Los nuevos métodos de divorcio: "Hasta ahora no había alternativas a entrar en una guerra judicial"
La abogada Gema Benavides nos habla de un método que ha creado llamado 'divorcios humanos' que pone como prioridad a los hijos
Divorciarse pasados los 50: “Aguanté hasta que mis hijos llegaron a adultos”
Para muchas parejas, la palabra divorcio suena a algo muy complicado y doloroso. No se equivocan: el final de una relación, más si hay hijos de por medio, es un camino que, según como se tome, puede dejar muchas heridas y traumas. La figura del abogado es también muy importante, porque, en muchos casos, se ha instaurado la idea de que cuando una pareja se divorcia abre una guerra de intereses en la que "hay que sacar la mayor tajada posible", y en esta idea el abogado juega un papel muy importante. Pero, como todo, los divorcios también están evolucionando, y algunos paradigmas también están quedando obsoletos.
En este sentido, una nueva tendencia asoma la patita: hablamos de los divorcios responsables o divorcios conscientes, y son aquellos en que las dos partes reman a favor para que la separación sea lo más calmada y conciliadora posible, y donde se tiene muy en cuenta el bienestar de los niños o adolescentes, en el caso de que la pareja los tenga.
¿Divorciarse o aguantar por los hijos?
En 2024, hubo 95.650 demandas de disolución matrimonial en España, un 3,6% más que en 2023. Entre enero y diciembre del año pasado se produjeron 55.146 demandas de divorcio consensuadas, un 4,4 % más, mientras que los divorcios no consensuados subieron un 2,8 % hasta los 37.080. Además, como señala el informe ‘El divorcio en España’, elaborado por el Observatorio Demográfico CEU, adscrito al Centro de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-Cefas), un tercio holgado de los matrimonios en España se separan antes de los 20 años de casados, y la quinta parte en los primeros 10 años. También, como ya avanzaba el informe, la gran mayoría de los que se divorcian tienen entre 40 y 59 años, y la edad media al divorcio tiende a aumentar. ¿Por qué? Aún existe la idea de que aguantar por los hijos es lo mejor.
No lo piensa, en absoluto, la creadora de contenido Angie L. Luna, autora del libro ‘El amor más grande’ (editorial Ediciones B), una guía sincera para todas las mujeres que, por anteponer el bienestar de sus hijos, se sienten atrapadas en un matrimonio que dejó de hacerlas felices hace mucho tiempo. Angie cuenta en una entrevista para Informativos Telecinco lo que ocurrió cuando hizo público en su comunidad que iba a divorciarse.
"Fue una explosión. Ese video lleva más de 70 millones de visualizaciones combinadas. Publicar ese video fue como abrir una puerta que había estado cerrada durante mucho tiempo. En menos de 24 horas, mi bandeja de entrada se llenó de mensajes: algunos con críticas, otros con juicios, pero sobre todo con agradecimiento. Mujeres que me contaban su historia, que me decían que no se atrevían a dar el paso, que llevaban años en silencio, sobreviviendo, pero sin vivir. Me di cuenta de que no era solo mi historia. Era la historia de muchas. Y también entendí que mostrarme vulnerable, humana, con miedo y todo, era necesario. Porque en redes vemos muchas vidas "perfectas", pero pocas veces nos atrevemos a mostrar el proceso detrás de decisiones tan complejas".
No todas las personas quieren ir a la guerra en un proceso de divorcio, es más, muchas no quieren ir, pero no hay alternativas desde la abogacía convencional
En su caso, el divorcio no fue fácil pero sí fue la vía para llegar a una "coparentabilidad". Se trata de la coordinación y colaboración entre dos adultos que comparten la responsabilidad de criar a un o varios hijos, sin necesariamente tener una relación romántica o de pareja. Para ella, lo más importante es recordar que "los hijos no son mediadores, ni terapeutas, ni mensajeros. Son niños. Y necesitan sentir que, aunque sus padres ya no vivan juntos, siguen formando un equipo que vela por ellos. Para mí, eso implica dejar el ego fuera. No competir, no buscar tener la razón, no usar el pasado como arma. Y también implica cuidar mucho cómo hablamos delante de ellos, cómo resolvemos los desacuerdos, cómo compartimos las decisiones. La coparentalidad no es fácil, pero cuando la haces desde el amor —no el romántico, sino el amor hacia tus hijos—, encuentras la fuerza para hacerlo posible".
Divorcios humanos: un nuevo método más responsable
Dentro de los divorcios responsables, Gema Benavides Rovira, abogada, ha creado un método llamado 'Divorcios humanos' con el que pone del revés todos los procesos convencionales asociados con los divorcios. Así lo explica ella misma en una entrevista a Informativos Telecinco: "El divorcio humano es una nueva forma de proceso que he creado como un modelo dentro del proceso judicial de divorcio de mutuo acuerdo (el matrimonio quiere divorciarse sin conflicto) que coloca en el centro a las personas, que cuida y atiende las necesidades reales de los hijos menores y de los padres, y protege los intereses de todos en el proceso judicial. Es un abordaje holístico que considera la totalidad de la circunstancia familiar para trabajar desde ahí".
Lo hizo después de trabajar muchos años en bufetes donde no se atendían los derechos de los menores, sino que se jugaba a guerras sucias entre las parejas. "Me sorprendió la falta de espacio y de cuidado a las personas en estos procesos y esto me llevó a cuestionarlos y a profundizar en ellos. No todas las personas quieren ir a la guerra en un proceso de divorcio, es más, muchas no quieren ir, pero no hay alternativas desde la abogacía convencional".
Así pues, este tipo de divorcio pone el foco en los niños, dándoles por primera vez voz. Por eso se acompañan, no solo de un abogado, sino también de profesionales especialistas para permitir a las familias transitar este proceso con claridad, tranquilidad y confianza. "En un divorcio donde hay niños la prioridad son ellos, y lo son porque están condicionados por las decisiones que toman los padres, los niños no pueden elegir sus circunstancias pero los padres sí". Sin embargo, como dice, este método no es para todo el mundo: "Es para aquellas familias que deciden ponérselo fácil a sus hijos y a ellos también, que entienden que, a pesar del dolor que trae este proceso, un ciclo termina pero otro empieza. Es momento de construir esta nueva etapa para que los hijos y los padres puedan continuar sus vidas con paz y calma".
Cuando hablamos de divorcios humanos no siguen los mismo cauces ni los tiempos son los mismos que en un divorcio convencional. "Hay diferencias principalmente porque en el despacho tradicional tramitan simultáneamente muchísimos otros casos, y esto hace que la gran carga de trabajo del abogado no posibilite un proceso ágil y dinámico, demorando, y por ende, perjudicando los procesos. Decidí hace tiempo que este sistema no es el que quería, no creo en él, y es por esto que el número de procesos vivos que coinciden en el tiempo en Divorcios Humanos es limitado. Es necesario que cada familia ocupe el espacio que necesita", añade Gema, la creadora de este método.
Es decir, que el matrimonio o la pareja casada con hijos que va a divorciarse y contrata 'Divorcios Humanos' de forma conjunta, disfruta de la garantía de que sus acuerdos estarán firmados en un periodo determinado y suficiente, precisamente para evitar el retraso del proceso, permitiendo de esta forma que las familias puedan iniciar su nueva etapa en un tiempo idóneo para ellos.