Muere Rush Limbaugh, la voz más polémica y poderosa de los medios conservadores estadounidenses

  • Su exitoso programa de radio se ha considerado fuente de inspiración para políticos

  • Limbaugh popularizó el término "feminazis" para describir a las feministas

  • El expresidente Trump ha roto su silencio tras su salida de la Casa Blanca calificándolo de "leyenda"

Sarcástico, provocador, indomable, polémico, crítico, atrevido y titán de la comunicación… En Estados Unidos, millones de radioyentes lamentan con gran pesar la muerte del icónico Rush Limbaugh, el pionero del fenómeno mediático de la radio más conservadora estadounidense que ayudó a perfilar las bases del Partido Republicano de hoy.

A sus 70 años y tras ser diagnosticado de cáncer de pulmón, el hombre que más receptores ha acumulado en la historia radiofónica del país, ha fallecido este miércoles, dejando atrás un reguero de fans que le echará de menos.

Rush Limbaugh podría haberse dedicado a la política presentándose a unas primarias, pero prefirió hacer su aportación desde las ondas de la radio. Algo que consiguió con creces desde su archiconocido programa “El Show de Rush Limbaugh”, que logró durante más de dos décadas ser la fuente de inspiración de políticos y presentadores de otros programas de entrevistas conservadores.

Sin guionistas ni guion, sin colaboradores en el aire. Limbaugh llegaba a cerca de 600 estaciones de radio (en tiempos superó las 650), con un formato basado principalmente en largos monólogos de hasta tres horas que giraban en torno a la noticia del día, intercalados con anuncios de parodias, llamadas telefónicas a los oyentes, y eventuales entrevistas a políticos y compañeros comentaristas.

El periodista favorito de los republicanos

Su influencia fue tal que, cuando el Partido Republicano ganó el control del Congreso en 1994, los nuevos congresistas no dudaron en entregarle el título de "Miembro honorario del Congreso", en reconocimiento al apoyo que éste les brindó durante las elecciones.

Posteriormente, durante las presidencias demócratas de Bill Clinton y Barack Obama, Limbaugh jugó también un papel de liderazgo contra los liberales, al presionar a los funcionarios conservadores electos para que tomaran posiciones más duras en temas como la inmigración, el gasto público y la negación del calentamiento global.

En la era Trump, se convirtió en un gran aliado y amigo del expresidente, con el que compartió mucho más que numerosas cenas y partidas de golf.

Si bien al principio de las primarias presidenciales en 2016, a menudo criticó al mangante inmobiliario a favor del senador republicano por Texas, Ted Cruz, cuando Trump llegó a la Casa Blanca, su apoyo se transformó incondicional: fue partidario de los enfrentamientos del expresidente contra los medios de comunicación y el establishment republicano; criticó los dos juicios políticos a los que fue sometido el exmandatario; avaló las acusaciones infundadas de fraude electoral por parte de los demócratas en las elecciones de 2020 llegando a sugerir que los estados pro-Trump consideraran la posibilidad de independizarse del Tea Party. Con la llegada de la pandemia, se atrevió a decir que el coronavirus no era peor que un resfriado.

Cuando los demócratas de la Cámara de Representantes sometieron a expresidente a su primer impeachment, Limbaugh lo defendió a pies juntillas: "¿Por qué se está acusando realmente a Trump?" -dijo-. “Está siendo acusado porque tiene demasiado éxito”, y agregó: “Donald Trump está siendo acusado porque está defendiendo la Segunda Enmienda. Está siendo acusado porque está bajando los impuestos. Está siendo acusado porque está resucitando la economía".

Trump dijo de él: “Es el mejor luchador que jamás conocerás”

Un día después de que el famoso presentador de radio comunicara a su audiencia el fatal diagnóstico de cáncer de pulmón avanzado, - previsiblemente provocado por el humo que exhaló de cigarrillos y puros durante casi toda una vida, y cuyos efectos minimizó en su programa de show radiofónico-, el expresidente Trump le otorgó durante su discurso del Estado de la Unión, la condecoración más alta de la nación: la Medalla Presidencial de la Libertad.

A juzgar por su rostro sorprendido, Limbaugh casi no daba crédito a la inesperada concesión del presidente. Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, que había sido también parte de las parodias de la estrella de la radio, se quedó callada y no levantó una mano para aplaudir.

