Los Sirvent, la familia detrás del turrón español "más caro del mundo" que nació en Jijona hace 300 años
Bautista Sirvent fundó su primer obrador artesanal en 1725 en Jijona, Alicante, consiguiendo hacer el turrón más antiguo de España
Los turrones de pistacho, puestos en duda: la mayoría no contienen más del 12 %
Bautizaron a su turrón como "el más caro del mundo", y tres siglos después han continuado con ese eslogan. La persona detrás de esta hazaña fue Bautista Sirvent. Fundó su primer obrador artesanal en 1725 en Jijona, Alicante, consiguiendo hacer el turrón más antiguo de España. Hasta ahora, un total de 11 generales de la saga Sirvent se han hecho cargo de continuar con su lado, dando lugar a una de las firmas de dulces más reconocidas. ¿Su nombre? Turrones Jijona 1880.
Nació en el contexto de la posguerra española, cuando las materias primas necesarias para la elaboración del turrón tenían un coste desorbitado. Pese a todo, Sirvent decidió emplear productos de calidad con bases de almendra y miel. De ahí surgió el lema "el turrón más caro del mundo", pasando a ser buque insignia de la marca.
Por aquel entonces, España era un país profundamente rural donde los oficios artesanos marcaban el pulso del día a día. En una comarca del levante español, el turrón se elaboraba como un dulce reservado para fechas señaladas, especialmente la Navidad y las ferias de invierno.
La historia de '1880'
La receta apenas había cambiado: almendra, miel, azúcar y clara de huevo. Lo que sí era imprescindible era la experiencia. Saber cuándo la miel alcanzaba el punto exacto, cuánto debía trabajarse la masa o cómo debía reposar el turrón para lograr su textura perfecta eran conocimientos transmitidos de generación en generación dentro de la familia.
Fue en ese contexto cuando la familia Sirvent decidió dedicar su vida a la elaboración del turrón. El obrador era sencillo, casi austero, un espacio junto a la vivienda familiar con calderos de cobre, fuego de leña y almendras procedentes de campos cercanos.
Quien inició la saga no se veía como empresario, sino como maestro artesano. Su compromiso no era producir más, sino producir mejor. Era el respeto por una tradición que no admitía atajos. No fue hasta 1880 cuando se escribió la primera receta original de turrón, de ahí su nombre.
Con la llegada del siglo XX y los primeros avances industriales, el turrón empezó a viajar más lejos. Las tabletas ya no se asentaban en el territorio rural, sino que empezaron a las grandes ciudades. Aun así la familia mantuvo una decisión firme: no alterar la esencia del producto.
Las guerras y la escasez pusieron a prueba a muchas familias artesanas. Hubo momentos en los que elaborar turrón parecía casi imposible. Sin embargo, incluso en los años más duros, se siguió trabajando aunque fuera en cantidades mínimas, porque abandonar el oficio habría sido romper un legado.
El turrón 1880 se convirtió entonces en algo más que un dulce. Su consumo empezó a atribuirse a un tipo de clientela gourmet, interesado en la cultura gastronómica y con gusto por un producto de calidad. No tardó en ser en uno de los dulces navideños por excelencia entre 'royals' y la alta sociedad. Tanto que, en 1974, la familia Sirvent inauguró el Museo del Turrón.
Tres siglos después, aquella familia sigue ligada al turrón. El grupo alicantino es propietario de las marcas de turrones y dulces 'El Lobo', '1880' y 'Doña Jimena'. En 2022 facturaron cerca de 34 millones de euros.
Han cambiado los medios y las exigencias del mercado, pero no su filosofía. El respeto por la receta original y por los tiempos de elaboración sigue marcando cada campaña.
Desde 2024, son Beatriz e Isabel Sirvent quienes se encuentran al frente de 1880 y son accionistas mayoritarias, las primeras mujeres en tomar las riendas de la empresa.
Este 2025, la firma ha sorprendido con dos novedades: helados hechos del turrón 1880 y turrones y polvorones para perros bajo la marca El Lobo.
En este sentido, cada generación ha sabido aportar mejoras sin traicionar el origen. Y aunque ahora se turrón sea considerado por muchos como uno de los más exclusivos del mundo, su valor real no está en su precio, sino en la historia que encierra.