Rusia

Cómo ha cambiado Crimea desde que Rusia la anexionó a la península de Ucrania

Manifestación prorrusa en Crimea, en 2014 poco antes de la ocupación del Kremlin.. Reuters archivo
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La ocupación rusa de Crimea, territorio de Ucrania, ha vuelto a la 'escena política' con la negociación de Trump y Putin en Alaska. La operación militar que orquestó Putin en 2014 terminó con la anexión de Crimea y la guerra civil en el Donbás (este de Ucrania), que han sido el preámbulo de la invasión rusa a Ucrania. Rusia ha llevado a cabo una intensa campaña de desconexión de la península con su reciente pasado ucraniano.

El Kremlin planeó todos sus pasos para 'camuflar' lo que era una invasión: aseguró que respondía al llamado del 60% de la población, de origen ruso, sin mencionar sobre todo el interés de hacerse con una zona de gran valor geoestratégico con salida al mar y un puerto vital para la arma de Moscú.

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En Kiev, los ucranianos se manifestaban, en 2013, pidiendo un mayor acercamiento a la Unión Europea, mientras en Crimea, los prorrusos en mayoría, pidieron ayuda al Kremlin rechazando el Acuerdo de Libre Comercio que estaba próximo a acercar oficialmente a Ucrania con la Unión Europea y que se fue al traste por las presiones de Rusia.

La población de Crimea no estaba de acuerdo con las protestas en Kiev, ni con un eventual tratado económico con la UE, así que tras el derrocamiento de Viktor Yanukovich, aliado de Putin, pidió ayuda a Moscú. Crimea, era vital para los rusos que, hasta ese momento, tenían que alquilarle a Ucrania un espacio para su flota en el Mar Negro.

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Rusia trabajó diligentemente con los líderes prorrusos para reforzar la idea de proteger a los habitantes de Crimea de los "extremistas" que habían tomado el poder en Kiev que amenazaban con prohibir hasta hablar ruso en la región.

La operación militar 'suave' de Rusia para anexarse Crimea

El presidente ruso organizó el envío de tropas especiales a la península, sin identificar, que en medio de la confusión y la sorpresa, tomaron el control de las ciudades más importantes de Crimea y del puerto local. Luego Putin pidió y obtuvo permiso del parlamento para intervenir militarmente en la península haciendo público el despliegue militar, aunque argumentaron que el objetivo era garantizar la integridad de los ucranianos pro-rusos habitantes de Crimea y las bases rusas estacionadas hasta que se normalizara la situación socio-política.

A la operación militar, el 16 de marzo le siguió un referéndum. Los habitantes de Crimen respondieron a la pregunta de si querían que la república autónoma se uniera a Rusia: el 95,5% de los votantes en Crimea apoyaron la opción de unirse a Rusia, según datos del Gobierno local, no habían más testigos.

Para el Gobierno de Ucrania, EEUU y la UE fue un referéndum ilegal, que se hizo sin observadores internacionales, pero se convirtió en la coartada perfecta para Rusia, que lo validó para lograr su objetivo.

Putin, al firmar la anexión, negó que Moscú tuviera intención de apropiarse de otras regiones ucranianas donde la población rusohablante era mayoritaria. Es decir, en el este del país invadido.

Lo que trajo la anexión rusa de Crimea

A partir de la anexión, en 2014 , dejaron de sintonizarse en Crimea todos los canales de la televisión de Ucrania y se prohibieron canales y medios de comunicación, como el de los tártaros. Diferentes organizaciones internacionales, como Amnistía Internacional y la ONU han alertado de constantes vulneraciones de los derechos humanos, con redadas, registros y purgas de los servicios públicos.

La vida, sin embargo, para la mayoría rusa, es tranquila, pero es otra cosa para el 25% de étnia ucraniana y el 12% tártaros de Crimea. Los tártaros, una minoría musulmana de origen turco, considerados como la población indígena de Crimea, han sido perseguidos históricamente, desde que la península y Ucrania formaban parte de la Unión Soviética, y el dictador Joseph Stalin los expulsó de Crimea en 1944.

Los tártaros de Crimea pudieron regresar después de que se levantara la prohibición que pesaba sobre ellos, a finales de los años 1980 y luego en los años 1990, cuando Ucrania logró su independencia. Los tártaros se encontraban entre los que se opusieron a la anexión de Crimea por parte de Rusia en 2014 y los que siguen sufriendo represión rusa en Crimea.

El rublo es la moneda oficial en Crimea, no hay la abundancia de productos en las estanterías y el turismo que antaño frecuentaba sus espectaculares playas, se ha reducido a su mínima expresión. Para Rusia, sin embargo, la anexión de la península desató una ola de patriotismo e impulsó la popularidad de Putin.

Putin el año pasado, cuando celebraba el décimo aniversario de la anexión de Crimea llamó a la península ucraniana anexada “el orgullo de Rusia”. "Hace 10 años aquí, en la Plaza Roja, en este mismo escenario, afirmó el líder ruso, "Crimea ha regresado a su puerto natal".