Desaparecidos

El caso de Ana Belén Jiménez Armiñana en Villarrobledo: 31 años de silencio, sospechas y una familia rota de dolor por la desaparición de la menor

Imagen de una carretera de Villarrobledo y de Ana Belén Jiménez Armiñana: la joven pudo ser víctima de trata o un crimen. Informativos Telecinco
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Las desapariciones han provocado la impotencia de numerosas familias en España. La angustia se acentúa cuando transcurren décadas de incertidumbre. Uno de esos casos que siguen sin respuesta es el de Ana Belén Jiménez Armiñana, una menor cuyo rastro se perdió hace justo 31 años en la localidad de Villarrobledo, en la provincia de Albacete. Ha habido sospechas sobre qué le pudo ocurrir, posibles indicios y operaciones de búsqueda, pero nunca se ha esclarecido su paradero.

Ana Belén tenía 17 años cuando desapareció la madrugada del viernes 8 de julio de 1994 (cumplía la mayoría de edad semanas después, el día 31). Tal y como explica al portal web de Informativos Telecinco su hermana Carmen, todo comenzó a la hora de la comida del jueves. Una vez terminó la familia, la madre de la joven "le dijo que tenía que ayudar a recoger la cocina". Ella, que era la pequeña de tres hermanas, le dijo que "había quedado para tomar un café y que volvía enseguida", pero se ausentó durante toda la tarde, entre las 16:00 y las 21:00 horas.

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Su madre se había enfadado al tardar. Pero la joven volvió a casa y habló con su padre cuando este vino del trabajo: "Todo se quedó bien antes de ir a dormir. Pero no sabemos si esa tarde habló con alguien para quedar. Porque se fue de madrugada de repente", explica Carmen. Ana Belén necesitaba medicación para la epilepsia y solo se llevó dosis para tres días. Se fue con poco dinero y la ropa que llevaba puesta, pero hizo una última llamada a su casa que atendió su hermana.

"Me llamó desde una cabina de teléfono, porque se oían caer las monedas, y creo que era la que se encontraba en la avenida de los Reyes Católicos de Villarrobledo. Eran las 05:00 horas de la madrugada. Se suponía que iba a estar en casa de una amiga. Yo le dije que volviera a casa, pero ella me dijo que le quedaba poco tiempo con la llamada. Fue la última vez que escuché su voz, hace 31 años", explica con emoción y entereza Carmen, que asegura que "es muy difícil vivir con una situación así". Su padre juró que no moriría sin encontrar a su hija, pero acabó falleciendo de cáncer hace años: "Hizo todo lo que pudo y más. Cambió su vida para tratar de encontrarla".

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La hermana de Ana Belén: "Investigaron a los amigos y todos dijeron que no sabían nada"

La desaparición de Ana Belén se produjo en una época en la que el uso del teléfono móvil no estaba generalizado (era todo de fijo a fijo) y no existían las redes sociales. Además, España atravesaba una ola de calor, lo que pudo generar más estrés a la joven y dificultar su resistencia si quedó expuesta en el campo, incrementando riesgos por agotamiento o desorientación.

La denuncia se presentó "rápidamente en la Guardia Civil", no se tardó, pero la familia encontró problemas, afirma Carmen: "No nos hicieron caso. Dijeron que teníamos que esperar 48 horas, que era menor y que seguro era una 'chiquillada', cuando esos dos días eran cruciales para buscarla".

La familia sabía que la joven quería regresar y descartó la fuga voluntaria. Creen que un amigo o un conocido pudo ayudarla a escapar con falsas promesas aquella tarde. "Fuimos a la estación de tren y a la de autobús con una foto suya y no la había visto nadie. Ni sacar el billete ni nada. Investigaron a los amigos y todos dijeron que no sabían nada. Muy raro todo", detalla Carmen.

Un tiempo después de la desaparición, además, "hubo una pista que pudo ser trascendental y no se pudo rastrear". "El Registro Civil de Villarrobledo recibió una llamada en la que pedían sus datos, pero el empleado que atendió la llamada, que no cayó en preguntar por algún dato de la persona, dijo que las gestiones debían hacerse de forma presencial y, directamente, se colgó la llamada. Nadie apareció allí y al no tener los avances tecnológicos actuales la llamada nunca se pudo rastrear", precisa la hermana de Ana Belén.

La posibilidad de un caso de trata y explotación sexual, una de las principales hipótesis

La Policía investigó entonces la posibilidad de que hubiera sido captada por una red de trata y explotación sexual, pero no se pudo corroborar. La coincidencia temporal con el caso Alcàsser (años antes, en 1992) aumentó el miedo familiar a un secuestro violento. Si fue secuestrada y trasladada fuera de Villarrobledo, el hecho de no haber encontrado su documentación ni desaparecidos coincidentes en el transporte público indica que pudo ser subida a un coche particular.

