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Hace apenas unos días, el 11 de agosto, el Gobierno anunciaba un plan para traer a España a los traductores afganos que habían ayudado a las tropas españolas. Ante el inexorable avance de los talibanes, la prioridad de Exteriores era garantizar la seguridad de quienes pudieran estar en riesgo cuando los insurgentes llegaran a Kabul. La cartera de José Manuel Albares no dijo nada entonces del personal diplomático y solo recomendó a los españoles salir inmediatamente del país.
Los talibanes ya habían tomado varias capitales de provincia y era imaginable que llegarían más pronto que tarde a Kabul. La inteligencia de Estados Unidos calculaba la semana pasada que eso ocurriría en los próximos tres meses, aunque la ciudad estaría aislada en uno o dos. La toma 'relámpago' de la capital echó por tierra esas previsiones y probablemente tomó por sorpresa a Washington, a juzgar por su retirada caótica, pero también a España y a otros países europeos.
Volvamos atrás. El 13 de agosto, apenas 48 horas antes de la caída de Kabul, Félix Bolaños aseguró que era prioritario garantizar la seguridad del personal de la Embajada, pero no había ninguna decisión sobre su evacuación. Los talibanes avanzaban y tenían las ciudades Kandahar y Heart, segunda y tercera más grande del país, mientras que Estados Unidos o Reino Unido anunciaban el envío de militares para repatriar a ciudadanos y personal diplomático.
"Para nosotros es absolutamente prioritario garantizar la seguridad de nuestro personal y de las personas que trabajan en la Embajada", señaló el ministro de la Presidencia.
Ese mismo día, pero ya de noche, Exteriores anuncia la repatriación del personal de la Embajada, de los españoles residentes en el país y de aquellos afganos y sus familias que han trabajado con las tropas y cooperantes españoles en los últimos años. "España está preparada para cualquier eventualidad, incluida la evacuación de la Embajada si fuera necesario y no va a dejar a nadie atrás", afirmó Albares en un comunicado.
"Desde la Embajada de España en Kabul se está en contacto permanente con todos ellos", agregó el ministro, que precisó que cualquier español que aún siga en el país tenía "la posibilidad de incorporarse a la operación de evacuación que pueda organizarse por parte del Gobierno".
Después de ese viernes, la agencia Europa Press cita fuentes diplomáticas que indican que se está acelerando el plan de evacuación, que se producirá "en cuanto las circunstancias lo permitan", teniendo en cuenta en todo momento la seguridad de las personas a las que se prevé evacuar y con la premisa, expresada por Albares, de "no dejar a nadie atrás". Francia y Alemania también ultiman preparativos. Los talibanes toman Kabul.
Más tarde el domingo, fuentes de Exteriores señalan que el Gobierno enviará dos aviones a Dubái para cubrir la primera fase de repatriación del personal de la embajada, de los españoles que quedan en ese país y de todos aquellos afganos y sus familias que durante años han colaborado con las fuerzas españolas. No hay detalles de cuándo empezará efectivamente la evacuación.
El ministro del Interior dice que el aeropuerto de Kabul es seguro "en este momento" y que el Gobierno está trabajando para el retorno de los españoles, incluyendo a los policías encargados de la seguridad, y que esta evacuación se lleve a cabo "a la mayor brevedad posible". "El objetivo prioritario es el retorno los españoles y afganos colaboradores", dice Fernando Grande-Marlaska en declaraciones a la Ser.
Los españoles esperan su repatriación en el aeropuerto. El grupo está conformado por personal de la embajada y por traductores y otros afganos que han trabajado con las fuerzas españolas y que ahora temen por sus vidas ante el regreso de los talibanes. Pero, como desde el viernes por la noche, no hay mayores detalles de cómo será la evacuación.
El primer avión de los dos A400M de las Fuerzas Armadas que se emplearán en la repatriación de españoles y de afganos que colaboraron con España en los últimos años ha partido esta madrugada desde Zaragoza rumbo a Dubái, han anunciado en un comunicado conjunto los ministerios de Asuntos Exteriores y de Defensa.
Al igual que España, países como Francia, Alemania o Países Bajos han trasladado a su personal también al aeropuerto. París y Berlín han enviado igualmente aviones para proceder a la repatriación.