Naturaleza

Expertos alertan sobre la costumbre de llevarse conchas de las playas: "Si cada uno cogiéramos una, el resultado sería catastrófico"

Algunas conchas en la playa de Zarautz, esta mañana.. Redacción Euskadi
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San SebastiánA muchos, tal vez, les sorprenda saber que en España coger conchas en cualquiera de sus playas está prohibido por ley, en concreto, por la Ley de Costas. No solo conchas, también piedras o arena, cuya extracción puede poner en peligro el ecosistema costero y la erosión. Hacerlo conlleva multas de hasta 60.000 euros.

“La gente, en su mayoría, no lo hace de mala fe”, concede Xabier Lasaga, del Aquarium de San Sebastián, sin embargo, “somos millones de turistas y si cada uno cogiera una, el resultado sería catastrófico”, advierte.

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Algunos estudios en el Estado alertan de la disminución del número de conchas en los arenales en las últimas décadas. Con ellas desaparece una barrera “importantísima” contra la erosión de las playas, alteran el ecosistema y los hábitats marinos.

Dejarlas donde están

Los expertos en el mundo marino abogan por cambiar el ‘chip’ y “frente a la ilusión de muchos por llevárselas como recuerdo, hay que tener claro que es mejor dejarlas donde están”.

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Por un lado, porque al llevarnos las conchas “estamos dejando sin casa a cangrejos, ermitaños o invertebrados de ciertos animales marinos”. Por otro, porque cuando las conchas se descomponen se convierten en alimento y “tienen un complemento cálcico, un sustrato, importantísimo para los moluscos”.

La lista de razones para dejarlas donde están, continúa, dado que las consecuencias no solo las sufren los animales marinos, sino también las aves "que suelen recogerlas para hacer sus nidos y cada vez les dejamos menos”. Xabier Lasaga añade un último motivo, relacionado con la prevención de la erosión, y es que “la arena tiene consistencia gracias en buena parte a las conchas y la erosión es menor si están ahí”.

Las conchas que se recogen en la arena y que inocentemente muchos se llevan como recuerdo a sus casas, son en realidad un elemento cuya desaparición cambia irremediablemente el ecosistema. “Es una cuestión de respeto”, concluye.