La Princesa Leonor y Felipe VI, presiden la puesta a flote del submarino Isaac Peral

  • La puesta a flote en los Astilleros de Navantia en Cartagena

  • El gran avance del sumergible será su operatividad de combate y con capacidad para lanzar misiles

  • Un proyecto clave para el futuro de la Armada Española en el que se han invertido 19 años

La Princesa de Asturias junto a su padre, el Rey Felipe VI han participado en la puesta a flote del nuevo submarino Isaac Peral (S-81) de la Armada Española en los Astilleros de Navantia en Cartagena. La ceremonia ha sido la conclusión del programa por el que ha apostado España, y de cuyo éxito depende el futuro del 4,5 % del PIB industrial de la Región.

La princesa de Asturias ha sido la madrina del sumergible 100% español, que comenzó a construirse cuando ella no había nacido. Este jueves Doña Leonor ha sido la encargada de cortar la cinta con la que se ha bautizado con vino español el submarino no nuclear más avanzado del mundo.

El Isaac Peral con una eslora de 88 metros y una manga de siete metros es un proyecto clave para el futuro de la Armada Española en el que se han invertido 19 años.

El acto oficial lo ha presidido el Rey Don Felipe VI y la Princesa de Asturias en una ceremonia que se ha organizado con poco público debido a las medidas de seguridad sanitarias y que se llevará a cabo junto al taller en el que se ha construido el submarino.

España cambia el ciclo de evolución tecnológica: "Construir con diseño propio"

El acto de la puesta a flote del submarino Isaac Peral representa un hito en los programas de modernización de las Fuerzas Armadas: "El programa S-80 es el mayor reto industrial y tecnológico afrontado por la industria de defensa nacional. Navantia da un enorme salto tecnológico, ya que asume por primera vez el rol de autoridad técnica de diseño y se completa el ciclo de evolución tecnológica: pasar de construir en España con diseño extranjero a construir con diseño propio".

El submarino Isaac Peral tiene un sistema pionero de propulsión que le permitirá permanecer sumergido hasta tres semanas, mucho más que uno convencional. El diseño de sus hélices aún se esconde con celo de miradas ajenas.

Hoy se pone a flote y se entregará a la Armada en 2023 tras años de retraso. Los problemas en su diseño inicial duplicaron su coste hasta los 4.000 millones. La Armada recibirá cuatro unidades, pero se espera que pueda exportares a terceros países.