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Todas conocen un caso cercano, incluso sospechan que les ha podido pasar a ellas. Son alumnas de la Universidad de Valencia que han acudido este martes a un taller en la Facultad de Química para aprender a detectar mediante un sencillo test la presencia de éxtasis líquido o GHB en la bebida.
"Lo primero que tienes es un sentimiento de culpa. Me he pasado con el alcohol. Pero luego te das cuenta que no tiene sentido y piensas, cómo me ha pasado a mí, si yo siempre voy con cuidado. Pues sí, pasa". Así cuenta una alumna, el caso de una amiga a la que introdujeron droga en la bebida.
"Cuando sales muchas veces no eres consciente de lo que bebes. Te tomas algo y piensas por qué estoy así, y es muy triste", cuenta otra estudiante.
Es tal la preocupación, que la mayoría ha optado por salir siempre en grupo para cuidarse unas a otras. "Si alguna se encuentra mal nos vamos a casa, aunque no sabemos si ha sido por el alcohol o porque hayan metido algo en la bebida", explica una de las universitarias.
Para evitarlo, buscan soluciones caseras. "He mirado cubre vasos, que solo quepa la pajita para poder beber, pero da pena que tengamos que llegar a estos extremos".
El equipo de investigación MODeLiC (Materiales Orgánicos para Detección y Liberación Controlada) en el marco del proyecto NOSUM, ha desarrollado un sencillo kit que permite detectar el éxtasis líquido en una bebida. "Se trata de una tira de tela que la metemos en la copa que creemos que puede tener droga y luego la metemos en un tubo con un líquido reactivo que cambia a un color rojizo si lleva éxtasis líquido", explica Empar Vengut, investigadora.
Un kit que han probado las alumnas y los alumnos de la Universidad de Valencia. "Es muy útil porque te puedes llevar tu propio test y comprobarlo", afirma una de las asistentes.
Este test se convierte en una nueva herramienta para detectar el éxtasis líquido, una droga incolora, inodora y de sabor ligeramente salado que anula la voluntad del que persona que lo ingiere.
Según la Sociedad Española de Medicina de Urgencias (SEMES), en aproximadamente un 20% de las agresiones sexuales intervienen estas sustancias. "No hay datos oficiales sobre casos, por ello se quiere investigar más en los próximos años", señala Vengut.
De momento, el kit está en fase preliminar y con estos talleres buscan recoger información de los jóvenes para mejorarlo, antes de pasar a la fase de comercialización. "Será un formato más fácil de utilizar, para que se pueda adquirir por aquellos interesados o, incluso, que lo puedan suministrar las propias discotecas", señala Ana Costero, responsable del proyecto.