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¿Puedes dejar un décimo de lotería en herencia? Qué pasa si falleces antes del sorteo

El premio Gordo de Navidad, un cambio de vida radical
El premio Gordo de Navidad, un cambio de vida radical. Informativos Telecinco/Agencias
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La lotería es, en esencia, un juego de probabilidades en el que la ilusión de ganar se imprime en un simple décimo de papel. Pero la vida, siempre más impredecible que cualquier sorteo, puede interponerse antes de que se celebren los bombos. Y ahí surge la pregunta: ¿qué ocurre con ese décimo si su propietario fallece antes del sorteo? ¿Forma parte de la herencia?

La respuesta es afirmativa, pero no exenta de matices legales, fiscales y emocionales. Porque, aunque la suerte sea caprichosa, el derecho sucesorio no lo es tanto.

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El décimo es heredable, pero exige trámites

Un décimo de lotería no es un contrato etéreo, ni un intangible sin valor jurídico. Es, según la legislación española, un bien mueble, y como tal puede integrarse en el caudal hereditario de cualquier persona, tal como recoge el Código Civil. Por tanto, si alguien fallece antes del sorteo, ese décimo pasa a sus herederos legítimos, ya sea mediante testamento o por las normas de sucesión intestada.

Sin embargo, la transmisión no es automática. Para que los herederos puedan reclamar la titularidad del décimo (y su posible premio), es imprescindible aceptar formalmente la herencia. Este proceso implica presentar documentación como el certificado de defunción, el testamento (si lo hubiera) o la declaración de herederos, además de liquidar los impuestos correspondientes.

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Además, si el décimo resulta premiado, no se puede cobrar directamente en ventanilla. Las entidades bancarias o la propia SELAE exigirán la documentación que acredite la condición de heredero antes de liberar los fondos.

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Qué pasa si el décimo es compartido… pero solo de palabra

El mayor foco de conflicto suele surgir cuando el décimo no es de titularidad individual, sino compartido. Un clásico: el boleto del bar, el de la familia, el que se reparte entre compañeros de trabajo. ¿Qué ocurre si uno de los copropietarios fallece antes del sorteo?

La respuesta es contundente desde el ámbito legal: todo dependerá de la existencia de pruebas que acrediten la copropiedad. Un acuerdo verbal carece de validez si no puede ser demostrado. Lo ideal, es haber dejado constancia escrita, ya sea mediante un simple mensaje de WhatsApp, un correo electrónico o incluso un documento manuscrito donde conste quiénes participan y en qué proporción.

Si no hay prueba, y el décimo está físicamente en poder del fallecido, se entenderá que forma parte de su herencia y el premio (si lo hubiera) se repartirá exclusivamente entre sus herederos legales. Los presuntos copropietarios quedarían relegados, salvo que pudieran probar ante un juez la existencia de un pacto previo.

Este escenario, aparentemente anecdótico, es más habitual de lo que parece y ha dado lugar a numerosos litigios en los tribunales españoles cada año tras el Sorteo de Navidad.

El premio también hereda impuestos

Hay que tener en cuenta que la transmisión de un décimo no solo implica derechos, sino también ciertas obligaciones fiscales. Si el boleto resulta premiado, los herederos se enfrentan a una doble carga impositiva. Por un lado estaría la retención del 20% que aplica Hacienda a los premios superiores a 40.000 euros. Esta retención es automática, y se descuenta antes de que el premio llegue al beneficiario.

Por otro, y aquí está la trampa que muchos desconocen, el importe del premio se suma al caudal hereditario y está sujeto al Impuesto de Sucesiones y Donaciones. Su cuantía es tremendamente variable, dependiendo de la comunidad autónoma donde residía el fallecido y del grado de parentesco con los herederos. Así, mientras comunidades como Madrid o Andalucía aplican bonificaciones que reducen este impuesto a cifras casi simbólicas, otras como Asturias o Comunidad Valenciana mantienen tipos impositivos que pueden alcanzar porcentajes muy significativos.

En definitiva, y por muy paradójico que suene, ganar la lotería tras el fallecimiento de un familiar puede ser, además de un golpe emocional, un desafío administrativo. El décimo es heredable, sí. El premio también. Pero no lo es la simplicidad: aceptar la herencia, justificar la propiedad del boleto y resolver las cuestiones fiscales se convierte en una carrera contrarreloj.

Por eso, los expertos insisten: si compras un décimo que consideras relevante, inclúyelo en tu testamento. Y si lo compartes, documenta el acuerdo. Porque el azar no entiende de trámites, pero Hacienda y los notarios, sí.