Cómo elegir la mejor guardería: claves para no equivocarse

Esperanza Buitrago 18/03/2019 06:53

Seguro que si le preguntas a unos padres cuántas guarderías visitaron antes de elegir el centro al que llevaron a su hijo –sobre todo si hablamos de primerizos- te responderán que fue todo un dolor de cabeza. Algunos incluso se sonreirían de la ingente cantidad de centro escuelas que visitaron. Estas son algunas claves para tener en cuenta cuando te toque hacerlo.

¿Qué es lo que debe tener una buena escuela infantil? Lo intentamos aclarar con la ayuda de psicólogos infantiles.

La seguridad es lo primero. Saber que tu hijo está en un buen sitio es fundamental. Por eso se valora que el centro tenga cristales en puertas y ventanas irrompibles, los radiadores y las esquinas protegidos, objetos pequeños lejos de su alcance…

Formación del profesorado. Los docentes deben ser personas habilitadas por la Administración Educativa para impartir primer ciclo de Educación Infantil. Pueden ser desde técnicos en Educación Infantil hasta maestros. Debe haber al menos un docente por aula. “Los educadores, cada vez más, deben estar preparados para trabajar con todos los problemas... De repente tienen un niño con autismo, con sordera o que tuvo algún problema al nacer...” señala la psicóloga infantil, Lorena Brenner, que nos explica que son “los docentes quienes ponen en alerta al psicólogo” del centro, que se encarga de evaluar al nivel individual, de hacer una detención temprana y derivar si hay algún problema”.

Niños por aula. La Educación es una materia transferida a las Comunidades Autonómicas y aunque cada región tiene sus propias normas suelen ser muy similares. Por ejemplo en Madrid, las aulas de niños menores de un año no podrán tener más de ocho alumnos, las de niños de uno a dos años tienen un máximo de 14 y las de niños de tres años tendrán un máximo de 20 alumnos. La ratio es similar en todas las comunidades.

Instalaciones. Como decíamos las escuelas infantiles deben cumplir una serie de normas impuestas por la Consejería de Educación. Por ejemplo, deben tener una cocina si tiene alumnos menores de un año, un patio o espacio como zona de juego con unos metros mínimos en función de las aulas y el número de alumnos.

Los centros deben tener un aseo por aula y zonas de aseo y cambio en las aulas de los bebés, un despacho que haga las veces de sala de profesores y si la escuela tiene más de tres aulas debe disponer de un aula de usos múltiples que puede emplearse como comedor.

Ideario y proyecto educativo. Es importante que nos expliquen el ideario y los valores que van a impartir a nuestros niños en clase para saber si estamos de acuerdo con ellos. Importante también es el proyecto educativo, es decir, cómo aprenden los niños en el aula. Si le dan más importancia a ejercicios memorísticos, aprenden más conceptos a través del juego…

En realidad, para elegir el mejor centro –señala Brenner- hay que saber “qué es lo que quiere la familia”. Existen muchos métodos educativos… El Montesori, que establece el aprendizaje por descubrimientos, las escuelas Waldorf y algunas que tienen de base el sistema de las inteligencias múltiples en el que trabajan por rincones pero “lo importante es que tenga una buena base neuropedagógica y de neurodesarrollo”.

En este sentido, Abel Domínguez, psicólogo infanto-juvenil, recomienda a los padres que sean congruentes con la formación que posteriormente van a querer para sus hijos. “Si comienzan con una fase de metodología abierta, de enseñanza libre y luego lo metemos en centro de enseñanza reglada al uso, de pupitre y aula, ellos van a acusar el cambio y van a tardar en adaptarse”. El método educativo, señala Domínguez, “debe ser meditado pero sin llegar a obsesionar. Es una decisión importante pero no irreversible".

Horario y periodo de adaptación. Es importante que el horario del centro se adapte al horario de los padres –la mayoría de las veces impuesto por el trabajo- y, por tanto, al de los niños. El director de Domínguez Psicólogos señala que la conciliación es el primer factor a tener en cuenta a la hora de decantarnos por una escuela infantil. “Al final es muy importante la logística. Después hay que tener en cuenta la parte emocional, que tú sientas que dejas a tu peque en buenas manos”.

En este sentido, la psicóloga de Psicocrezco señala que es muy importante que las escuelas tengan periodos de adaptación para los nuevos alumnos. “No se debe dejar al niño radicalmente”. Recomienda, o dejarlo a los cinco meses o a partir del año porque entre los 9 y 12 meses es una edad muy difícil para los bebés. En ese momento –explica- empiezan la fase de ansiedad a los extraños porque ya van desarrollando a nivel de la memoria y con cualquier cara extraña lloran. “Son capaces de reconocer la cara de mamá o papá y para ellos la adaptación puede hacerse más traumática. Si un niño en periodo de adaptación llora más de dos semanas, si llora tres o cuatro o un trimestre entero, algo pasa”, sentencia.

