La polarización política en EEUU alcanza a los jóvenes

  • El alejamiento de Trump de la justicia racial, el cambio climático y la lucha de género ha desatado la ira de una generación demócrata que no solo votó en su contra, sino que rechaza relacionarse con sus seguidores

  • Este año 2022 hay elecciones trascendentales de medio término en la que los jóvenes podrían jugar un papel esencial

Tres cuartas partes de los jóvenes demócratas no acudirían a una cita con alguien de signo político diferente y menos si esta persona fuera votante de Donald Trump, mientras que algo más del 30% de los republicanos haría lo mismo con alguien que hubiera apostado por Joe Biden. Y entre los estudiantes universitarios, el 37% de los progresistas ni siquiera entablarían amistad con un conservador, por un 5% de estos en la misma situación.

Estos datos, que podrían tener consecuencias en las próximas elecciones intermedias si ello se traslada a las urnas por la alta división que implican, han sido desvelados en una encuesta realizada por Axios/GenerationLab. Y son resultado de la fragmentación partidista que sufre el país, en los últimos años, al mismo tiempo que muestra algunas de las causas de la derrota de Donald Trump. El alejamiento del exmandatario de las motivaciones de los jóvenes demócratas alrededor de la justicia racial, el cambio climático y la lucha de género, entre otras, ha desatado la ira de una generación que no solo votó en su contra, sino que rechaza relacionarse con sus seguidores.

Universos paralelos

Estas diferencias ideológicas, llevadas al extremo de las emociones entre los jóvenes, auguran una mayor división política y cultural a futuro. Temas que son asumidos por los jóvenes progresistas como derechos humanos, centrados en el aborto y la inmigración, separan a miembros de una misma generación que parecen abocados a permanecer más distanciados de lo que ya están.

Un profesor de Justicia Criminal en Saint Elizabeth University (New Jersey), que prefiere no dar su nombre y vota al Partido Republicano, señala que “he visto una transformación de estudiantes que eran apáticos y ahora están completamente comprometidos con el futuro de su nación, estado, condado y política local”.

Evolución

Y añade que un estudio de Pew Research Center ya revelaba, en 2014, que demócratas y republicanos estaban “divididos no solo por sus preferencias políticas sino por los sitios donde prefieren vivir y el tipo de personas con las que les gusta dar la bienvenida en su familia”. Así, un 30% de los conservadores encuestados declararon no estar contentos si un miembro de su núcleo familiar se casara con un demócrata, por un 23% de estos en la misma situación.

En la actualidad la situación se ha invertido y la distancia entre ambos votantes ha aumentado. La evolución en la actitud de parte del electorado demócrata, que ahora supera por mucho esa proporción, viene acompañada de varios factores según muestran las encuestas: el deseo de derrocar a Trump, los asesinatos de miembros de la comunidad afroamericana a manos de policías, el confinamiento producido por la pandemia, el movimiento Me Too, los tiroteos escolares y el aumento de tiempo dedicado a las redes sociales.

Política divisiva

Históricamente, el grupo de edad entre 18 y 29 años es el que ha tenido una participación más baja en las elecciones de ámbito presidencial, ya que suelen sentirse más apáticos y desconectados del proceso electoral. Pero según Joseph Ragno, adjunto al profesor de Derecho en Salud Pública también en Saint Elizabeth University y votante demócrata, “en 2020 los jóvenes votaron con números récord y su respuesta puede haber sido diferente a la de años anteriores…la dialéctica política se ha vuelto tan divisiva que sería casi imposible para los votantes jóvenes con antecedentes socioeconómicos similares, de ambos partidos, relacionarse de manera civilizada”.

“Afortunadamente, incluso entre quienes participan activamente en el proceso político, la mayoría de los votantes demócratas y republicanos operan por igual en la zona moderada del espectro de creencias políticas. Los que se encuentran dentro esta categoría generalmente pueden pasar por alto las diferencias políticas y mantener relaciones normales”, añade Ragno.

A medio plazo

En este sentido, la incógnita va a estar en la movilización del voto joven de cara a los comicios electorales más cercanos, las elecciones intermedias que tendrán lugar el próximo mes de noviembre y que se presentan con un resultado incierto. Ya no está (de momento) el factor Trump, que ejerció de revulsivo para que millones de jóvenes que normalmente habían reaccionado de forma apática ante el sufragio, se movilizaran contra él, pero sí se mantienen temas como el cambio climático que activan el efecto llamada de la juventud demócrata.

Las minorías, los activistas y aquellos que no confían en los republicanos para solventar dichos temas clave se descantarán por los progresistas aunque está por ver la respuesta que obtendrán estas elecciones midterm que históricamente han reflejado falta de compromiso de los votantes mas jóvenes y cuya victoria, de forma habitual, acaba favoreciendo a la oposición (conservadora, en esta ocasión).

A futuro

La esperanza de un futuro menos polarizado en el país pasa por la implicación y crecimiento de una juventud menos radical, como la que Ragno menciona y que esta representada por Reina Morse, estudiante de 19 años de la Universidad de Maryland y votante demócrata, quien confiesa que "sí tendría una relación cercana con alguien de una ideología política y creencias diferentes. Aunque pueda ser frustrante en ocasiones, sigue siendo una persona que merece amistad e igualdad de trato. Seguramente tendrá sus razones para seguir esa ideología aunque no seamos capaces de entenderlo”.

Este “no seamos capaces de entenderlo” se refiere especialmente al votante demócrata que espera cambios en los problemas que aún están sin resolver y que preocupa al sector activista más implicado. Es un electorado que va más allá del apoyo a Biden y que se identifica con movimientos que seguirán vivos, independientemente de que el actual presidente pierda o se mantenga en el poder.

Black Lives Matter, Me Too o March For Our Lives (Marcha por Nuestras Vidas), menos conocido este último pero en auge en Estados Unidos, en contra del uso de las armas para evitar los tiroteos escolares, seguirán marcando la agenda progresista y, para una parte del electorado demócrata, incluso sus relaciones personales.