Entrevistas

Álvaro Muñoz, del comentario racista con 12 años en una piscina al deseo de ser sacerdote: "17 juicios siendo inocente"

Imagen de Álvaro Muñoz en la actualidad. Imagen cedida
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Catorce años después de que un comentario racista sobre “panchitos, cubanos y todo eso...” convirtiera su vida en un infierno, Álvaro Muñoz se prepara para dar un cambio radical en su vida. Quiere dejar atrás 17 juicios y 25 testificales de los que siempre salió como inocente. Le denunciaron por afirmar cuando tenía 12 años: "La tranquilidad, la tranquilidad es lo que más se busca. Llegas a otras piscinas de aquí de Teruel y hay un montón de panchitos, cubanos y todo eso…". Y ahí estalló todo.

Álvaro tiene ahora 25 años y mira hacia atrás con desazón en una entrevista con el youtuber @TiparracoSA, convencido de que si volviera a nacer “no diría” otra vez esa frase que le ha marcado tanto. Porque lo que desencadenó ese comentario al borde de la piscina, rodeado de amigos, un 1 de julio de 2012, fue una avalancha de denuncias, muchas de ellas “de gente de internet de la zona de Latinoamérica, que tras ver el vídeo actuaron contra mí y mi familia”.

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Amenazas de muerte

Especialmente grave fue para Álvaro y los suyos que se “filtrara mi número de teléfono y la dirección de mi casa”, porque eso abrió las puertas de un acoso que dura años. “Había gente esperándome en la puerta de casa, amenazándome de muerte, llamándome a las tres y media de la mañana, solamente para decirme que me van a rajar”, recuerda, al tiempo que lamenta, que a partir de viralizarse años después el vídeo de la Televisión de Aragón que le entrevistó en la piscina de Fuentecerrada, de Teruel, sintió como sus vecinos le juzgaban con la mirada y sus actitudes.

Cuenta Álvaro que algunos en Teruel “se daban a vuelta al verme como si yo fuera un monstruo”. También había otros que “se pegaban codazos mientras susurraban, ¡mira, el gordo de Fuentecerrada!”. Comportamientos que reconoce le hicieron mucho daño en plena adolescencia, creando problemas de salud mental que, un momento llegaron a llevarle a pensar “me quito de en medio, pero fue solo un impulso y todo se quedó reducido a un simple calentón, un pensamiento que tuve”.

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En esta vista atrás de aquel día de piscina en Los Planos con sus amigos, Álvaro recuerda ese “chispazo” que se desató en su cabeza, como él lo llama, que le llevó a hablar de forma despectiva de otros colectivos.

Cuenta que, el día anterior, practicaba natación en la piscina en la que varias calles estaban destinadas al deporte y el resto, al baño libre. La masificación era tal que el comportamiento incívico de muchos usuarios le obligó a salir del agua, algo que comentó con su familia que fue la que señaló a “panchitos, cubanos y todo eso” por su mala educación.

Para Álvaro, ese comentario repetido, es solo una frase hecha, aunque reconoce que “es un pensamiento que realmente lo tiene todo el mundo, aunque no sea políticamente correcto”.

A pesar de todo, Álvaro no se considera una persona racista y destaca que se relaciona con todo el mundo “independientemente de su religión, su origen o su etnia, porque mientras una persona sea honesta y realmente merezca la pena poder hablar con esa persona yo no tendría ningún problema y no tengo de hecho nunca ningún problema la hora de mantener relaciones con la gente”.

Es en este punto cuando Álvaro reconoce que este viaje vital le ha llevado por un camino que, aunque siempre presente en su entorno familiar muy religioso y devoto de la Virgen del Pilar, se ha revelado ahora como una elección sincera ya que cuando concluya sus estudios de Producción Agropecuaria, escogerá el camino del sacerdocio. Se trata de una decisión muy meditada y que no tiene inconveniente en revelar.