Cuando la persona tóxica en tu vida es tu madre: "Es la figura familiar que más cuesta tratar, cuesta reconocerlo"
Cuando la persona tóxica en nuestra vida es nuestra madre sentimos mucha culpa y sensación de no ser suficientes
El impacto de nuestros padres en la autoestima: "La soledad dentro de la familia puede ser muy dolorosa"
Recuerdo perfectamente cómo me marcó la serie de 'Heridas abiertas' de HBO, estrenada en 2018. Este thriller psicológico, protagonizado por la actriz americana Amy Adams, trataba sobre una madre que no permitía que sus hijas avanzaran, tanto que las hacía enfermar para hacerlas completamente vulnerables y dependientes. La madre padecía el síndrome de Münchhausen, un trastorno mental en el que una persona se inventa síntomas de una enfermedad física o psicológica para llamar la atención. La madre, que es quien generalmente lo experimenta, consigue así la atención de los hijos. Esto provoca graves secuelas en ellos, ya que no pueden deshacerse del vínculo materno y sufren consecuencias como depresión e imposibilidad para desarrollar su vida con normalidad.
Obviamente, este es un caso extremo de una relación tóxica madre-hijos, pero hay grados. Y, lamentablemente, por la importancia que tiene en nuestra vida la figura de nuestra madre, es algo de lo que no se suele hablar, más bien, se idealiza.
Sin embargo, cada vez son más psicólogos los que hablan de los tipos de apegos, y en consecuencia, de la relación con nuestra madre. Muchas veces la raíz de los grandes problemas psicológicos y traumas que padecemos están relacionados con nuestras madres y los vínculos que se crearon con ellas en nuestra infancia. Así lo expresaba la psicóloga, Nataxa Ruzafa en una entrevista para la web de Informativos Telecinco: "La soledad dentro de la familia puede ser muy dolorosa. A menudo, detrás de esto hay una falta de comunicación emocional o un estilo de crianza que no valida las emociones de las hijas e hijos. Esto puede deberse a que los referentes familiares (madres, padre o quien se haya encargado de la crianza) no aprendieron a conectar emocionalmente o a que están lidiando sus propias batallas internas".
"La figura de la madre suele ser la más difícil de tratar porque, desde la infancia, es la referencia principal de apego y cuidado"
Personas tóxicas: qué son
Actualmente, expertos en trastornos de la conducta prefieren hablar de relaciones tóxicas, más que de personas tóxicas. "La toxicidad no define a la persona en su totalidad, sino a la manera en que se vincula. Todos podemos tener comportamientos dañinos en ciertos momentos de nuestra vida, sobre todo si atravesamos etapas de estrés o heridas emocionales no resueltas. Lo que marca la diferencia es cuando esos patrones son constantes y se convierten en la forma habitual de relacionarse", explica Inés C.Lemmel, autora del libro ‘Cómo tratar a personas tóxicas’ (Redbook Ediciones, 2025). Ella también señala que, normalmente, nos referimos a personas tóxicas cuando estamos frente a personas que está actuando desde la manipulación, el control, la crítica o la falta de empatía. "La clave está en entender que no es un “defecto de fábrica” de la persona, sino un patrón de conducta que puede cambiar si se reconoce y se trabaja".
Las personas que están en una relación tóxica suelen experimentar síntomas como ansiedad, baja autoestima, insomnio, somatizaciones físicas o sensación de estar sin energía. "Un ejemplo frecuente es el de personas que conviven con una pareja excesivamente controladora: poco a poco, dejan de tomar decisiones por sí mismas, se sienten culpables si ponen límites y terminan desconectadas de su propia identidad. En el ámbito laboral también ocurre con jefes o compañeros que critican constantemente o minan la seguridad de los demás", subraya para Informativos Telecinco. Pero ¿qué sucede cuando la relación de la que hablamos es con nuestra madre?
