Animales

Mudanzas y mascotas, un escenario difícil de gestionar: "Pueden sentir ansiedad por separación"

Las mudanzas también afectan a las mascotas. Pexels
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Las vacaciones de verano también son una buena oportunidad para hacer una mudanza. Este periodo de tiempo libre puede emplearse en hacer cajas y aterrizar en la nueva vivienda, donde los propietarios comenzarán también una nueva vida. Aunque suene muy emocionante, los cambios de casa pueden llegar a generar un gran estrés; no sólo para los humanos, también para los animales que les acompañan en su cambio vital. Por eso, a la hora de hacer una mudanza, no sólo hay que tener en cuenta el traslado de los muebles, la ropa o los enseres; también el bienestar de los perros que se ven involucrados en este proceso.

Muchos dueños de perros cometen el error de pensar que estos se "acostumbrarán solos" al nuevo ambiente, tal y como comenta el adiestrador canino Juan Carlos Castilla a Informativos Telecinco web. Al contrario de lo que pueda pensarse, las mudanzas también pueden ser un foco de ansiedad para estos animales que, literalmente, ven cómo desaparecen referentes como los muebles, los olores, espacios y rutinas que les hacían sentir seguros hasta entonces.

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Ladridos, insomnio o conductas destructivas por el cambio

"Los perros son animales de hábitos y de rutinas. Por eso, cuando las rutinas cambian drásticamente y el entorno se transforma, pueden sentir dificultad para adaptarse, mostrando inseguridad, miedo o ansiedad por separación. También pueden reaccionar al timbre y a ruidos exteriores, estar desorientados o sufrir pérdidas de control. Esto puede manifestarse con ladridos excesivos, falta de apetito, insomnio, conductas destructivas o conductas inadecuadas, como hacer pipí en casa aunque ya estuvieran educados", advierte en exclusiva el adiestrador.

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Como director de Noblecan, Juan Carlos Castilla aconseja abordar las mudanzas en tres fases fundamentales: antes, durante y después. En cada una de ellas, los propietarios de los perros pueden llevar a cabo una serie de medidas para minimizar el impacto emocional que este gran cambio pueda causarles.

Antes de la mudanza

Para preparar al perro para lo que vendrá, lo mejor es empezar por "no alterar sus rutinas", aunque estemos ocupados, pensado en el futuro. En cuanto a la nueva vivienda, aunque todavía no estemos allí, podemos empezar a trabajar con nuestro can: "Si es posible, es bueno llevar al perro a conocer la nueva casa antes de la mudanza. Dejar que explore con calma, que olfatee todo, a su ritmo, sin forzar. Acompañarlo con refuerzos positivos (caricias, golosinas caninas, tono alegre). Y preparar una “mochila emocional”: su cama, su manta para dormir, sus juguetes y objetos con su olor. Sus enseres serán claves en el nuevo hogar para darle seguridad y sensación de continuidad", añade el especialista en conducta canina.

Durante la mudanza

Los dueños deben proteger a los perros del exceso de estímulos en casa durante los días previos a la mudanza: "Evita que tu perro vea el caos de las cajas de la mudanza, los muebles desapareciendo, etc. Si es posible, que un familiar o amigo le cuide esos días en su casa, o llévale a una residencia canina que ya conozca en la que se sienta cómodo. Igualmente, si es viable, llévale a la casa nueva el último día, cuando todo esté ya organizado, y prepara para él un área de adaptación: un cuarto/espacio tranquilo con sus enseres, que no sea un lugar de paso, sin ruidos y a ser posible que en los primeros días no haya visitas. Que sea su área de confort y de seguridad hasta que poco a poco quiera explorar más a su ritmo", afirma Castilla.

Después de la mudanza

Concluido el proyecto, hay que seguir preocupándose por el bienestar del animal, que entrará en un proceso adaptativo: "Procura que las rutinas anteriores se mantengan lo más estables posible: horarios, duración y tipos de paseos, actividad física, estimulación mental, formas de jugar, comida, etc. Esa estabilidad les ayuda a ubicarse emocionalmente. No dejes solo a tu perro en casa durante muchas horas hasta que veas que está adaptado y tranquilo. Y, si ladra a nuevos sonidos del edificio o del vecindario, entrena ejercicios de desensibilización: que escuche esos sonidos mientras juegas con él o come algo apetitoso", concluye el director de Noblecan, quien recuerda también que no es adecuado regañar a los perros si, en este momento de transición, presentan alguna conducta inadecuada, pues es sólo producto del estrés.