en un laboratorio político de primer orden a nivel mundial en cuanto a transformaciones políticas. Hemos sido mirados por muchas personas y países como modelo y hemos estado en la vanguardia de la experimentación democrática", señala Casero.

Los fracasos del 15M

La principal oportunidad perdida es la falta de renovación de nuestros mecanismos democráticos para mejorar la participación ciudadana en la política y renovar las instituciones, coinciden los expertos, que creen que la realidad ha demostrado que no hay soluciones simples y naif para los problemas reales. Carlos Rico es crítico con el movimiento en el sentido de que puso en entredicho la calidad de una democracia asentada y pudo introducir el germen del populismo en nuestra sociedad. Porque la democracia ya era real en 2011 y además más liberal que hoy donde la polarización es casi irrespirable. Rico cree que una muestra de que el sistema no era tan perverso es que los nuevos partidos se incorporaron al sistema. Y la realidad ha demostrado que el pueblo es diverso.

Rico considera que si miramos los logros tenemos que hablar de fracaso, porque la desafección con la política sigue ahí, la desconfianza en las instituciones permanece, el uso de las mismas -como el CIS, RTVE- no ha cesado. "Es posible que las expectativas que generaron Rivera y Podemos como consecuencia del 15M fueran excesivas".

¿El fin de Pablo Iglesias tiene paralelismos con el 15M?

Andreu Casero no cree que el 15M se pueda equiparar a Pablo Iglesias o reducir a su figura y trayectoria. "Pablo Iglesias surge con el 15M, pero luego genera una trayectoria y una agenda política propia y diferenciada. Por lo tanto, su fracaso no puede considerarse el fracaso del 15M". Pablo Simón tampoco cree que Iglesias defina el 15M porque el movimiento surgió de una forma azarosa, no era homogéneo. Carlos Rico sí considera que fue el que capitalizó el movimiento y que su fracaso también ha sido en parte el de este.

Por su parte, José Pablo Ferrándiz considera que si bien Iglesias tuvo la inteligencia de aunar en un partido el sentimiento o espíritu del 15M, siguió enfadado cuando la sociedad no lo estaba, intentó dividir cuando la población quería diálogo -al igual que lo quiso siempre el 15M- y defraudó porque estuvo en el Gobierno pero no puedo cambiar la realidad. "Por eso siempre remarcó que él no tenía el poder ni gobernaba, y seguía hablando de otros poderes", para evitar esa sensación de defraudar.

¿Habrá un nuevo 15M?

No cree Pablo Simón que volvamos a ver un movimiento como el 15M aunque cree que este es el final del principio de otros movimientos. Casero considera que "el 15M tenía una dimensión global (su agenda temática era muy amplia) y es difícil que surja algo similar. Es más probable que sigan apareciendo protestas más específicas y especializadas como Me Too o Black Lives Matters, que pretenden denunciar y transformar una cuestión concreta".

José Pablo Ferrándiz cree que hoy hay problemas que se asemejan a los que provocaron el 15M como los problemas de la vivienda, la crisis mundial y económica, ahora también sanitaria, parecido a un 15M donde la crisis social e institucional era evidente y con un elemento añadido que era la corrupción, como una bomba de relojería. La gente no quería ir a votar y no se veía ni alternativa ni Gobierno. Ahora el malestar puede surgir de nuevo, está ahí, pero no parece que vaya a acabar en la formación de nuevos partidos o en un movimiento parecido al 15M. "Tal vez giremos hacia la tecnocracia, aunque aquí no hay un Draghi que genere unanimidad. "Lo que sí existe hoy que coincide con el 15M es una sensación de cansancio, incertidumbre y preocupación".

¿Volverá el bipartidismo?

Andreu Casero considera que "parecía que el 15M había matado y enterrado al bipartidismo, pero una década después con Ciudadanos al borde de la desaparición y Podemos en un situación de impasse por el cambio de liderazgo ese diagnóstico quizá tenga que revisarse". Pablo Simón no está para nada de acuerdo con esta opinión y considera que el pluralismo político, la fragmentación, serán una constante en los próximos años. Carlos Rico también considera que aunque pueda haber una mayor concentración será complicado volver a un bipartidismo. Ferrándiz tampoco cree que volvamos a la época de las mayorías absolutas y lanza una última frase que demuestra que si algo ha cambiado en estos 10 años es la velocidad en la que ha cambiado todo. De hecho, sus alumnos no se acuerdan del 15M.