Pero si de algo gozaba la voz líder de la derecha en la política estadounidense desde la década de 1980, fue precisamente de libertad, y muy especialmente de expresión, porque a otro lado de los 15 millones de personas, que le escuchaban y seguían fielmente cada día -unos 20 millones en tiempos con mejores rating-, había otros muchos millones que desaprobaban drásticamente sus osadas afirmaciones.

Las feministas “feminazis” de Limbaugh

Desde su plataforma radiofónica, expresó discutidos comentarios sobre el racismo, el colectivo LGBT, sobre los activistas medioambientales, de los que se burló por ser "abrazadores de árboles" y sobre las feministas, popularizando el término “feminazis”, aunque nunca admitió haber sido su creador.

“El feminismo se estableció para permitir a las mujeres poco atractivas un acceso más fácil a la corriente principal de la sociedad”, dijo Limbaugh en uno de sus programas. “Las mujeres aún viven más que los hombres porque sus vidas son más fáciles”, ironizó.

El pionero de la radio más conservadora no tenía filtro. Ridiculizó los síntomas de la enfermedad de Parkinson de Michael J. Fox, calificó el calentamiento global como un engaño, y llegó a burlarse de las muertes de enfermos de SIDA mientras pinchaba la canción “I'll Never Love This Way Again” (“Nunca amaré otra vez de esta manera”), aunque por esto último llegó a disculparse.

“El hombre más peligroso de América” y un “tipo buena gente”

Limbaugh era reconocido como el “hombre más peligroso en América” algo que le llenaba de orgullo. Solía decir que era un “detector de la verdad” y un “doctor de la democracia”, un “amante de los seres humanos”, una “pequeña bola de lana inofensiva” y un “tipo buena gente”. Resaltaba, además, que su talento era “concedido por Dios”.

“Soy un comunicador experto, y mi objetivo aquí, sea cual sea el tema que se está discutiendo, es que se comprenda perfectamente”, reza entre algunas de sus frases más célebres, reconociéndose así mismo también como un profesor, polemista, crítico de medios y estratega republicano aunque, sobre todo, animador y vendedor.

También en ocasiones se jactaba de haber dado instrucciones a millones de estadounidenses sobre qué creer acerca de la política, aunque del mismo modo se presentaba como un mero espejo de la opinión pública. "Yo no orquesto, dicto o hago que la gente reflexione", escribió en uno de sus bestsellers. "Yo simplemente valido". Limbaugh es autor de siete libros de gran éxito.

Mientras sus seguidores lo tacharon de patriota indomable, icono del ingenio y de la sabiduría, los liberales protestaron en incontables ocasiones por sus jocosos e insolentes comentarios. A la par que unos se divertían, otros se exasperaban.

Al darse a conocer el fallecimiento del reconocido periodista, el expresidente Trump ha hecho sus primeras declaraciones tras su salida de la Casa Blanca, elogiando al popular locutor al que calificado de “leyenda”: "Estuvo conmigo desde el principio. Y le gustó lo que dije y estuvo de acuerdo con lo que dije. Fue un gran caballero, un gran hombre".

El exvicepresidente Mike Pence, también en Twitter ha tenido unas sentidas palabras para el aplaudido periodista: “Rush Limbaugh dio voz a los ideales y valores que hicieron grande a este país, inspiró a una generación de conservadores estadounidenses y lo extrañaremos profundamente”.

“Enorgulleció a los conservadores e hizo que el conservadurismo fuera divertido”, continuó Pence escribiendo en la red social.

Toda una vida dedicada a la radio

El presentador del programa de entrevistas más influyente en la historia de la radio, que llegó a ser rico con contratos de 100 millones de dólares (83 millones de euros), nació en Missouri y comenzó su carrera en los años 70 como DJ de rock & roll y presentador radial de deportes antes de enfocarse en la política.

Fue en 1984 cuando una estación de Sacramento le ofreció un programa de entrevistas que modeló a su medida, intercalando la música, la comedia y autopromoción constante, con contenido político. Su éxito fue instantáneo.

Cuando se convirtió en una estrella local, la radio estaba experimentando una revolución tecnológica gracias al satélite, y se le abrieron las puertas para emitir a nivel nacional. En 1988, la emisora ABC le ofreció un nuevo formato que comenzó a hacer desde la ciudad de Nueva York y que pronto se consolidó como el programa de entrevistas de radio más popular del país. “El Show de Rush Limbaugh” no había hecho más que comenzar.