Xavi, el español que se salvó del tiroteo de Texas por un vestido:"Si hubiéramos seguido caminando estaríamos muertos"

Xavi Cano en un partido.
  • Se salvó de encontrarse con el tiroteador por minutos

  • Estaba en el centro comercial donde pasó todo con su mujer y su hija de 22 meses

  • Es entrenador del North Texas Soccer Club y vive en Texas desde hace cinco años

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MadridHay veces que una pequeña decisión, de esas que parecen poca cosa, te cambia la vida o incluso te salva de morir tiroteado. A Xavi Cano, que su mujer Melanie quisiera entrar en el último momento a una tienda de ropa, le evitó encontrarse cara a cara con Mauricio García, el neonazi que este pasado fin de semana mató a varias personas en un centro comercial del pequeño suburbio de Allen (Texas).

Xavi vive en Estados Unidos desde hace cinco años, es entrenador español del North Texas Soccer Club de la MLS Next Pro (3ª división) y el sábado tenía la tarde libre, así que se fue con su mujer y su hija de 22 meses al centro comercial donde pasó todo.

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Querían comprar ropa para un evento y no habían encontrado nada adecuado. Cuando ya se iban a casa, estando ya en el parking, a pocos metros donde segundos después Mauricio iba a empezar a disparar, Melanie vió una tienda y algo le dijo que tenía que entrar. Una intuición que quizá les salvó la vida, como cuenta Xavi.

"Era una tienda donde ella no había entrado desde hacía unos 20 años y me dijo: Vamos a pasar a ver. Era el J.Crew que esta justo al lado del HM donde pasó todo. Acabamos de entra cuando oímos los disparos".

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Suerte, azar, destino, sea lo que fuere, Xavi y su familia no se quitan de la cabeza lo cerca que han estado de la muerte: "Todavía seguimos sin asimilar porque ha ocurrido todo esto y porqué nos hemos librado precisamente nosotros, si hubiéramos seguido caminando hoy estaríamos muertos".

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Pregunta: ¿Cómo os disteis cuenta de lo que estaba pasando?

Respuesta: Escuchamos unos disparos y la gente empezó a correr. Hubo gente que entró diciendo que había un tiroteo. Yo tenía a mi hija en brazos, me asusté y empecé a gritarle a mi mujer que se fuera hacia atrás que se protegiera. Corrimos hacia el almacén y entre todos los que estábamos allí hicimos una barricada. Intentamos camuflar con ropa a las mujeres y niños por si entraba, para que no les viera. También pusimos estanterías de madera contra las paredes porque nos daba miedo que si entraba los disparos las atravesaran, las paredes de alli son de pladur.

P. ¿Cuánto tiempo estuvisteis ahí?

R. Perdimos un poco la noción del tiempo. Cuando empezamos a escuchar los disparos el primer instinto fue proteger nuestras vidas, y lo que menos queríamos era exponernos. Estuvimos no sé si una hora, o una hora y media. No hacíamos nada de ruido, no nos movíamos pero escuchábamos los disparos como si estuvieran dentro de la tienda, por eso no teníamos consciencia de dónde estaba pasando todo. Estuvimos callados esperando a que todo se calmara, a que no hubiera disparos, hasta que empezamos a escuchar las sirenas de la policía y de ambulancias, entonces intuimos que podía ser el final, pero no sabíamos qué nos podíamos encontrar fuera.

P. Y cuándo salisteis, ¿qué os encontrasteis?

R. Fue tremendo. Entró la policía a la tienda, estaban muy nerviosos, gritando y con las armas en alto. Nos pidieron que saliéramos todos con las manos levantadas, que siguieramos sus órdenes, que ni cuestionáramos lo que decían. Al llegar a la puerta teníamos que salir todos de uno en uno, en fila. Había tanto ajetreo, tanto coche de policía que sin darte cuenta mirabas a los lados.

P. Supongo que la escena era aterradora.

R. Si, a la izquierda ví cuatro o cinco cadáveres y a la derecha a un guardia de seguridad muerto. Yo le decía a mi mujer que mirara hacia adelante, que no parara y siguiera caminando. 15 metros más adelante le vimos muerto.

P. ¿Visteis al tiroteador?

R. Estaba muerto en el suelo, era un horror. Melanie me decía que era un policía porque iba vestido como ellos, pero yo me dí cuenta que, aunque iba vestido con los mismos colores azules del uniforme policial, llevaba unas Converse. Eso me llamó la atención. Era alguien con Converse que llevaba un rifle de asalto y mucha munición en el chaleco.

P. Claramente pretendía una matanza

R. En ese momento eran las 15.30 de la tarde un sábado. Aquí se come como a las 12 del mediodía por lo que esa hora es como si en España fueran media tarde de un sábado. No sé cuantos seriamos pero claramente éramos muchos los que estábamos allí. Nosotros fuimos de los primeros en salir de las tiendas y ya había gente fuera. Estuvimos más de dos horas esperando a que nos dejaran irnos, y seguían saliendo personas. Puede que fuéramos unas 5.000 o más.

P. Y tú familia, ¿cómo lo vivió? ¿Tú hija se dió cuenta?

R. Mi hija es muy pequeña y por suerte no se enteró de nada. Yo la apreté contra mi pecho al salir. Mientras esperamos que nos dejaran volver a casa conseguimos resguardarnos en una una sombra, teníamos agua y comida y tratamos de entretenerla para que estuviera bien. Estaba todo acordonado, lleno de coches de policía, la gente muy nerviosa. Espero que la niña no sea consciente de lo que pasó.

P. Vosotros sí que no lo podes olvidar.

R.Para mí está siendo duro. Encima tenía un partido de fútbol al día siguiente (domingo) y mi cabeza no estaba para estar con los jugadores, pero tampoco estaba para estar en casa. Decidí ir al estadio e intentar concentrarme en el trabajo. Pero durante el partido era muy difícil mantener la atención. Mi cabeza no paraba de recordar lo ocurrido. Pensaba en los muertos. En qué había motivado que nos salváramos, en el miedo de lo que podía haber pasado. Eso no se me va de la cabeza y no creo que se me olvide pronto. Cuando estábamos encerrados el instinto era mandar un mensaje a mis hermanos de adiós, yo realmente temía por nuestra vida. Más por la de mi mujer y mi hija, pensé que podía perderlas.

P. ¿Te has planteado dejarlo todo y volver a España? Supongo que eso se te ha pasado por la cabeza

R. Si, se te pasa por la cabeza, pero mi mujer es americana, su familia está aquí, y bueno, nos tenemos que hacer fuertes aunque no queramos. Intentar no estar asustados y vivir nuestra vida. Somos privilegiados, disfruto cada día de lo que más quiero que es el fútbol, mi mujer está también contenta con su trabajo, somos felices aquí. Pero están consiguiendo que la gente viva con miedo. Yo ahora mismo ir a centros comerciales o a espacios públicos con aglomeraciones pues no sé si lo podré soportar. Mi cabeza y mi corazón me dice que voy a tardar mucho tiempo en volver a estar con tranquilidad.

P. Qué te han dicho en el equipo.

R. Por la noche del sábado se lo conté al presidente del club y a la gente de mi equipo, pero los jugadores no sabían nada. Luego ya en el partido intenté que no se me notara, para que se centraran en el juego. Pero cuando terminó rompí a llorar y ellos creían que era por la emoción del resultado. Fue entonces cuando se lo conté.

P. ¿Ganasteis?

R. Sí, quedamos 4-1, pero la verdad es que el fin de semana fue muy duro y lo emocionante no fue ganar sino estar allí vivo.