Segundo Viernes Santo en pandemia: qué ha cambiado y qué sigue igual un año después

  • El pasado Viernes Santo, 10 de abril, la incidencia acumulada rondaba los 197 casos

  • Hace un año los españoles estábamos confinados en nuestros domicilios; ahora tenemos terrazas y vacuna

  • Madrid y Navarra vuelven a ser de las comunidades que peor se encuentran en número de casos por habitante

Muchas cosas pueden cambiar en un año. Otras, se mantienen igual. "Ya celebraremos la Semana Santa en 2021", decíamos hace doce meses. Después de una vuelta al calendario, con subidas y bajadas en la curva de la pandemia de covid, la situación actual no difiere tanto de la del Viernes Santo del año pasado, que cayó algo más tarde que este año, el 10 de abril. El SARS-CoV-2 sigue aquí.

En aquel viernes festivo, Navarra, Madrid, La Rioja y País Vasco, (casualmente las comunidades más golpeadas ahora, con una incidencia por encima de los 250 casos por 100.000), eran también de las regiones con más casos por habitante. Pero, en esos momentos, España empezaba a descender por la primera ola de la pandemia. Doce meses después, empieza a escalar la cuarta.

La otra gran diferencia es que, el año pasado por estas fechas, España estaba de confinamiento domiciliario. Esta Semana Santa, aunque de forma limitada, se permite disfrutar de bares, cines o parques. Y, un año después, tenemos no una, sino varias vacunas con las que combatir el virus.

La curva bajaba, ahora sube

El Viernes Santo de 2020 la incidencia acumulada estaba en 197,68 casos por 100.000 habitantes. No muy por delante de los datos actuales. Según el informe más reciente de Sanidad, la IA es de 154,76. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la primavera pasada solo se hacía test de SARS-CoV-2 a las personas que ingresaban en los hospitales o que fallecían en los mismos. O al personal sanitario con sospecha de covid. Por lo que el número de casos activos en Semana Santa del año pasado era, probablemente, superior a la reflejada en los datos oficiales.

Además, el pasado 10 de abril, llevábamos cinco días consecutivos con la incidencia a la baja. Empezábamos a doblegar esa primera curva. En estos momentos, la tendencia es al alza, desde el 17 de marzo. En la primera ola se tardó cinco semanas en llegar al punto álgido de la curva (28 feb.-5 abr.); en la segunda, más de cuatro meses (28 jun.-9nov.); en la tercera, un mes y medio (11 dic.-27 en.). De esta cuarta, solo llevamos dos semanas de subida.

Madrid y Navarra, las más afectadas

Lo que sí se repite respecto al 2020 es qué comunidades tenía más casos por habitante. La más golpeada en estos momentos es Navarra, con un IA de 307,02 –solo la supera la ciudad de Melilla-. El año pasado por estas fechas tenía 322,07 casos por 100.000 habitantes, por detrás de La Rioja, Castilla La-Mancha y Madrid. La autonomía madrileña es ahora la segunda con más incidencia, con 279,46. Otras de las regiones más tocadas entonces y ahora son La Rioja y el País Vasco.

En cuanto a los datos de hospitalización de la pasada primavera, la mayoría de comunidades compartían los datos agregados de ingresados, no las camas ocupadas cada día. Una de las excepciones fue Madrid, por lo que podemos tomar sus datos de referencia. Además, como en la pasada primavera, sigue siendo de las comunidades más afectadas a nivel hospitalario.

En el territorio madrileño, aquel 10 de abril había 12.432 pacientes de covid en hospitales, 1.399 en UCI. Cerca de tres cuartas partes de las camas convencionales y casi el total de las destinadas a pacientes graves estaban ocupadas por el SARS-CoV-2. Este Viernes Santo, hay 2.050 enfermos ingresados (12,12% de ocupación de camas covid) y 492 en cuidados intensivos (32,70%).

Con respecto a los fallecidos, en abril del año pasado cada día morían centenares de personas en todo el país. Entre el 9 y el 10 de abril se registraron 505 muertes. Ahora, entre el Jueves y el Viernes Santo se han contabilizado 82. Aunque han faltado los datos de Andalucía y Cantabria.

Colas, terrazas y vacunas

Sin embargo, a pesar de la mejora de algunos indicadores epidemiológicos, muchas tradiciones de Semana Santa han quedado, al igual que en 2020, suspendidas. Las primeras que acuden a la mente son las procesiones. Al menos, en esta ocasión, los feligreses han podido acudir a sus parroquias y visitar a sus vírgenes y santos. Pero esto ha provocado en ciudades como Sevilla o Málaga largas colas para ver las veneradas imágenes, así como aglomeraciones en las calles aledañas, esperando la llegada de músicos y cofrades.

A diferencia del Viernes Santo anterior, cuando toda España estaba bajo confinamiento domiciliario, estos días se puede disfrutar del ocio y la hostelería. Aunque en algunas autonomías con más restricciones que en otras. Ante la imposibilidad de trasladarse por el territorio nacional muchos han optado por descubrir su ciudad o hacer escapadas rurales por los alrededores. A pesar de las limitaciones a la movilidad, los expertos tienen miedo del efecto que pueden tener estos días festivos en la cuarta ola de la pandemia.

Por suerte, contamos con un arma de la que no disponíamos hace un año: la vacuna contra la covid. Según los últimos datos, ya se ha inyectado una dosis a 8,3 millones de personas, entorno el 17,5% de la población. El 5,9% de los españoles (2,8 millones) ya ha completado el proceso de inmunización. Además, en las próximas semanas, a los fármacos de Pfizer, Moderna y AstraZeneca se sumará la vacuna de Janssen, que solo necesita una dosis. Lo que, si todo va bien, permitirá acelerar la vacunación, de cara al objetivo de vacunar al 70% del país para verano.

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