Domínguez, en cambio, no cree que haya una edad pautada para que el niño comience la escuela infantil aunque para que “se familiarice con el sistema educativo y con la parte más social de la escolarización, que es muy enriquecedora, sí que recomendaría que vayan a la escuela infantil el último año de la primera etapa”.

"Hay niños que lo llevan un poco peor y otros que se adaptan mejor de lo que nos esperamos. Cada niño es un mundo y se enfrenta a él desde su forma de ser y su propio carácter. A los niños más tímidos y retraídos les cuesta un poco más socializar pero todos lo acaban consiguiendo. No hay que preocuparse por eso demasiado. Sin bien es verdad que puede aparecer problemas de ansiedad por separación y que lo veamos llorar a la hora de dejarlos en la escuela o incluso que tengan pesadillas por la noche. Estas ya son cuestiones de consulta que los padres pueden plantear a los psicólogos", señala Domínguez.

Brenner, además hace hincapié en los niños lactantes, que a veces llegan sin horario. Son niños de pecho y algunos llegan a perder peso en la primera semana. “Antes de entrar en la escuela infantil debes ponerle un horario de tomas para que no lo pasen mal”.

Servicio médico. Hay centros que tienen un pediatra, un enfermero y un psicólogo. En algunos el médico pasa una vez al mes o al trimestre y hace un chequeo al niño. En otros centros tienen enfermera durante el horario escolar, como en determinados colegios.

En algunos centros, aunque no tengan personal sanitario, sí le dan a los niños la medicación que necesiten –previa autorización de los padres-. Otros centros cuentan con un psicólogo que valora a los niños cada cierto tiempo para ver cómo es su desarrollo.

Actividades extraescolares e idiomas. Hay centros que tienen actividades extraescolares que además de suponer un extra de conocimiento y entretenimiento para el niño pueden ayudarnos a conciliar. Hablamos de clases de idiomas, música, teatro… Sin embargo, Domíguez recalca que a estas edades “es absolutamente imprescindible lo lúdico y así se tiene que introducir tanto los idiomas como el pensamiento lógico matemático o cualquier otra capacidad que se quiera inculcar a los niños”.

Sistema de cámaras con acceso para padres. Habrá para quien poder ver a su hijo online sea una garantía. Hay centros que tienen instalados cámaras a cuyas imágenes puede acceder online los padres en determinadas franjas horarias. A todos nos gusta verlos pero hay que tener muy claro que estas cámaras no pueden enfocar a zonas sensibles, por ejemplo, donde cambian a los bebés o a los baños. Tampoco están disponibles todos el tiempo. Solo durante una franja de tiempo que determina la escuela. En esto casos, convendría preguntar al centro cómo se gestionan esas imágenes.

Escuelas de padres. A veces, los padres no saben cómo afrontar determinados momentos del desarrollo de los hijos. Muchos centros infantiles ofrecen charlas orientativas que sirven para aprender cómo tratar los celos del hermano mayor, qué hacer si no consigo que coma, cómo quitarle el chupete o el pañal...

Escuela o guardería

Brenner señala que la mejor opción depende siempre de lo que busquen los padres. No obstante, indica que la diferencia entre una guardería y una escuela infantil es muy importante. La primera se define como su propio nombre indica por “guardar” a los pequeños. “Tienen a los niños en las hamacas y no hacen nada. No van a estimularlos. Lo mejor es un centro de Educación Infantil con un buen proyecto con actividades, con un buen servicio de comedor con psicólogos, pediatras, con charlas para padres…”.

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Aconseja a los padres “buscar comentarios positivos o negativos que puede tener ese centro en los foros, el boca a boca también es muy importante, al igual que la experiencia de otros”. Domínguez considera que está bien conocer los criterios de los demás pero recomienda no hacerlo nunca antes de estar informado porque, a veces, detrás de determinadas clasificaciones hay intereses económicos.

Cuándo ver el centro

Desde PsicoCrezco también se recomienda ir a visitar el centro un día normal que puedas entrar en la hora en la que están los niños. Cuando no están los niños no vemos realmente cómo funciona el centro, si son felices y están bien atendidos”.

En esta línea Domínguez señala que lo más importante es, además de la conciliación laboral y familiar, que “tú sientas que dejas a tu peque en buenas manos”. A esta edad es “absolutamente imprescindible lo lúdico. Si no buscamos el disfrute de los menores, vamos a generar un mayor sufrimiento, el lugar de niños felices”.