Antonio Maya, el primer gitano en llegar a la Bolsa española, rompe barreras y estereotipos: "Lo importante es la educación y el esfuerzo"

Antonio Maya, el primer gitano en llegar a la Bolsa española. Redacción Andalucía
  • Antonio Maya, un joven gitano de Granada, se ha convertido en el primer miembro de su comunidad en alcanzar un puesto de responsabilidad en la Bolsa española

  • Antonio ha fundado en Granada la primera academia presencial de inversión, con la misión de acercar de manera práctica y segura el mundo financiero a cualquier persona interesada

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GranadaAntonio Maya Santiago es un joven granadino de 25 años que a su corta edad ya ha marcado un hito histórico, convertirse en el primer gitano en ocupar un puesto en la Bolsa española. Su historia es un ejemplo de esfuerzo, disciplina y superación; un relato que mezcla unos logros académicos excepcionales con la determinación de romper barreras culturales y sociales.

Para él no es nada nuevo. Desde pequeño, Antonio estuvo rodeado de un ambiente de estudio y de trabajo riguroso. Sus padres, ambos abogados, junto con sus tíos y otros familiares cercanos, le transmitieron la importancia del esfuerzo y de la dedicación. "Gracias a ellos adquirí las cualidades necesarias para llegar a donde estoy, capacidad de esfuerzo, tesón y afán de superación", explica Antonio. De hecho, su hermana, que actualmente estudia Psicología, continúa la tradición familiar del compromiso académico.

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El camino de Antonio siempre estuvo marcado por la excelencia académica. Obtuvo Matrícula de Honor en Bachillerato, con todas las asignaturas calificadas con un 10, y en selectividad logró un 13 sobre 14. Decidió cursar un doble grado en Derecho y Administración y Dirección de Empresas en Granada, combinando la tradición familiar con su pasión por las finanzas. Durante estos años acumuló 14 matrículas de honor y descubrió su vocación por la inversión.

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Su entrada en la Bolsa

Fue entonces cuando para perfeccionar su formación, realizó un Máster en Bolsa y Mercados Financieros en el prestigioso Instituto de Estudios Bursátiles de Madrid. Eso marcó su futuro, y su vida.

Apenas con 23 años, y sin haber terminado el máster, Antonio presentó su candidatura para un puesto de Supervisor de Renta Fija en Bolsas y Mercados Españoles (BME). Tras un exigente proceso de selección, fue elegido, convirtiéndose en el más joven en ocupar ese cargo. Una posición que no solo requirió conocimientos técnicos avanzados, sino también una gran capacidad de adaptación y responsabilidad.

"El camino hasta llegar a ser supervisor de mercado ha sido durísimo, no solo por el estudio, sino por la cantidad de tiempo que he estado alejado de mi familia, especialmente cuando decidí irme a Madrid", reconoce.

La lucha contra el racismo

Pero su camino no ha estado exento de obstáculos sociales. Él también ha vivido a lo largo de sus años episodios de racismo que atribuye a la "educación sesgada" que según denuncia reciben algunos niños en sus hogares. "De pequeño no entendía por qué no podía jugar al fútbol o no me invitaban a ciertos cumpleaños. Conforme fui creciendo, empecé a identificar estas conductas y me fui alejando, aunque fui el más perjudicado al ser el único gitano en el colegio", explica.

Es esa la peor cara de su bibliografía, aunque la reconoce poco importante. Antonio prefiere quedarse con lo positivo, con esas amistades que aún conserva del colegio, la universidad, el máster y su trabajo en la bolsa.

Un nuevo giro

En julio de este año, decidió dar un giro a su carrera y volver a casa con los suyos. Así que ahora está en Granada, donde ha fundado la primera academia presencial de inversión en bolsa de la ciudad, con el objetivo claro de acercar el mundo de las finanzas a la calle. "Busco que quien quiera invertir sepa cuándo, en qué y cómo hacerlo de la manera más segura posible", afirma.

La academia ofrece un programa de 80 horas de formación impartido por profesionales del sector, incluido Antonio, y se centra en brindar conocimientos financieros sólidos, combinando teoría y práctica para que los alumnos puedan enfrentarse al mundo de la inversión con seguridad.

Contra barreras y estereotipos

La vida de Antonio Maya es un ejemplo. Como gitano, su presencia en un ámbito tradicionalmente dominado por otros sectores sociales es un testimonio de que el talento y la dedicación no conocen límites y que es la mejor forma de romper barreras. "Lo importante es la educación y el esfuerzo. La educación es la base para que los episodios de racismo no afecten a nuestros hijos ni a futuras generaciones”" subraya.

A pesar de su juventud, Antonio ya ha dejado una huella en el mundo financiero español. Su vida demuestra que con disciplina, sacrificio y pasión, es posible alcanzar metas que parecen inalcanzables: "he tenido que sacrificar muchas horas de mi vida, dedicadas en cuerpo y alma al estudio, he trabajado muchísimo y me he esforzado al máximo para estar bien preparado", subraya.

Una historia inspiradora lejos de estereotipos.