Los cuatro papas españoles que ha habido en la historia de la Iglesia Católica

Ciudad del Vaticano
Ciudad del VaticanoEUROPA PRESS
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El mundo entero está pendiente de la chimenea de la Capilla Sixtina, para ver el color de las fumatas que tendrán lugar cada tarde a partir de este 7 de mayo. El cónclave para elegir al sucesor del papa Francisco ha comenzado y uno de los 133 cardenales que lo conforman será proclamado pontífice con todos los honores. Las quinielas apuntan, sin embargo, a que de los seis purpurados españoles que se encuentran 'elegibles' en el Vaticano, ninguno de ellos optará por la sede vacante.

Ni Carlos Osoro, ni Juan José Omella, ni José Cobo, Ángel Fernández, Cristóbal López ni Xavier Bustillo están entre los favoritos - como sí lo están el italiano Pietro Parolín y el filipino Luis Antonio Tagle - para convertirse en la figura líder del catolicismo. Pero, hubo un momento de la historia en la que sí era común que los eclesiásticos españoles llegaran a ordenarse papas, cómo cúspide de sus carreras. De todos ellos, estos cuatro son los más destacados:

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Dámaso I, el papa que tradujo la Biblia al latín

Dámaso I (366 - 384): fue un papa de origen español, si bien hay cierta controversia sobre su verdadera procedencia dentro de nuestra península. La mayoría de las fuentes sitúan su nacimiento en Galicia, pero hay otras que dicen que era natural de Guarda, Portugal. Emigró a Roma siendo muy joven, donde fue escalando rápidamente en la jerarquía eclesiástica. Tras la muerte de Libero, Dámaso se hizo con el liderazgo de la Santa Sede y, como papa, cuyo nombre significa "domador", tuvo que sosegar una rebelión sangrienta desatada contra él. Popularmente, es conocido por haber sido él quien encargara que la Santa Biblia se tradujera y adaptara al idioma popular (el latín), dando lugar a lo que hoy conocemos como el texto sagrado. Murió el 11 de diciembre del año 384 y fue enterrado en una tumba humilde que él mismo construyó con sus propias manos.

Calixto III hizo repicar las campanas a mediodía

Calixto III (1455–1458): su nombre real era Alfonso de Borja y era natural de Játiva, en el Reino de Valencia. Fue el primer papa de la saga de los Borjia, un apellido catalán que fue cambiando al trasladarse a Italia. Como papa, estuvo principalmente preocupado por la organización de la Europa cristiana contra la invasión de los turcos, promoviendo las cruzadas. Fue el quien instauró la costumbre de que las campanas de las iglesias sonaran siempre a mediodía, para recordarle a los fieles que debían rezar por los cruzados. También fue acusado de nepotismo al convertir en cardenales a dos de sus sobrinos. De hecho, el siguiente papa español de la lista es, precisamente, uno de ellos, Rodrigo de Borja, que pasó a la historia como Alejandro VI.

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Alejandro VI decoró los techos de Santa María la Mayor

Alejandro VI (1492–1503): Natural de Játiva, Valencia, su verdadero nombre era Rodrigo de Borjia, si bien en Italia empezó a conocerse como Rodrigo de Borjia. En principio, no tenía ninguna intención de convertirse en papa, pero su tío le envió a estudiar leyes a la Universidad de Bolonia y, por enchufe, fue nombrado cardenal con tan solo 25 años. En 1942, fue elegido como pontífice por un escaso margen de votos; tanto, que en el cónclave se le acusó de haber sobornado voluntades para conseguir la victoria. Alejandro VI, que ya era uno de los hombres más ricos de su época, siempre se preocupó por las artes y las ciencias. Fue él quien mandó decorar - con el supuesto oro que trajo de América Cristobal Colón - los hermosos techos de Santa María Mayor, el lugar donde ya se encuentra enterrado el fallecido Papa Francisco.

Adriano VI, el primer papa contra Martín Lutero

Adriano VI (1522–1523): aunque nació en los Países Bajos, era súbdito del Imperio Español (bajo Carlos I), y muchos lo consideran el último papa “no italiano” hasta Juan Pablo II. Su nombre real era Adrián de Utrech y, antes de convertirse en pontífice, fue nombrado como Inquisidor General de la Corona de Aragón y de la Monarquía Hispánica. Fue un papa elegido in absentia, es decir, que no estuvo presente en el cónclave, sino que fue designado mientras se encontraba en España. Siempre será recordado por emitir la primera circular contra los libros de Martín Lutero.

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