Religión

La diócesis de Vigo lanza encuestas para analizar el distanciamiento religioso en la sociedad: "¿Qué le pedirías a la Iglesia?"

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Imagen de una misa. Redacción Galicia
  • La diócesis inicia un estudio sociológico para conocer por qué muchas personas han dejado de acudir a misa o participar en la vida eclesial

  • Ocho cuestionarios, seis internos y dos públicos, buscan trazar un retrato actualizado de la comunidad católica después de 25 años sin un análisis similar.

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VigoLa Diócesis de Tui-Vigo ha iniciado un amplio estudio sociológico para conocer qué piensan hoy en día tanto los fieles practicantes como quienes han dejado de acudir a misa, los agnósticos, no creyentes o ateos. El proyecto, que se desplegará durante los próximos meses, busca identificar fortalezas, debilidades y percepciones externas sobre la Iglesia católica en un momento de declive generalizado de la práctica religiosa en España.

La iniciativa incluye una batería de preguntas directas, como: "¿Por qué has dejado de participar en las acciones de la Iglesia católica?", "¿Bautizarías a tus hijos?", "¿La Iglesia ha cambiado a mejor o a peor?", "¿Los cristianos que conoces son coherentes con su fe?" o "¿Qué le pedirías a la Iglesia?".

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El objetivo, según la diócesis, es “escuchar a quienes no participan, nunca participaron o se han alejado, porque su visión puede ayudarnos a cumplir mejor nuestra misión evangelizadora”.

Un estudio que no se realizaba desde hace 25 años

El proyecto comenzó a gestarse en abril, cuando el obispo Antonio Valín Valdés convocó a la Comisión Permanente del Consejo Diocesano de Pastoral para preparar la renovación de este órgano y planificar el curso 2025-2026. La conclusión fue clara: antes de definir nuevas acciones pastorales, era necesario diagnosticar la realidad actual.

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Según explica José Vidal Novoa, párroco de la Colegiata y vicario de Pastoral, hace un cuarto de siglo que no se realiza un análisis de este tipo en la diócesis. La transformación social, el descenso de la práctica religiosa y el aumento del distanciamiento con las instituciones eclesiales justifican, según la diócesis, una revisión profunda.

Ocho cuestionarios para ocho realidades distintas

El estudio se articulará en ocho cuestionarios, disponibles tanto online como en papel. Seis son privados y dirigidos a públicos internos, como sacerdotes, agentes de pastoral o personas que ejercen servicios en la comunidad cristiana.

Estos seis formularios se estructuran en dos bloques:

  • Bloque objetivo: datos numéricos sobre celebraciones, sacramentos, participación dominical, número de voluntarios o frecuencia de actividades.
  • Bloque subjetivo: dificultades detectadas, señales de esperanza, propuestas de mejora y aspectos que generan incomprensión o alejamiento.

Los dos cuestionarios restantes son públicos y anónimos, dirigidos a toda la ciudadanía, incluyendo creyentes no practicantes y personas que no se identifican con ninguna confesión. Estos formularios ya pueden consultarse a través de la web diocesana y también estarán disponibles en parroquias.

Las conclusiones saldrán el próximo año

El plazo para entregar los cuestionarios públicos finaliza el 28 de febrero de 2026. Se aceptarán envíos por correo electrónico, correo postal o entrega directa en parroquias. Será a partir de marzo cuando el equipo diocesano realizará el vaciado de datos, su síntesis y una interpretación global. Con los resultados, el Consejo Diocesano de Pastoral elaborará propuestas para orientar la acción pastoral de los próximos años. La intención es detectar las fortalezas y debilidades eclesiales y responder de forma realista a los retos actuales.

El lanzamiento de estos cuestionarios refleja una tendencia que parece estar creciendo dentro de la Iglesia católica: integrar la opinión de quienes se encuentran fuera de sus estructuras, no sólo de quienes las sostienen. En este caso, la diócesis aspira a realizar un diagnóstico que combine datos objetivos con las percepciones subjetivas de una sociedad cada vez más plural. El estudio, el primero en décadas, aspira a convertirse en una herramienta estratégica para renovar la pastoral, ajustar las prioridades y, sobre todo, comprender por qué tanta gente ha dejado de participar en la vida religiosa.