Gamificación: cuál es el secreto para que las apps de lotería sean tan adictivas como un videojuego
La gamificación consiste en incorporar elementos propios de los videojuegos en entornos no lúdicos
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No es casualidad que muchas aplicaciones de lotería parezcan videojuegos disfrazados. Tras esa apariencia lúdica se esconden técnicas de gamificación que refuerzan el comportamiento del usuario, lo hacen volver y prolongan su permanencia, con una ambigüedad peligrosa. Así, funcionan como entretenimiento, pero pueden rozar la adicción.
Para quienes no están familiarizados, la gamificación consiste en incorporar elementos propios de los videojuegos en entornos no lúdicos con el objetivo de motivar la participación, la retención y la acción recurrente. En el mundo de las apuestas y loterías, esa técnica ya es algo habitual, y términos como “puntos, desafíos, recompensas y niveles” se usan deliberadamente para convertir la experiencia en algo interactivo más allá de la simple apuesta.
Cómo le ponen el “gancho digital”
Las apps de lotería adoptan varias estrategias propias del diseño de videojuegos para “enganchar”. Por ejemplo, se introducen misiones, retos diarios o recompensas por fidelidad, independientemente de que el usuario acierte o pierda, para mantener la actividad constante. También es propio de esta estrategia ofrecer tablas de clasificación, rankings y comparativas sociales, incentivando la competencia con otros usuarios o la sensación de progreso relativo.
En apuestas deportivas, se integran herramientas interactivas como trivias, estadísticas en tiempo real o juegos previos al evento para que el usuario esté más tiempo dentro de la app. También es costumbre ofrecer bonificaciones limitadas en el tiempo (“ofertas relámpago”) para inducir la acción inmediata, similar a lo que hacen los videojuegos con eventos especiales.
Esos mecanismos multiplican estímulos, como recompensas intermitentes, que el cerebro aprende a anticipar. En un estudio centrado en Ghana, se encontró que el juego gamificado está relacionado con mayor angustia psicológica, amplifica distintos sesgos cognitivos y motivaciones económicas, algo que sirve para alertar sobre los riesgos de aplicar gamificación sin regulaciones.
Asimismo, hay críticas hacia cómo incluso los mecanismos de “juego responsable” están siendo gamificados. Ya hay herramientas diseñadas para prevenir daños que incluyen mecánicas visualmente similares a las de los juegos, lo que genera una mezcla confusa entre prevención y estímulo.
¿Dónde está la frontera entre gamificación y “gamblificación”?
El fenómeno de gamblificación se refiere al uso de mecánicas de juego para inducir comportamientos de apuestas incluso en productos que no están concebidos como juego. Está documentado que estas técnicas pueden empujar psicológicamente hacia apuestas más frecuentes.
Una analogía poderosa viene de los “loot boxes” de videojuegos, que son cajas con recompensas aleatorias, y que han sido investigadas por su parecido estructural al azar monetario. Algunos estudios indican que estas mecánicas actúan como puente hacia comportamientos de apuestas o conducta de riesgo.
Por tanto, muchas apps de lotería ya no solo “venden boletos”: pintan la experiencia con retazos de videojuego, amplificando la dimensión psicológica del juego de azar. De esta manera, la convergencia entre juego y video juego también juega un papel: la exposición a mecánicas similares en videojuegos (lo que algunos jóvenes consideran “diversión”) puede facilitar la transición hacia apuestas monetarias. Un estudio longitudinal halló que los puntajes de juego problemático predicen escalada hacia conductas de juego problemático.