El apagón devuelve a los españoles a las colas en los supermercados: "Se ha ido la luz, no el agua"

El TSJA falla contra una cajera de un supermercado que fingió durante 16 años estar muda
Un supermercado.EP
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Desde el Gobierno han llamado a la calma por el apagón masivo que sacude a España y a otros países europeos este lunes. Sin embargo, los ciudadanos no han tardado en apresurarse y acudir en masa a supermercados de diversos puntos españoles para abastecerse de suministros esenciales.

Ello, sumado a que varios comercios se han visto obligados a cerrar al no poder aceptar pagos con tarjeta, ha provocado una oleada de escasez en numerosos supermercados.

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"Se ha ido la luz, no el agua", comenta, con ironía, una trabajadora de un supermercado en Madrid a EFE mientras numerosos vecinos salen de la tienda con garrafas y carros repletos.

Decenas de vecinos hacen cola en la puerta de uno de los pocos supermercados del centro de Madrid que han permanecido abiertos este mediodía tras el apagón. "Se puede entrar, solo que hay aforo completo, pero se puede entrar y pagar con tarjeta", explica un trabajador de la cadena que permanece en la puerta, junto con el guardia de seguridad, para establecer un orden de entrada conforme se van agolpando en la acera los vecinos.

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El caos que domina las calles, con semáforos apagados, autobuses repletos, largas colas para el transporte público y el desconocimiento e incredulidad de los ciudadanos ante la falta de electricidad contrasta con el orden de los supermercados.

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Los que esperan para entrar en las tiendas lo hacen en cola y en silencio, con la lección aprendida de la pandemia de la covid-19; los que salen vuelven a sus casas con carros de compra repletos de comida, numerosas garrafas de agua y papel higiénico.

A pocos metros, las puertas de otra cadena de supermercados permanecen cerradas ya que no todas las cadenas han decidido mantenerse abiertas ante la falta de electricidad: "Y ahora, ¿qué como yo?", se escucha en una conversación entre vecinas.

En la calle, los alimentos también forman parte de la conversación, dado que la falta de luz imposibilita cocinar a muchas personas, ya que no se puede encender las vitrocerámicas o mantener la comida refrigerada.

Los pollos asados

En una tienda de pollos asados no se admite a más personas porque el local está lleno. Algunos de los vecinos han optado por las tiendas de comida ya preparada para salvar el lunes.

Además, muchos de ellos se avisan para saber cuáles son las tiendas que están abiertas; los hay que deciden ir a los establecimientos pequeños y alguno que otro sale de ellas, además de con alimentos, con radios y pilas.

En los bares, las luces apagadas no evitan que los consumidores que ya estaban dentro, una vez se ha producido el apagón, hayan permanecido en ellos terminando sus consumiciones, aunque esta circunstancia coincide con ser lunes, día en el que muchos hosteleros cierran por descanso.

En el trasiego de las calles del centro de Madrid se mezcla el camino de aquellos que vuelven a sus casas con provisiones, garrafas de agua y papel higiénico con la mirada de los que permanecen en los bares a la espera de que el apagón devuelva a la normalidad al país.

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