Además, su enfermedad la hacía más vulnerable. La falta de medicación más allá de tres días la habría debilitado, lo que facilitaba una situación de dependencia o coacción. Durante los años 90, tanto en España como en Europa, proliferaron los casos de jóvenes captadas por redes de trata, especialmente tras huir del hogar o en momentos de vulnerabilidad. El hecho de que preguntaran por Ana Belén en el Registro Civil, algo poco habitual salvo en contextos de control de identidad (prostitución forzada o explotación laboral), puede reforzar esta hipótesis. La llamada podría sugerir que la querían controlar administrativamente, no necesariamente devolverla.

Muchas víctimas de trata de aquella época (años 80-90) sufrían un altísimo índice de mortalidad en pocos años. Las malas condiciones de vida, violencia extrema y falta de atención médica reducían su esperanza de vida drásticamente. No se descarta que la joven pudiera haber fallecido pocos meses o años después de la desaparición, sin dejar rastro por haber sido inhumada ilegalmente o trasladada a otro país sin identidad legal: "Es algo que hemos barajado, la 'trata de blancas' eran habituales en la época".

Algunas víctimas, tras años en redes, quedaban “descartadas” por problemas de salud, edad o tras operaciones policiales. En esos casos, o bien morían abandonadas en la calle (sin identificación) o bien lograban rehacer su vida bajo otra identidad, a menudo con miedo a contactar con su familia por vergüenza, amenazas o problemas psicológicos severos (estrés postraumático o dependencia emocional del captor).

La familia de Ana Belén recorrió todo el país: "Hay falta de coordinación"

Que Ana Belén fuese víctima de una red de trata es un escenario con muchas posibilidades; pudo ser captada esa misma noche o durante su fuga. De hecho, se investigaron presuntos avistamientos en la provincia de Valencia, donde además hubo muchos focos de trata, pero se comprobó que no era ella. "Fuimos por toda España con carteles con su foto y lo que más me sorprendió es que en cada lugar teníamos que contar la misma historia, nadie sabía quién era mi hermana", explica Carmen.

"Había -y hay- una falta de coordinación enorme entre la Policía. Creo que no cuesta que todos los cuerpos de seguridad estén informados sobre las personas que puede haber desaparecidas en su ciudad o en el país. No sé las veces que llegamos a imprimir los carteles", agrega la hermana de Ana Belén, que manifiesta una profunda impotencia.

Las autoridades encargadas del caso investigaron y no descartaron tampoco que una persona acabase con su vida, sin que perteneciera a una red delictiva, y que ocultara su cuerpo sin que todavía haya sido localizado e identificado en algún lugar cercano. Villarrobledo es un punto por el que pasan numerosas personas que cruzaban la península, especialmente hacia la costa de Levante. Alguien tuvo que ver a la joven en la parada de autobuses o en la carretera.

Y un escenario menos probable, pero no imposible, es que Ana Belén iniciara una vida lejos de su casa bajo otra identidad tras haber sido víctima de alguna coacción, pero las opciones son mínimas realmente.

El dolor de la familia de Ana Belén después de tres décadas de lucha

La familia de Ana Belén lleva 31 años buscándola sin parar. Y la lucha duele. "Nos cambió la vida. Mi madre ha atravesado momentos muy duros. Y mi padre se volcó en cuerpo y alma. Dejo su taller para buscarla. Era tal su desesperación que puso una recompensa con todos sus ahorros y tuvimos que cambiar de número porque recibimos llamadas en las que decían mentiras o se burlaban. No es solo la desaparición, sino los daños colaterales", cuenta Carmen, que no puede contener las lágrimas.

Tras la muerte de su padre, además, la familia tuvo que dar por fallecida a Ana Belén, cuando no saben si está muerta, "solo para poder gestionar todo el proceso, es muy duro".

"Ahora me gustaría hacer algo, pero no tengo los recursos ni los medios. Sé que hay muchos cadáveres en España que están sin identificar, pero las pruebas de ADN son muy caras. A pesar del tiempo, sigo queriendo saber qué le pasó, quiero justicia", lamenta la hermana de la joven de Villarrobledo, que recibe el apoyo de otros familiares con desaparecidos y la fundación de QSGlobal que dirige Paco Lobatón, así como de SOS Desaparecidos y el Ayuntamiento de Villarrobledo.

Ana Belén cumpliría 49 años el próximo día 31. Tenía una cicatriz en el maxilar izquierdo, ojos verdes y pelo castaño. El silencio sigue siendo la única respuesta después de tres décadas, pero el caso de la menor de Villarrobledo no cae en el olvido.