¿Quién es Elly Schlein, la mujer que aspira a ser la esperanza de la izquierda en Italia?

  • Se juega con Stefano Bonaccini la secretaria general del PD a finales de febrero

  • Su propuesta intenta posicionar en el centro ecologismo, feminismo y justicia social

  • El descontento del electorado de izquierdas es uno de los grandes retos que deberá afrontar si gana

No termina nunca de hablar de política. La pasión de Elly Schlein va más allá de un encuentro, un mitin. Cuando los focos se apagan ese sigue siendo su tema, su debate continuo. Nacida en una familia de profesores, y con una determinación por el activismo que desde joven la mantuvo atraída como un imán a los ambientes progresistas en Italia, su historia personal es también política. Sus abuelos fueron emigrantes judíos en América y su pasión la llevó a seguir como voluntaria la campaña electoral de Obama en 2008. Con una carrera en el Partido Democratico europeo, donde fue elegida parlamentaria en 2014, también en la gestión regional y, ahora, como diputada en la oposición desde las elecciones del pasado mes de septiembre, la política se ha entrelazado siempre con su vida. Su perfil llamó la atención hace meses, la contraposición a Meloni y la esperanza de que una mujer pudiese liderar definitivamente el principal partido de izquierdas en Italia, la posicionaron donde ahora se encuentra, a las puertas de las primarias que a finales de mes elegirán el nuevo secretario del PD en Italia. Muchos la llaman la Alexandria Ocasio-Cortez italiana.

No es la favorita. Delante, en las votaciones aún en curso de los afiliados al partido, está su contrincante, la persona con la que ha trabajado hasta hace solo unos meses en la región Emilia Romaña, ella como vicepresidente y él, Stefano Bonaccini, como presidente. Es precisamente esa zona de Italia donde se germina el nuevo liderazgo del PD. Área que incluye la ciudad de Bolonia y a la que llaman el núcleo “rojo” de Italia por su vínculo histórico con el antifascismo. La persona que saldrá elegida tendrá que recoger los pedazos de un partido infectado por el descontento de su electorado que cada vez va menos a votar y que ha perdido la identificación con la representación política de la izquierda. “Hay mucho sufrimiento y mucha desilusión porque han sido años en los que el partido ha tomado decisiones que han producido profundas fracturas y no se pueden coser de nuevo todo en un solo día”, responde Elly Schlein para NIUS, que no niega la situación crítica.

“El gran reto de mi candidatura es precisamente poder unir estas fracturas con la credibilidad de quien ha sabido decir que no cuando había que decirlo y teniendo una respuesta política sobre los grandes temas: justicia social, trabajo y ecologismo. Pero, ojo, tenemos que darnos cuenta que sin el PD no se puede combatir a la derecha en este país”, añade. Durante su experiencia en Bruselas, Schlein hizo suya la batalla de la gestión migratoria y defendió una responsabilidad compartida con los socios europeos. En aquellos años su partido comenzó a financiar la Guardia Costera libia para intentar frenar el flujo migratorio del Mediterráneo, algo que ella siempre criticó, que el Gobierno Meloni busca incrementar y que marca la propuesta disruptiva de liderazgo de Schlein. “Tenemos que llevar las verdaderas batallas de nuevo al partido para hacer una propuesta que convierta de nuevo al PD en un lugar acogedor con respecto a estos temas”, responde la candidata. 

El batacazo electoral del pasado septiembre terminó con la época de Enrico Letta, que pocas horas después dimitió como secretario general. Ahora el partido, tras luchas internas sobre identidad y futuro, intenta encaminarse hacia un nuevo horizonte progresista. Pero las recientes elecciones regionales, no arrojan una gran esperanza a corto plazo, la pérdida de la región del Lazio, que llevaba diez años en manos del PD ha añadido una decepción electoral más. Schlein revindica que el partido tiene que virar definitivamente a la izquierda y abandonar el centro en el que se ha perdido estos años.

Nada frena la convicción de Elly Schlein, o al menos eso dice ante la prensa en las últimas horas, a pesar de su contrincante vaya por delante. Su candidatura es una batalla política que va más allá de ganar el liderazgo de un partido, intenta poner un modelo encima de la mesa en el que su propia victoria, como mujer y joven, es en sí el propio cambio en la comunicación con su electorado. Un símbolo que ella no usa como carta de presentación, huye de personalismos, “es un tipo de política en la que no creo”, pero la mayoría de los grandes políticos del PD que la han sostenido han apelado siempre al hecho de que fuese una victoria precisamente el hecho de que ella estuviese hoy luchando por ser la cabeza del partido. La señal del cambio está en Elly, dicen. Pero la gente que asiste a sus encuentros en el ámbito de la campaña se emociona solo con su figura, siente desconfianza por el PD como Maristella, una mujer de 55 años de la capital italiana que hace semanas se acercó a una de sus presentaciones. “Ella es muy buena, está capacitada, pero luchar contra la estructura del partido es muy difícil, ya no son la izquierda”, confiesa a NIUS.

Una de las grandes críticas que la propia Elly Schlein ha vertido sobre su partido ha sido la gestión indudablemente machista del poder durante esta última década. “Uno de los motivos por los que he decidido presentarme es precisamente este. Intentar desmontar este sistema, intentar construir una leadership no solo femenina (como en el caso de Meloni), sino también feminista. Yo quiero guiar un partido donde nadie se sienta jefe sobre los carnets de partido, sobre los puestos o sobre las mujeres. Un partido en el que ninguna mujer tenga que escuchar la pregunta, que yo viví cuando entré al partido, de… “¿Tú de quién eres?”. Será un trabajo largo, cultural, profundo, pero hay esperanza”, añade la candidata.

Se dice también cansada de un trato paternalista con las nuevas generaciones. La candidata, de 37 años, cree que precisamente es desde ahí desde donde la política tiene que sentir el impulso. “Las nuevas generaciones no aceptan más ciertos aspectos de la sociedad. Tienen un razonamiento interseccional contra la discriminación de todo tipo desde la racista, a la sexista o a la homófoba. Creo que el deber de la política es empujar para invertir en todas esas cosas que hacen el país más desigual”, responde Schlein. La líder reconoce abiertamente en varias de sus intervenciones públicas que mira a España en muchas materias, pero especialmente en derechos laborales donde cree que el Gobierno de Pedro Sánchez ha dado en la clave de batallas que ella comparte desde hace años en Italia. 

Tanto Enrico Letta, aún secretario general hasta el nuevo voto, como Stefano Bonaccini, su contrincante, se han expresado públicamente en los últimos días sobre Giorgia Meloni. En el primer caso, Letta, respondiendo al New York Times sobre la premier dijo que es “mejor de lo que nos esperábamos” y Bonaccini añadió públicamente que “es una persona muy capaz y no es fascista”. Schlein se desmarca, su propuesta es otra. Insiste sobre la denominación que Meloni eligió al llegar a su cargo en octubre. “Hay que explicar que Meloni elige, a partir de cómo quiere que la llamen, de no aceptar a otras mujeres. Porque querer llamarse “el presidente”, en masculino, quiere decir aceptar que, como ese rol hasta ahora ha sido solo encarnado por hombres, sea mejor que tenga un nombre masculino. Esto es lo contrario que nos enseña el feminismo”, finaliza la candidata para NIUS.