Salud y bienestar

Dormir con la luz encendida tiene efectos en el descanso y la salud y se relaciona con la obesidad

Una luz de fondo al dormir no es tan inocua como parece. Unsplash
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Hay que cuidar al máximo nuestra calidad de sueño, pues es muy importante para poder estar bien descansados al día siguiente y afrontar la jornada al máximo de energía. Uno de los aspectos que puede parecer totalmente inocuo es dejar una luz de ambiente encendida, o pensar que por dormirnos con la luz del móvil o el televisor de fondo no pasa nada. La evidencia científica nos advierte de que el uso de luces artificiales nocturnas no solamente tiene repercusiones en la calidad del descanso, sino que se puede traducir a largo plazo en obesidad y efectos secundarios asociados como hipertensión o diabetes.

Dormir con luz artificial es perjudicial para la salud

Aunque pueda parecer que una luz de fondo mientras dormimos no tiene ningún tipo de repercusión y podemos dormir como un lirón, un estudio llamado “Asociación entre la luz nocturna, la secreción de melatonina, la privación del sueño y el reloj interno: impactos en la salud y mecanismos de alteración circadianapublicado en Life Sciences demostró que las luces artificiales usadas durante el periodo de sueño no son precisamente inocuas.

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Principalmente, esto se debe a que la exposición a la luz artificial nocturna provoca una alteración del sistema circadiano, que acaba siendo un efecto dominó de perjuicios para la salud. Los efectos de dormir con la luz encendida vienen perfectamente resumidos en el título del estudio: supresión de la secreción de melatonina (la hormona que regula los ciclos de día y noche o los ciclos de sueño-vigilia), la privación del sueño y la alteración circadiana. El sistema circadiano en los seres humanos es un complejo mecanismo que comienza en el ojo y termina en la glándula pineal, la que produce melatonina. La secreción de esta neurohormona se produce durante la fase oscura del ciclo luz-oscuridad y tener una luz encendida en esta fase hace que nuestro cuerpo no la identifique del todo y eso afecte a la calidad del sueño.

Entre los efectos de este desajuste está una mayor posibilidad de ganar peso. Así se desprende de un estudio publicado en JAMA Network y enfocado en determinar si la exposición a la luz artificial durante el sueño está asociada con la prevalencia y el riesgo de obesidad. Para ello, se usó a un grupo de mujeres de 35 a 74 años y se las expuso a varios tipos de emisiones de luz artificial nocturna: sin luz, luz nocturna pequeña en la habitación, luz fuera de la habitación y luz o televisión en la habitación. Los resultados fueron claros: la exposición a luz artificial nocturna durante el sueño puede ser unfactor de riesgo para el aumento de peso y el desarrollo de sobrepeso u obesidad. (La incidencia de sobrepeso se definió como la transición de un Índice de Masa Corporal inferior a 25,0 al inicio a un IMC de 25,0 o más en el seguimiento; la incidencia de obesidad como la transición de un IMC inferior a 30,0 al inicio a un IMC de 30,0 o más en la evaluación posterior). Según las estadísticas del estudio, un 17% de quienes dormían con la luz o con la televisión encendida habían engordado un promedio de 5 kilos.

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Si estás pensando en la capacidad que tienen nuestros párpados para detener la luz, no son tan fuertes como crees. Incluso la luz más tenue, como la que podemos pensar que hay al dormir, entra a través de los párpados y genera un déficit de sueño de ondas lentas y movimientos oculares rápidos, que son las etapas del sueño en las que ocurre la mayor parte de la renovación celular. Es por ello que cuanto más oscura esté la habitación, más reparador será el sueño.

Riesgos de diabetes e hipertensión

El riesgo de sobrepeso y hasta obesidad no es el único que tiene esta práctica. Un estudio más reciente de Northwestern Medicine publicado en la revista Sleep corrobora el riesgo de aumento de peso, pero también asocia el uso de luz nocturna en la vejez con diabetes e hipertensión. Para ello, colocaron un dispositivo de medición de luz colocado en la muñeca y se rastreó durante siete días. La comparativa es la siguiente: de los 552 sujetos evaluados, aquellos que durmieron con luz artificial de fondo tuvieron mayores niveles de obesidad, diabetes e hipertensión:

  • Obesidad: 40,7% con luz, 26,7% sin luz
  • Diabetes: 17,8% con luz, 9,8% sin luz
  • Hipertensión: 73% con luz, 59,2% sin luz

Tomando como ejemplo los resultados de este estudio, sus responsables elaboraron una serie de consejos para reducir la luz durante el sueño:

  1. El primero y más obvio es no encender luces en los periodos de sueño nocturno, pero si no hay otra opción y se necesita tener una luz encendida (algo que los adultos mayores podrían desear por seguridad), es mejor elegir una luz tenue y cercana al suelo, que sirva simplemente como luz de ambiente.
  2. El color es importante. La luz ámbar o roja/naranja es menos estimulante para el cerebro. No uses luz blanca ni azul y es preferible mantenerla alejada de la persona que duerme.
  3. Las persianas opacas o antifaces son una buena opción si no puedes controlar la luz exterior. Mueve la cama para que la luz exterior no te dé en la cara.