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Un tribunal de Brooklyn ha sentenciado a la actriz Allison Mack a 3 años de cárcel y el pago de una multa de más de quince mil euros por su participación en la secta NXIVM condenada por abusos sexuales a mujeres en el año 2019.
Mack, conocida por su papel en series como Smallville, confesó ser responsable del 'reclutamiento' de varias mujeres a las que extorsionó para que se convirtieran en esclavas sexuales del líder del grupo secreto.
La actriz de 38 años ha recibido una pena muy inferior al mínimo de 14 años que pedían los fiscales. Antes de ser condenada, Mack expresó su arrepentimiento y aseguró que se trataba del "peor error de su vida". Por su parte el líder de la secta, el convicto Keith Raniere, fue condenado en el año 2020 a cumplir una pena de 120 años de cárcel como responsable de delitos de tráfico sexual, asociación criminal, extorsión, abusos a menores y amenazas.
Durante los años en los que colaboró con NXIVM, Mack fue responsable de una unidad que se encargaba de persuadir a más mujeres para que se unieran a la sociedad secreta. Después de que el escándalo saliera a la luz, la actriz escribió una carta disculpándose con "aquellos perjudicados" con sus acciones.
La misiva, de la que se hacen eco medios locales, fue leída por los abogados Mack a lo largo del juicio, reconoce abiertamente los abusos a mujeres y habla de Raniere como un hombre retorcido. "Este fue el mayor error y me arrepentiré toda mi vida"-asegura en el texto.
Lo que en apariencia era una asociación de autoayuda respaldada por importantes personalidades como la propia Allison Mack, era en realidad una sociedad secreta que se dedicó durante años a 'esclavizar' sexualmente a mujeres.
Entre otras cosas, las mujeres que ingresaban en la secta eran sometidas por 'su amo', Keith Raniere, y marcadas con metales al rojo vivo tal y como se hace con el ganado en algunas partes del mundo. Las nuevas 'adheridas' a la causa se convertían en sirvientes sexuales del propio Raniere y se espera que tuvieran relaciones sexuales con él.
El papel de Mack, una de las principales cómplices en el siniestro entramado, consistía en persuadir a las mujeres para que se sometieran a los abusos del líder de la secta. La actriz servía para ganarse la confianza de las nuevas integrantes gracias a su cara conocida. Tal y como publica The New York Times, Raniere las obligaba a seguir estrictas dietas que 'casi las matan de hambre' para conseguir el físico que a él le gustaba. Desde finales de la década de los 90, cerca de 16.000 personas han participado de alguna forma en talleres o actividades de la organización pero se desconoce cuántas han sido víctima de los abusos y vejaciones de Raniere.