Alimentación

La mejor dieta para nuestro metabolismo, según la doctora Isabel Belaustegui: "Ha mostrado múltiples beneficios"

La dra. Isabel Belaustegui
La dra. Isabel Belaustegui, en una foto cedida. Grijalbo
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¿Cuál es la dieta que mejora nuestro metabolismo? Para llegar a ese punto primero tendremos que averiguar qué es el metabolismo y cómo podemos cuidarlo. Para entenderlo debemos imaginarlo como un conjunto de procesos (físicos y químicos) que poseemos de manera natural para obtener energía de los alimentos y convertirla en combustible útil para la célula, es decir, la “gasolina” para poder llevar a cabo todas las funciones vitales.

La energía es vital para que nuestro cuerpo funcione correctamente, para que pueda pensar, respirar, digerir, etc. Por tanto, cuidar y mejorar el metabolismo debería ser un objetivo (sin obsesionarnos) de nuestro día a día. Hay muchas formas de hacerlo. Así lo asegura en su nuevo libro la Dra. Isabel Belaustegui, que ha escrito 'La dieta del metabolismo saludable' (editorial Grijalbo, 2025) precisamente para que aprendamos a hacerlo. La doctora es experta en medicina integrativa y en nutrición y ha publicado otros títulos como 'La magia del ayuno' (Integral, 2021) y 'Optimiza tu metabolismo' (Grijalbo, 2023). Según explica a la web de Informativos Telecinco, hay muchas maneras de mejorar el metabolismo, aunque ella resalta las siguientes:

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  1. Conviene evitar las cenas copiosas justo antes de irnos a dormir, pues lesionan nuestras mitocondrias, las “centrales energéticas” de las células y protagonistas del metabolismo.
  2. Seguir una alimentación natural de tipo mediterráneo rica en verduras y hortalizas que contienen antioxidantes protectores, proteínas de alto valor biológico de la carne, el pescado y las legumbres que aportan elementos funcionales esenciales como las enzimas, o grasas saludables como el aceite de oliva virgen extra (aove), el aguacate, las semillas y los frutos secos que suponen una fuente de energía eficiente y limpia.
  3. Incluir pautas amables de ayuno intermitente, como por ejemplo el de 12 o 14 horas, que favorece la combustión de la grasa de reserva y potencia la flexibilidad metabólica.
  4. Hacer ejercicio físico, ya sea entrenamiento de fuerza, un deporte que nos guste, salir caminar e incluso las tareas cotidianas, ¡todo cuenta! El ejercicio físico es un gran regulador del metabolismo.
  5. Reducir la exposición a pantallas y otros dispositivos electrónicos o utilizar sistemas de protección, como las gafas blue blockers o filtros que mitigan la luz azul, sobre todo en las últimas horas del día. Con ello mejoramos la calidad del sueño, que tiene un gran impacto en la salud del metabolismo. Cuando dormimos mal, gestionamos peor los picos de glucosa, sentimos más ganas de alimentos de capricho y se bloquea la pérdida de grasa corporal.

La mejor dieta para nuestro metabolismo: la dieta keto

En los últimos años estamos escuchando hablar de la dieta cetogénica o dieta keto. Son muchas las opiniones y es posible que cambien según el profesional que te hable. Sin embargo, la Dra. Isabel asegura que esta dieta es óptima para mejorar nuestro metabolismo, es decir, para contar con una mayor flexibilidad metabólica. ¿Por qué? La dieta keto (también llamada “ceto" o “cetogénica”) es una dieta alta en grasas, moderada en proteínas y baja en carbohidratos ricos en almidón.

