Un puente en Bélgica de más de 700 años es derribado para que los "cruceros puedan atravesar la zona"

  • La decisión habría sido tomada por el Ayuntamiento de Tournai (Bélgica) para dar más accesibilidad al paso de cruceros

  • Pertenece a una de las estructuras arquitectónicas más "longevas" de toda Europa

  • La demolición comenzaba el pasado viernes con sentimientos encontrados entre su población

El viaducto 'Pont des Trous' perteneciente al siglo XIII y ubicado en Tournai (Bélgica) ha sido demolido tras "más de 700 años en pie" por una decisión del Ayuntamiento tomada en enero con el fin de dar más accesibilidad al paso de los cruceros que transitan el área para conectarlos con el río Sena.

Desde el pasado viernes, se lleva a cabo el derrumbe de uno de las estructuras arquitectónicas más "longevas" de toda Europa, que ya ha consternado a muchos de sus habitantes, y que según el diario belga 'Le Soir' está casi "terminada".

Los operarios que trabajaron en derruir el icónico puente de una de las ciudades más antiguas junto con Arlon y Tongeren comenzaron por derruir los arcos de la plataforma, situando un barco debajo del mismo para recoger las piedras que se precipitaban. La primera de ellas cayó sobre las 9:00 am al tiempo que muchos vecinos se despedían con tristeza del 'Pont des Trous'.

Objetivo: eliminar la estrechez de L´Escaut

La decisión que habría determinado el cese definitivo de la estructura sería la estrechez que sufre la travesía de l'Escaut, y que se ampliaría gracias a esta modificación en el paisaje permitiendo que los barcos de mayor tamaño pudiesen entrar al área sin dificultad.

Antes de habilitarse esta medida no podían acceder embarcaciones que superasen las 1.500 toneladas, algo que cambiaría y que se incrementaría en 500 toneladas más, incluyendo cruceros y barcos de carga pesada.

El clima de aceptación entre los habitantes es variado, y los detractores a este hecho critican las llamadas de atención a preservar el patrimonio mientras en este caso "se tiran abajo". Similar a la versión que ha ofrecido la ministra belga de Energía y Medio Ambiente, Marie-Christine Marghem, que acusó al alcalde de "no tener empatía" con el entorno y "que las piedras que fueron retiradas no estaban numeradas".