Polvos de sol: cómo aplicarlos bien para parecer bronceada y no quemada

  • Los tres factores fundamentales son la elección del tono y de la brocha y la forma de aplicarlos en el rostro

Los polvos de sol están entre los cosméticos que se han ganado la peor fama. No porque en sí mismo sean un mal invento, sino porque la mala elección del tono y de la brocha, así como la falta de destreza a la hora de aplicarlos no ayuda a embellecer el rostro sino todo lo contrario. Así es como tienes que hacerlo para sacarles partido.

Elegir el tono correcto

El tono de los polvos de sol depende del resultado que busques, por supuesto, pero para conseguir un efecto buena cara es fundamental elegir unos adecuados para tu color de tu piel. Si es muy clara, busca una base con matices rosados, si es cetrina, una base dorada y sólo si es tostada, una base con matices cobrizos. De este modo ayudas no sólo a broncear la piel, también a iluminarla.

En cuanto al acabado, aunque también depende de tus gustos en general será tu tipo de piel la que determine si eliges unos polvos de sol de acabado brillo, satinado o mate. Ya que estos últimos no son recomendables para pieles secas o apagadas y los primeros tampoco lo son para pieles grasas o con brillo.

La importancia de la brocha

Para la aplicación de cada cosmético es importante elegir la brocha correcta y para los polvos de sol es fundamental optar por una brocha grande de cabezal redondo y pelo largo (tipo kabuki). Con este tipo de brocha bastará con que acaricies los polvos de sol para que la brocha se cargue del pigmento necesario sin necesidad de barrer la polvera de un lado a otro.

Cómo aplicarlos en el rostro

Para un resultado natural queda un tercer paso igual de importante: aplicarlos de la manera correcta. Al ser un producto de acabado, debes usarlos después de tratar la piel, es decir, tras aplicar tus cremas diarias y, en su caso, la base de maquillaje. Para que a brocha se deslice sin dificultad es necesario que la piel esté completamente seca, así que si utilizas cremas muy untuosas es recomendable que apliques polvos traslúcidos antes de los polvos de sol.

La forma más sencilla de hacerlo, si no te dedicas de manera profesional al maquillaje, es siguiendo la llamada “regla del tres” que consiste en dibujar con la brocha un tres en ambos lados de la cara: comenzar por la parte alta de la frente, continuar por las sienes hasta las mejillas y a continuación bajar desde los pómulos hasta llegar al mentón. Remata danto un brochazo en el puente de la nariz y extiende el producto hacia el cuello y el escote para que no se vean cortes. A continuación, coge una brocha limpia (o limpia la que has usado) y difumina lo que has aplicado por todo el rostro.

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