Para entenderlo hay que dirigir la mirada a la figura materna (o de la cuidadora, en caso de que no estuviera la madre). Es la figura central en la vida de cualquier persona y suele ser la más trascendental. Del vínculo que se haya creado con ella, dependerá lo que suceda en adelante. ¿Hay diferencias con la figura paterna? Sí, así lo señalan los profesionales. "La figura de la madre suele ser la más difícil de tratar porque, desde la infancia, es la referencia principal de apego y cuidado. Cuando ese vínculo falla, la herida es más profunda y cuesta más reconocer. En el caso de los padres, aunque también duele, socialmente suele haber menos carga simbólica, lo que permite a veces, poner distancia con más facilidad".
Cómo detectar que tienes una relación tóxica con tu madre
Las relaciones pasan por diferentes fases, lo que hay que tener claro es que puede ser que el vínculo con tu madre se transforme y varíe con los años. Es decir, puede ser que en tu infancia no tuvieras una buena relación (o con carencias, que es lo más probable), pero con el tiempo y trabajo terapéutico consigas sanar esa herida. Cuando mantienes una relación tóxica con tu madre, el impacto suele ser profundo porque hablamos del vínculo más primario, el que debería darnos seguridad y cuidado. "En consulta he visto casos de madres muy controladoras, críticas constantes o emocionalmente ausentes, lo que deja a los hijos con sentimientos de insuficiencia, culpa o miedo al rechazo. La manera de tratarlos pasa por poner límites claros para protegerse emocionalmente y aprender a diferenciar el amor del daño y trabajar en terapia para reconstruir la autoestima que a menudo se ve erosionada", explica Inés.
El amor más incondicional es el que siente un hijo por sus padres. En efecto, un hijo siempre estará esperando que sus padres le quieran, por eso se pueden llegar a aceptar ciertos comportamientos tóxicos. Cuando hablamos de las madres, además, tendemos a idealizarlas y tener una expectativa que si no se culpe, genera mucho malestar. "Mi recomendación es acompañar el proceso en terapia para poder validar el dolor, aceptar que la madre también es humana y no siempre puede dar lo que necesitamos y aprender a cuidar de uno mismo sin esperar una reparación imposible. Sanarse en estos casos significa soltar la expectativa de tener “la madre ideal” y aceptar la madre real, con sus limitaciones".
Algunas señales claras de que tienes una relación tóxica con tu madre pueden ser: sentirte constantemente culpable, nunca ser suficientes, vivir bajo un control excesivo, sufrir críticas frecuentes o notar que tus emociones no tienen espacio ni son validadas. Si tras cada interacción sientes vacíos, agotamiento o inseguridad, es una señal de alarma de que la relación no está siendo sana.
"El objetivo no es cambiar a la madre, sino ayudar al hijo a liberarse del patrón de dolor y construir una vida más equilibrada y consciente con uno mismo sin depender del entorno"
Cómo sanar la herida
La buena noticia es que puede repararse. ¿Cómo podemos ayudar a una persona que está en una relación tóxica con su madre? Si sientes que tienes a alguien cercano, o podrías ser tú mismo, lo primero que se recomienda es no juzgar y acompañar validando lo que siente y recordarle que querer a su madre no significa permitir cualquier trato. "Se les puede ayudar a poner límites, marcar distancia emocional y a fortalecer otras fuentes de afecto en su vida, como amistades o pareja, que equilibren el vacío que deja ese vínculo".
Por supuesto, lo más aconsejable es hacer terapia. Una de las más efectivas es la terapia cognitivo-conductual y emocional. "Esta terapia permite trabajar creencias aprendidas como “tengo que ser perfecto para que me quiera”, gestionar emociones como la culpa o la rabia y modificar conductas de dependencia. También es muy útil la terapia de apego y trauma, porque muchas de estas heridas se originan en la infancia. El objetivo no es cambiar a la madre, sino ayudar al hijo a liberarse del patrón de dolor y construir una vida más equilibrada y consciente con uno mismo sin depender del entorno".