Un hombre de 73 años se suicida tras ser desahuciado de un piso en el Raval de Barcelona
Un hombre de 73 años se ha suicidado en Barcelona tras ser desahuciado de una vivienda ocupada en el barrio del Raval
En qué casos el inquilino puede seguir en la vivienda aunque el dueño no quiera renovar el contrato
Un hombre de 73 años se ha suicidado en Barcelona tras ser desahuciado del piso en el que vivía en el barrio del Raval, vivienda a la que acudió horas después alegando que había ido a buscar ropa, aunque acabó precipitándose por el balcón. Sobre las once de la mañana de ayer jueves, una comitiva judicial ejecutó el alzamiento de esa vivienda, situada en la calle Robadors de Barcelona.
Horas después, hacia las seis de la tarde, sonó la alarma del piso que había sido instalada tras el desalojo, por lo que agentes de los Mossos d'Esquadra se desplazaron hasta el lugar para determinar lo que había motivado que aquella se activara. La Policía de la Generalitat halló en el interior del piso al hombre que horas antes había sido desahuciado, quien argumentó que estaba cogiendo ropa.
Sin embargo, el hombre corrió hacia el fondo del balcón y se precipitó desde un tercer piso por el patio interior del inmueble. Los Mossos, según fuentes policiales, intentaron sujetarlo y contenerlo para que no se tirara, pero no lo lograron y, después, lo auxiliaron sin éxito hasta que llegaron efectivos del Sistema de Emergencias Médicas (SEM).
El particular de la vivienda denunció la ocupación
El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha informado que la vivienda era propiedad de un particular, el cual había presentado una demanda para desalojar a los ocupantes "ignorados" de la misma. El Juzgado de Primera Instancia 2 admitió la demanda y abrió un incidente de ocupación, comunicando los hechos a los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barcelona para elaborar un informe y adoptar las medidas pertinentes.
El informe de Servicios Sociales señaló que la persona que había sido encontrada dentro de la vivienda el pasado 14 de febrero había renunciado al Servicio de Intervención en Procesos de Pérdida de la Vivienda y Ocupaciones (SIPHO). El SIPHO acudió en tres ocasiones al domicilio sin que nadie le abriera le puerta, por lo que dejaron notas de contacto pero al no obtener respuesta, comunicaron la imposibilidad de realizar un informe por renuncia y falta de contacto.
No se pudo valorar la vulnerabilidad del inquilino
El 26 de ese mismo mes se intentó, en dos ocasiones, notificar el procedimiento judicial, pero no se encontró a nadie en la dirección de la vivienda objeto de la demanda. El 1 de abril se intentó una nueva notificación, pero tampoco había nadie dentro del piso.
En un auto del 9 de abril, el juzgado decidió no suspender el procedimiento al no poder valorarse la vulnerabilidad del inquilino, y un día después se acordó la recuperación inmediata del inmueble, fijando el alzamiento para ayer, 12 de junio. El 25 de abril se notificó el desahucio a la persona que se identificó como ocupante de la vivienda.
La persona desalojada no era la misma que recibió la orden de desahucio
Según el TSJC, la persona que ayer fue desalojada no es la misma a la que se le había notificado el desahucio.
Al hombre que ayer fue desalojado se le notificó que debía abandonar la vivienda y los Mossos, previa autorización de los funcionarios, le entregaron algunas pertenencias como la documentación, teléfono móvil y ropa. Le explicaron que para recoger el resto de sus pertenencias podía ponerse en contacto con la propiedad.