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"Tiene ya más de un siglo y ha mostrado múltiples beneficios. Surgió como una forma de tratar la epilepsia resistente a fármacos. Fue la prescripción médica que el doctor Wilder desarrolló en la Clínica Mayo de Estados Unidos en 1921. Conocedor de que el ayuno era eficaz en el tratamiento de las crisis convulsivas y de que una dieta alta en grasas y baja en carbohidratos imita los efectos metabólicos del ayuno, se animó a diseñar una manera de alimentación que fuera de ayuda para los pacientes epilépticos. Algo así como hacerles ayunar sin estar en ayunas. Y resultó ser todo un éxito: la dieta keto no sólo llegó a controlar las convulsiones, sino que además mejoró el control de peso, la composición corporal y el estado de ánimo de los pacientes", explica.

Estos beneficios añadidos impulsaron su utilización mas allá del ámbito hospitalario, aunque después cayó en el olvido con el desarrollo de nuevos fármacos. Hasta hace unos años, en los que numerosas celebrities han compartido en sus redes los buenos resultados de la keto en la pérdida de peso, la mejora del rendimiento, incluso de la creatividad y el equilibrio emocional, y se ha relanzado su uso.

Para hacer dieta keto deberíamos repartir las calorías ingeridas así:

  • Un 80% debe proceder de grasas saludables (aove, mantequilla bio, nata bio, aceite de coco, aguacate, etc.)
  • Del 5 al 10%, de los carbohidratos: básicamente, verduras y hortalizas. Los carbohidratos ricos en almidón (cereales, verduras almidonosas como las judías o la calabaza, legumbres y tubérculos como el boniato o la patata) quedan restringidos ya que una mínima cantidad de ellos aporta ya el 5-10 % de calorías permitidas en esta forma.
  • Del 10 al 15%, de las proteínas (carne, pescado, huevo, setas).

Para obtener los mayores beneficios hay que ser estrictos en su aplicación. Por eso, las personas con enfermedades neurológicas graves, como la epilepsia y ciertos tumores cerebrales, que son sus indicaciones estrella, la siguen en el ámbito hospitalario. "Fuera de esas prescripciones y por sus muchos beneficios, un gran número de personas siguen dietas de 'tipo keto', más flexibles y muy positivas también en la mejora de la salud global, a la vez que son más sostenibles en el tiempo. Pueden hacer una dieta keto cíclica, ampliada y amable para así mejorar el control de peso, la composición corporal, el nivel de energía, el control de la inflamación y la longevidad", señala la doctora.

Qué inconvenientes tiene la dieta keto

¿Tiene algún inconveniente la dieta keto? Pues bien, dos de los principales es que puede haber cierto malestar al inicio dela dieta y que algunas personas tienen dificultades para consolidarla. Sobre las dolencias al inicio de implantar esta dieta, la Dra. Isabel Belaustegui señala que son la falta de energía, dolor de cabeza, boca seca, dificultad de concentración, mal olor del aliento y de la piel o problemas de sueño. El consejo: "En ese intervalo conviene bajar el ritmo, hidratarse muy bien, tomar suficientes minerales -tanto en la comida como en la bebida y, si es preciso, en forma de suplemento-, y ser muy cuidadoso con los ajustes de la alimentación. Así ayudamos a nuestro cuerpo a superar el bache inicial y facilitamos el reset metabólico para luego disponer de más energía y un mayor nivel de salud global".

Esta dieta, según su trayectoria, es más un estilo de vida y una vez implantada, suele quedarse. "Como en los primeros meses de la dieta puede haber todavía una cierta inercia metabólica a la utilización de la vía de la glucosa, es posible sentir una especie de debilidad ante los alimentos que se deben reducir como son el azúcar y los almidones. No hay que asustarse. Se pueden tomar cíclicamente una vez a la semana o cada quince días, y de ese modo, facilitar la adherencia a la dieta sin perder flexibilidad metabólica".

Pero, como siempre, antes de aplicarla hay que consultar con un especialista para ajustarla en cada caso, y sobre todo, no es recomendable para personas con alteraciones del hígado y de la vesícula biliar o con hipercolesterolemia familiar. Y tampoco es óptima en caso de estrés grave, para mujeres embarazadas o durante la lactancia.