El crimen de Godella fue el resultado de una relación turbulenta basada en los abusos, el acoso y el maltrato que ejercía Gabriel sobre su pareja y sus hijos
Gabriele, el padre de los niños de Godella, fue sentenciado a 50 años de cárcel y María, madre de los pequeños, ingresada en un centro psiquiátrico
GodellaLa noche del 14 de marzo de 2019, la localidad valenciana de Godella fue el escenario de un brutal crimen que conmocionó a la sociedad valenciana y española. Ese mismo día e impulsados por sus creencias místico-religiosas, Gabriel mataba a golpes a sus dos hijos, Amiel, de tres años y medio, e Ixchel, de tan solo cinco meses, en una casa de campo del municipio valenciano. Al parecer, ambos progenitores estaban convencidos de la existencia de una secta que les perseguía, asediaba y abusaba sexualmente del niño, y decidieron que la única manera de proteger a los menores era someterlos a un "baño purificador" y terminar con sus vidas para que luego pudieran revivir.
Dos años después de conocerse este macabro caso y tras celebrarse varias sesiones de un juicio formado por un jurado popular, María fue acusada del homicidio de sus dos hijos. Sin embargo, en la sentencia final, fue absuelta penalmente por la concurrencia de una eximente completa de anomalía psíquica (enfermedad mental), aunque tuvo que ser internada en un centro psiquiátrico. Por su parte, Gabriel, el padre de esta familia, fue condenado a 50 años de prisión por los dos asesinatos, al considerar el jurado que fue él el que manipuló a María. Esta condena fue confirmada posteriormente por el Tribunal Supremo.
Los pequeños fueron asesinados a golpes
El crimen de Godella fue el resultado de una relación turbulenta basada en los abusos, el acoso y el maltrato que ejercía Gabriel sobre su pareja y sus dos hijos. Además, esta relación estaba marcada por el consumo de sustancias estupefacientes que sumándose a los problemas mentales de María y a las creencias satánicas de Gabriel formaron un auténtico coctel molotov que desencadenó en un crimen sangriento con la muerte de dos niños.

Durante el juicio por el brutal crimen, María, la madre de esta familia, negaba haber sido ella la que había matado a los niños. La madre de los pequeños asesinados negaba en todo momento haber actuado de común acuerdo para acabar con la vida de los niños mediante un ritual purificador y aseguró que no escuchó nada cuando su pareja y padre de los niños, Gabriel, entró en la habitación donde dormían se llevó a los niños y los mató a pesar de que estaba la perra también dentro.
Al respecto, describía que esa noche se acostó en la cama de matrimonio con sus dos hijos mientras que Gabriel se quedó despierto de vigilia para evitar, como se turnaban todas las noches, ser atacados por la gran secta. Antes de que amaneciera, se levantó de un sobresalto cuando él le puso la mano sobre su hombro y pensó que le tocaba relevarlo. Fue a la cocina a hacerse un café y salió a fumar y en la terraza de debajo vio el cuerpo de su hija Ixchel y al niño en el bordillo de la piscina.

"Gabriel llevaba años convenciéndome de que abusaban de los niños, y de que la secta los iba a matar, lo tenía tan presente que pensé que la secta los había matado, y que teníamos que salir corriendo, pero no podía dejar así a mis hijos", explicaba María durante una de las sesiones del juicio. Entonces los cogió "muy fuerte", se los llevó a unas zonas en las que solían jugar, tiró tierra por encima de ellos, se quitó la ropa manchada de sangre junto a la casa y entró desnuda a despertar a Gabriel.
Pero él ya estaba despierto y le preguntó dónde estaban los niños. Entonces, según el testimonio de María, ella pensó que tenía algo que ver porque desde hacía días sospechaba que también formaba parte de la secta por haber realizado un ritual satánico para acabar con la vida de su madre.
"Me hizo creer que tenía el demonio dentro", confiesa la madre de los dos niños asesinados
En su relato, la madre de los dos pequeños señalaba que, cuando se encontró los cuerpos al despertar, pensó que había sido la secta porque, según ella, "ese hombre me volvió loca" y "me hizo creer que tenía el demonio dentro".

"Ahora creo que fue él porque estuvo despierto toda la noche, lo tenía todo planeado, si nos mataba a los tres, nadie se enteraría porque al día siguiente nos íbamos de viaje", mantenía durante la sesión del juicio. Hay que destacar que María, sufría en el momento de los hechos una esquizofrenia de tipo paranoide, que se encontraba en fase de brote agudo, que anulaba las bases psicobiológicas de su inteligencia y de su voluntad.
Episodios de malos tratos
María relató los episodios de malos tratos que sufría tanto ella como el pequeño. "Me maltrataba, me daba bofetones, me puso contra la pared con un cuchillo y me hizo pasarlo muy mal diciéndome que yo tenía el demonio dentro", apuntaba. Asimismo, tenían "fuertes" discusiones por cómo trataba al niño porque él no soportaba cuando lloraba y "lo lanzaba contra a la cama o al sofá y lo agitaba muy fuerte para que se callara".
"Soy una persona muy ingenua y creía en las conspiraciones, en él creía por encima de todas las cosas, yo le amaba mucho y me creía todo lo que me decía", afirmaba durante el juicio.

Así, estaba convencida de que había una secta que quería llevarse a los niños por la noche y, para evitarlo, organizaban vigilias. Para convencerla, Gabriel le decía que los moratones con los que ella se despertaba eran producto de la secta cuando venían por la noche a "sustraernos material genético y a pincharnos hormonas" porque él era Jesucristo y yo su María Magdalena.
La condena por el crimen de Godella: 50 años de cárcel e internamiento psiquiátrico
Por su parte, Gabriel, durante su declaración en el juicio, negó que indicara a uno de los inspectores que se personaron en la casa el punto concreto dónde estaban los niños sino que le mostró a los agentes diferentes parcelas con los sitios que conocía y a los que solían ir en familia y donde pensaba que podía estar. De hecho, afirmó que siempre ha desconocido dónde se encontraron los cuerpos. "No me permitieron ni ir a sus funerales", se lamentaba en la sesión.
Del mismo modo, el padre, que no supo concretar las fechas del nacimiento de sus hijos, también aseguró que no mantuvo relación con la madre de sus hijos desde que fueron detenidos ambos.

Finalmente, en diciembre de 2021, la sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) confirmaba la condena por el crimen de Godella: 50 años para el hombre que mató a sus dos hijos, de seis meses y tres años, por creencias místico-religiosas, el 13 de marzo de 2019, e internamiento para María.
