Marta Calvo

La vida en prisión de Jorge Ignacio Palma, asesino de Marta Calvo: sin tarjeta de peculio ni "ningún tipo de lujo" en Zaragoza

Jorge Ignacio Palma: cárcel, aislamiento y sin privilegios. Informativos Telecinco
Compartir

Jorge Ignacio Palma, el asesino de Marta Calvo, cumple su condena de prisión permanente revisable en el centro penitenciario de Daroca, en Zaragoza, donde vive bajo las condiciones más básicas.

Según ha podido saber el portal web de 'Informativos Telecinco' a través del equipo legal de Marisol Burón -la madre de la joven de Estivella-, quienes reciben notificaciones sobre el preso, la situación económica del depredador sexual colombiano se encuentra actualmente restringida y controlada.

PUEDE INTERESARTE

Sin tarjeta de peculio y acumulando conflictos con otros presos

La tarjeta de peculio, el sistema interno que permite a los presos recibir dinero de sus familias y allegados para realizar compras en el economato, le fue retirada por decisión judicial al no haber abonado ninguna cantidad de las indemnizaciones que le impusieron por los múltiples crímenes cometidos. Solo dispone de lo que la prisión proporciona por normativa, sin margen para adquirir productos adicionales.

"Como debe tanto dinero a las familias y no ha pagado nada, le han denegado la tarjeta. No la tiene. Por lo tanto, no puede tener ingresos extra. Tiene que comer y beber lo que le dan en la cárcel. No hay más, no tiene ningún tipo de lujo", explicó la madre de Marta Calvo a este medio.

PUEDE INTERESARTE

Según la información de los abogados de Marisol, las autoridades han cambiado de cárcel a Palma en tres ocasiones en los más de seis años que lleva entre rejas. Fue trasladado al centro penitenciario de Daroca tras pasar por la prisión de Albocàsser, en Castellón, y Picassent, en Valencia, donde mantuvo enfrentamientos internos con otros reclusos.

El historial delictivo de Jorge Ignacio Palma, el asesino en serie colombiano

Su violencia y falta de control no eran incidentes aislados: se reflejaban en un historial delictivo que se prolongaba por más de una década y anticipaba los crímenes que luego cometería contra mujeres. Palma fue detenido por tráfico de drogas en 2004 en Badajoz, cuatro años después cayó en Italia mientras trasladaba nueve kilogramos de cocaína y en 2017 volvió a ser arrestado en Pamplona por transportar droga de alta pureza. A pesar de las condenas acumuladas, las multas y una orden de expulsión de España, siguió en libertad cuando volvió a alquilar pisos (algunos a nombre de su madre) y retomó una actividad que ocultaba cuidadosamente.

Entre junio de 2018 y noviembre de 2019, desarrolló un patrón delictivo sistemático: contactaba con mujeres con las que concertaba encuentros sexuales y, sin su consentimiento, les introducía grandes cantidades de cocaína por en las zonas genitales. Este método acabó con la vida de tres mujeres -Arliene Ramos, Lady Marcela y Marta Calvo- y puso al borde de la muerte a otras seis, que sobrevivieron gracias a su rápida asistencia hospitalaria. Tras asesinar a Marta el 7 de noviembre de 2019, la descuartizó y dispersó sus restos supuestamente en contenedores de municipios como Silla y Alzira, un cuerpo que nunca llegó a encontrarse.

Palma se entregó a las autoridades un mes después del crimen. El esclarecimiento del caso fue posible gracias a la insistencia de la madre de Marta, que acudió a la vivienda donde su hija había enviado la ubicación exacta antes de desaparecer. Su determinación forzó la activación de la investigación, que podría haber quedado archivada como otros casos de mujeres invisibilizadas por sus circunstancias. Frente a la Guardia Civil, Palma intentó sostener que la muerte de la joven había sido accidental durante una 'fiesta blanca', pero su versión se derrumbó cuando la investigación demostró que, al día siguiente del crimen, contactó con varias mujeres para concertar nuevas citas. Ese comportamiento, unido a los testimonios de supervivientes y a una secuencia de indicios sólidos, evidenció que actuó con intención de matar, en un contexto de dominio y sometimiento a las víctimas.

"Aquí no hay reducción que valga"

El juicio a Jorge Ignacio Palma se celebró entre junio y julio de 2022. La Audiencia Provincial de Valencia lo condenó a 159 años y 11 meses de prisión y el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana confirmó la cifra global de penas, pero mantuvo la negativa a aplicar la prisión permanente revisable. Sin embargo, la sentencia fue corregida por el Tribunal Supremo, que señaló que, en casos de asesinos en serie juzgados en unidad de acto, basta con un tercer crimen y dos anteriores dentro del mismo proceso para imponer la pena máxima. De este modo, el colombiano fue condenado a prisión permanente revisable por los asesinatos de Marta Calvo, Arliene Ramos y Lady Marcela, así como por el intento de otras seis. La indemnización inicial a los padres de Marta se terminó elevando hasta los 140.000 euros.

La madre de Marta Calvo se muestra satisfecha con la pena, aunque reclama cambios en el Código Penal para que otros asesinos reincidentes que oculten un cadáver sean condenados directamente a prisión permanente revisable: "Solo el mero hecho de estar encerrado y saber que de ahí no vas a salir ya te va matando como persona. Aquí no hay reducción que valga. Es una sentencia firme. Cuando vas al Supremo son cinco jueces quienes valoran esto, y los cinco votaron a favor".

Marta Calvo permanecerá siempre en el recuerdo como una joven alegre y vital que soñaba con dedicarse a la estética. Había terminado un curso de peluquería y soñaba con abrir un local propio junto a su madre, un proyecto que ambas imaginaban como un futuro compartido. Fue en una etapa de transición personal cuando la joven desapareció, después del encuentro que había concertado con Palma. Marisol ha demostrado un coraje inmenso, defendiendo la memoria de su hija hasta el último aliento. Porque, aunque le arrebataron la vida, la luz de Marta sigue brillando en todos los que la quisieron.