Las normas de conducta que la princesa Leonor debe cumplir en su regreso a la Academia de San Javier

La hija de los reyes Felipe y Letizia continúa con su formación militar tras la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias 2025
Así ha cambiado la princesa Leonor a través de los Premios Princesa de Asturias: de su primera visita a su debut oficial
Tras la celebración de los Premios Princesa de Asturias este fin de semana y la presencia de los reyes Felipe y Letizia, de la princesa Leonor y la infanta Sofía, la heredera al trono regresa a San Javier para retomar su formación militar en la Academia General del Aire y del Espacio, en Murcia.
En esta fase, la futura reina de España asume un doble papel: por un lado su responsabilidad pública como representante de la Corona y, por otro, su condición de alumna en formación para asumir en el futuro el mando de las Fuerzas Armadas.
Ese escenario exige normas de conducta que debe cumplir como cualquier cadete, y con especial atención al hecho de que su comportamiento exterior repercute en la institución, en la monarquía española y en el modo en el que los ciudadanos evalúan el comportamiento de Leonor.

Desde su incorporación el pasado mes de septiembre, la princesa está sujeta al marco normativo de conducta que rige para todos los alumnos del centro, con implicaciones tanto dentro como fuera de las instalaciones.
Las reglas de conducta
Tal y como indica la propia academia, su comportamiento debe ser "siempre ejemplar" dentro y fuera del centro. Cuando vista el uniforme, debe hacerlo reglamentariamente: ropa y calzado limpios y en buen uso. No podrá llevar las manos en los bolsillos, la gorra inclinada ni botones desabrochados.
Asimismo, debe esmerarse para que su aspecto y presencia sea impecable, fiel al doble rol de militar y alumna.
También tiene que tener muy presente que su conducta fuera de las instalaciones militares servirá para juzgar no sólo a su persona, sino al prestigio de la institución militar, por lo que "tiene el ineludible deber de velar constantemente".
Es de especial importancia la consideración con superiores, ancianos y personas de altos cargos, evitando familiaridades.
La hija de Felipe VI debe reducir sus conversaciones cuando se encuentre con desconocidos, y mantener especial educación cuando represente formalmente a la academia, acatando en todo momento las indicaciones de los agentes y representantes de la autoridad.

En sus desplazamientos, ya sea caminando o en vehículo, dentro o fuera de la academia, debe respetar siempre las normas de seguridad vial, y cuando se encuentre en lugares cubiertos o en la terraza exterior de un café, podrá descubrirse la gorra, pero siempre manteniendo el decoro.
Además, tiene la obligación de mostrarse cortés en el trato con la población, "en particular con aquella a la que más directamente puedan afectar sus actividades", evitando molestias innecesarias y extremando la educación.
Siempre que acompañe a un superior, deberá cederle la derecha, la acera, el pasamanos en escaleras o el lugar preferente según los casos, y situarse ligeramente atrasada, conforme a la práctica de cortesía entre subordinado y superior.
Estas normas, conocidas por el alumnado del centro militar, adquieren una dimensión mayor cuando quien debe cumplirlas es la heredera al trono, y refuerzan la exigencia de que su formación no sea solo técnica, sino también moral y de presencia pública.

Su etapa en la Academia
La entrada de la princesa Leonor en la AGA marca el tercer y último año de su formación militar tras su paso por la Academia General Militar de Zaragoza y la Escuela Naval de Marín.
Fue el pasado 1 de septiembre cuando comenzó su rutina en San Javier, con jornadas que arrancan a primera hora de la mañana, en concreto a las 6:30 horas, y se prolongan hasta entrada la tarde o noche. Las clases teóricas combinan con formación práctica en simuladores, instrucción aérea y entrenamiento físico.
Durante su estancia, comparte todos los alojamientos con sus compañeros, así como los medios, entre ellos, los nuevos aviones Pilatus, que sustituyen a los míticos aviones C-101.

En la práctica, la princesa debe demostrar no solo su competencia técnica, sino también una firme adhesión al código de conducta militar, que incluye disciplina, respeto y una presencia que refuerce el prestigio de la institución a la que representa.
Con su protagonismo en la ceremonia de los Premios Princesa de Asturias, ahora vuelve a una rutina de exigencia y discreción. Será a mediados del año que viene cuando culmine su instrucción militar.
