Manual para causar una buena primera impresión: "Lo que más suma es mostrar interés real, escuchar y preguntar con naturalidad"

¿Conoces por primera vez a tus suegros? ¿Tienes cena de Navidad y quieres causar buena impresión? Estas son las claves de la experta en comunicación Andrea Vilallonga
Andrea Vilallonga, experta en comunicación: "Los malentendidos por WhatsApp siempre parten del mismo punto"
En Navidad socializamos y nos comunicamos mucho más que en el resto del año. Diciembre es un mes repleto de compromisos: reuniones familiares, comidas y cenas de empresa, celebraciones con amigos, eventos escolares... La lista es eterna, y para muchos, puede ser que sea su primera vez en alguno de estos compromisos. ¿Conoces por primera vez a tus suegros esta Navidad? ¿Es tu primera cena de empresa? Seguro que uno de tus objetivos sea el de causar buena impresión.
Andrea Vilallonga es experta en comunicación y autora del libro 'Ni puto caso' (editorial Aguilar, 2025). En este libro, el tercero en sus 18 años de trayectoria profesional, aborda cuestiones como cómo conseguir que nos hagan caso o cómo causar buena impresión.
¿Es o no fácil? Lo cierto es que la experiencia nos dice que en las primeras impresiones poco podemos hacer, ya que muchas veces etiquetamos a alguien o le juzgamos previamente sin ni tan siquiera haber cruzado una palabra. ¿Por qué? Pues bien, nuestro cerebro está diseñado para recibir y ubicar las señales externas, así, habitualmente, podemos separarlas entra las que son tranquilizadoras (entran dentro de nuestro esquema de valores) y las que no, porque nos hacen sentir amenazados o en situación de peligro. Esto también ocurre con las personas, pero como dice Andrea Vilallonga muchas veces lo que parecemos no nos define como personas. Las primeras impresiones hacen que tratemos a una persona de una determinada manera.
¿Podemos fiarnos de esa intuición? Pues a veces acertamos, eso está claro, y esa información nos puede servir de mucho para alejarnos de determinadas personas narcisistas o tóxicas, pero, otras veces, los juicios tan rápidos nos impiden conocer realmente a las otras personas. La recomendación es no tomar esos juicios como definitivos y permitirnos cambiar de opinión si es preciso.
Cómo podemos causar buena impresión
Tenemos claro que hay personas que nos caen mal sin abrir la boca, sencillamente por su apariencia. Pero, ¿y si tú eres esa persona que cae mal? ¿Hay algo que esté en tu mano? "No hace falta nacer con carisma de fábrica. Hace falta ser consciente de tu comunicación y, sobre todo, aceptar primero lo que proyectas de forma natural. Cada persona parte de un sitio distinto: hay quien parece cercano sin esfuerzo y quien tiene una expresión más seria por defecto. Aceptarlo es clave. Y desde ahí, sí puedes ajustar según tus objetivos: si quieres transmitir más cercanía, más seguridad o más claridad. No es talento, es intención y coherencia entre lo que eres y lo que muestras", responde Andrea a Informativos Telecinco.
Si queremos saber cómo nos ven los demás, hay algo que podemos hacer y es prestar atención a sus reacciones: si conectan, si participan, si te escuchan con ganas o si están tensos, distraídos o con cero interés. "Eso ya te dice mucho. Lo que tú controlas es cómo entras en la interacción, cómo saludas, cómo escuchas y cómo respondes. Esa parte sí depende totalmente de ti y marca la diferencia en cómo te perciben".
"Lo que más suma es mostrar interés real: escuchar, preguntar con naturalidad, integrarte sin imponerte y adaptarte al ritmo de la familia sin exagerar nada"
Primera vez con los suegros: ¿qué hago?
En el caso de que queramos causar buena impresión a nuestra familia política porque es la primera vez que les conocemos. Lo primero que está claro es que no debemos seguir los pasos del protagonista de 'Los padres de ella', la película en la que Ben Stiller encarna al yerno patoso y Robert de Niro al suegro hipervigilante. En este tipo de encuentros, la experiencia es un grado, pero hay tres cosas que son fundamentales para Andrea Vilallonga: educación, cordialidad y respeto por ese espacio. "Y lo que más suma es mostrar interés real: escuchar, preguntar con naturalidad, integrarte sin imponerte y adaptarte al ritmo de la familia sin exagerar nada. No tienes que demostrar nada; solo mostrarte tal como eres, pero en tu mejor versión, esa en la que estás tranquila, presente y conectada".
Por lo tanto, la primera regla es no fingir algo que no somos, la segunda, es mostrarnos lo más tranquilos posibles, y, la tercera, no criticar nunca a nadie ni mucho menos la comida que hay sobre la mesa. En esto también coincide la experta en protocolo, María José Gómez y Verdú. Una de sus premisas en cualquier cena o comida con desconocidos es que no debemos llegar mucho antes de la hora en la que nos hayan citado ni marcharnos los últimos, a no ser que nos pidan ayuda para recoger. "Tampoco monopolices la conversación ni caigas en los tres errores clásicos de mesa: hablar de dinero, de enfermedades o de lo mal que va todo. Y aunque la cena sea en un ambiente relajado, el móvil en la mesa sigue siendo una mala idea. Desconectar del teléfono es una forma de decirle al otro: 'estoy aquí contigo'”. También aconseja llevar algún detalle, pero primero tendrás que informarte de lo que les puede gustar: si los anfitriones no beben alcohol, no lleves una botella de vino. Seguro que tu pareja te podrá aconsejar cuál es el mejor detalle que puedes tener con tus futuros suegros, así que tira de ese hilo.
Y si se trata de la cena de empresa, ten en cuenta lo siguiente: "Recuerda que al día siguiente hay que trabajar y que algunos excesos pueden marcar tu reputación más de lo que crees. No hace falta estar perfecta, pero sí tener claro que lo que hagas esa noche influye en cómo te verán después. Disfruta, conversa, pásatelo bien, pero sin cruzar la línea del “mañana me arrepiento”. Es una fiesta, sí, pero sigue siendo tu entorno profesional", sugiere Andrea.
¿Qué pasa si caemos mal de entrada? ¿Hay margen de mejora? Que no cunda el pánico. "Caer mal no es un diagnóstico, es solo un mal inicio. Con un trato coherente, amable y constante, la percepción cambia. La mayoría de personas ajustan su opinión cuando ven cómo te comportas de verdad en más de una situación. Las segundas impresiones existen y suelen ser mucho más justas que las primeras".
