La madre de la mujer asesinada por su expareja en San Roque, Cádiz: "La seguía por todos lados hasta que la ha cogido sola"
La madre de María Isabel, la mujer asesinada por su expareja en San Roque, Cádiz, ha presenciado el momento en que enviaban al asesino confeso a la cárcel
"Yo quiero que cambien las leyes, que las pongan lo más duras para que no pase más esto"
El asesino confeso tenía antecedentes por maltrato a otra pareja
Rabia y dolor en San Roque, Cádiz, por el asesinato machista de María Isabel, de 37 años y madre de tres hijos, apuñalada por su expareja a las puertas de su casa en la madrugada del domingo.
“La seguía para un lado, para otro… Por todos lados la estaba siguiendo hasta que la ha acogido sola”, ha contado entre lágrimas la madre de la víctima, quien ha presenciado el momento en que el asesino confeso abandonaba los juzgados para subirse al furgón que lo ha llevado a la cárcel.
Allí, los familiares de la víctima, consternados e indignados, lo han increpado condenando sus actos.
El Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Algeciras (Cádiz) ha ordenado, a petición de la Fiscalía, su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza.
Según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), durante su declaración en sede judicial, el investigado ha reconocido los hechos, tras lo que el Ministerio Público ha solicitado su ingreso por un presunto delito de asesinato, petición a la que se ha adherido la acusación particular.
"Yo quiero que cambien las leyes, que las pongan lo más duras para que no pase más esto"
Rota de dolor, la madre de María Isabel exige justicia: “Yo quiero que cambien las leyes, que las pongan lo más duras para que no pasé más esto”, reclama, desolada.
Ha esperado esperado todo el día para ver cómo el asesino terminaba en la cárcel. La Guardia Civil le detuvo después de que confease lo que había hecho a su hermano, siendo la mujer de este último la que llamó a las autoridades desencadenando la intervención policial. Le arrestaron cuando iba a suicidarse tirándose desde la última planta del hospital en el que trabajaba como guardia de seguridad.
María Isabel, quien regentaba una cafetería y era muy querida en la localidad, se había separado de él hacía al menos dos meses. Mantenían una relación conflictiva, pero nunca llegó a denunciarle.